Puede que nunca volvamos a ver un Mazda de la gama RX, ni siquiera un motor rotativo de aquellos que llevaron unos cuantos modelos a lo largo de su historia, pero siempre podremos hacernos con uno de estos clásicos por un módico precio. Hoy hablamos del Mazda RX-7, un coche cuya primera generación se lanzó al mercado en 1978. Se trataba de un deportivo de motor central delantero que montaba un motor rotativo 12A y unas impresionantes faros escamoteables diseñados para mejorar la aerodinámica de la parte frontal.
Este modelo se convirtió en un producto extremadamente popular -no sólo en Japón, sino también en norteamérica-. El RX-7 recibió un lavado de cara en 1980 en el que además se introdujo el motor 6PI y el 12A, un motor rotativo turbo que aumentaba la potencia hasta los 165 CV, aunque para este último se tuvo que esperar hasta 1983.
Y como probablemente sabrás, aquella fue la época dorada del Grupo B de rallies, con grandes máquinas como los Audi Quattro Sport y Lancia Delta S4. Entre ellos, tampoco faltó el Mazda RX-7 Evo Group B de 1985 que os traigo hoy, un modelo bastante peculiar y poco conocido que dentro de poco la casa de subastas RM Sotheby’s pondrá a la venta. Lo cierto es que la marca nipona entró en el mundo de la competición en muy mal momento, ya que los accidentes fatales durante la temporada de 1986 en el Campeonato del Mundo de Rallies supusieron el final de la categoría del Grupo B.
A pesar de todo, Ingvar Carlsson llevó a uno de estos modelos al tercer lugar del podio en el Rally Acrópolis de 1985.
Para competir en esta clase, los organizadores requerían una producción de al menos 20 unidades del vehículo que iba a competir, totalmente preparadas para ello como se puede ver en las imágenes, aunque según indica la casa de subastas, Mazda solo logró fabricar siete unidades completas del RX-7 Evo Group B, pero contaba con piezas, repuestos y componentes para el resto. Bajo el capó, se ubicaba una versión modificada del motor rotativo 13B del coche de calle, aunque desarrollaba una potencia de unos 300 CV (224 kW) que se transmitía al eje trasero. Si te fijas en las imágenes, verás que el tacómetro marca unas escalofriantes 12.000 rpm, así que debía de ser una auténtica bestia…
Pero si hay algo que hace realmente especial a esta unidad es el hecho de que el Mazda Racing Team Europe nunca llegó a competir con ella, por lo que hablamos de un coche que está prácticamente a estrenar. Esta unidad estuvo en la sede del equipo (Bélgica) hasta principios de los años ’90, cuando el importador suizo de Mazda adquirió el vehículo y lo puso en exhibición. Más tarde pasó a manos de una colección privada y, ahora, está a la venta. Se subastará en Londres el próximo mes.