Ya os hemos contado en muchas ocasiones que la contaminación del aire es uno de los mayores problemas medioambientales a los que nos enfrentamos. Tras haberos mostrado cómo habían caído las emisiones durante los periodos de confinamiento, una nuevas tomas de satélite de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) nos vuelve a mostrar la contaminación del aire. Observaciones del satélite Sentinel-5P de Copernicus han sido vitales para seguir la evolución de este tipo de contaminación en Europa, especialmente en el caso de las concentraciones de dióxido de nitrógeno.
Los datos de los satélites se han utilizado mucho este año para vigilar las fluctuaciones en la calidad del aire provocadas por las medidas para combatir la COVID-19.
Científicos del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos (KNMI) y del Real Instituto de Aeronomía Espacial de Bélgica (BIRA-IASB) han empleado datos satelitales de Sentinel-5P y datos terrestres para identificar la correlación entre la COVID-19 y los efectos de la contaminación aérea en Europa.
El siguiente gráfico muestra la concentración media de dióxido de nitrógeno sobre cinco importantes ciudades europeas: Milán, Madrid, París, Berlín y Budapest. En el panel superior aparecen las concentraciones (empleando un promedio móvil de 14 días) en 2019 en comparación con las de 2020 a partir de datos de Sentinel-5P, mientras que en el panel inferior vemos las observaciones in situ -lo que demuestra que la fiabilidad de los satélites es mayúscula-.
Los tonos de gris indican los periodos de confinamiento en 2020, desde su nivel más estricto (gris oscuro) hasta la relajación de las medidas (gris claro). Los porcentajes en rojo representan la reducción en 2020 respecto al mismo periodo de 2019.
Los datos muestran que los mayores descensos, del 40-50 %, se produjeron durante la primera fase de confinamiento en el sur de Europa, específicamente en España, Italia y Francia. En julio y agosto de 2020, los datos sugieren que las concentraciones aún eran entre un 10 y un 20 % menores que los niveles pre-COVID.
Aunque el impacto de la meteorología en las observaciones del dióxido de nitrógeno podría ser significativo hay que subrayar que estos datos se analizan en periodos muy largos de tiempo.
El confinamiento que tuvo lugar en Europa entre marzo y abril provocó una caída significativa en los niveles de dióxido de nitrógeno en áreas densamente pobladas e industrializadas de Europa, incluida la cuenca del Ruhr (Alemania) y el valle del Po (norte de Italia).
Estas reducciones se atribuyen a la importante contribución del tráfico, así como de los sectores industrial y energético, a los niveles de dióxido de nitrógeno. Hacia julio-agosto de 2020 parece que las concentraciones han vuelto a niveles casi normales, salvo sobre las grandes ciudades, donde aún no se ha retomado plenamente la actividad humana.
Fuente | ESA