AMG es conocida por ofrecer a los clientes de todo el mundo el máximo rendimiento, la máxima exclusividad y unas sensaciones de conducción realmente salvajes -sí, el bramido de sus escapes es… sensacional– desde nada menos que 1967, que se dice pronto.
La compañía fundada por Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher cuenta ya con más de 50 años de experiencia a sus espaldas y mucho ojo, porque en el transcurso de este medio siglo de vida, lo que ahora se llama Mercedes-AMG ha registrado numerosos éxitos en el deporte del motor mediante el desarrollo de vehículos únicos de carretera.
Hoy en día, como filial de Daimler AG, la compañía de Affalterbach representa la punta de lanza deportiva del Grupo alemán y, para cada uno de sus 1.500 empleados, el enfoque de sus creaciones está en la promesa que pone sobre la mesa el lema “Driving Performance”, que une la tecnología de vanguardia y la pasión por los productos dinámicos y emotivamente atractivos.
La compañía de Affalterbach está presente en todo el mundo para ofrecer una extraordinaria experiencia que incluye no sólo el desarrollo de productos, sino también la filosofía de los mismos –“un hombre, un motor”, lo que significa que cada motor es, por así decirlos, fabricado a mano por un constructor de motores-.
A lo largo de la historia, son muchos los modelos AMG que hemos llegado a conocer, tanto de calle como de competición. Seguramente cada uno de vosotros ya tiene varios en mente. Algunos coincidiréis en los mismos y otros no. Deportivos, berlinas, familiares, SUVs… la lista es infinita.
Sin embargo, en un homenaje al éxito y buen hacer de la marca, hoy queremos detenernos a hablar de algunos de ellos con un poco más de detalle por el punto de inflexión que supusieron, suponen e incluso supondrán (en el caso del esperadísimo Project ONE) para la marca.
Mercedes-Benz 300 SEL 6.3 AMG
Corría el año 1971 cuando Hans Werner Aufrecht y Erhard Melcher vieron llegar su primer gran éxito en la alta competición, alcanzando el podio en las 24 Horas de Spa tan solo cuatro años después de haber fundado su empresa.
El triunfo fue para la joya que podéis ver en la imagen, el flamante Mercedes-Benz 300 SEL 6.3 AMG -también conocido como ‘The Red Giant’ o ‘The Red Pig’- que bien podríamos considerar como el Clase S de la época, un automóvil de casi cinco metros de longitud plagado de lujo.
Por otra parte, también hablamos de uno de los automóviles más potentes de la época, con un bloque V8 de 6.3 litros en sus entrañas que desarrollaba nada menos que 250 CV y 500 Nm de par en su versión de producción.
La variante de carreras, fue elevada hasta los 6.834 centímetros cúbicos y potenciada hasta los 433 CV y 607 Nm de par, aunque tenía dos problemas: tenía que repostar con frecuencia y era difícil encontrar neumáticos de su tamaño.
Mercedes-Benz 300 E AMG 6.0 “The Hammer”
A mediados de la década de los ’80, AMG seguía siendo un preparador independiente de la firma de la Estrella, pero ese hecho no impidió que tomará prestada la base del Mercedes 300E (W124) para hacer de las suyas.
Hablamos de una época dominada por las grandes berlinas, algo que llevó a este especialista independiente a ensanchar la carrocería, mejorar el chasis, añadir algunos aderezos aerodinámicos y sustituir el motor de seis cilindros original por un V8 de 6.0 litros y aproximadamente 375 CV de potencia.
15 años después de su primer éxito, lo habían vuelto a conseguir, pero esta súper berlina no terminó de gustar en las oficinas de Mercedes-Benz, por lo que nunca pudo llevar las insignias de la marca germana. Según cuenta la historia, el fabricante aludió a perjuicios a su imagen a causa de las preparaciones.
De esta increíble berlina conocida como AMG Black Hammer por su característica pintura negra que abarcaba todo el vehículo solo vieron la luz 30 unidades, convirtiéndose además en la primera berlina de 4 puertas capaz de superar los 300 km/h. Era relativamente discreto en el interior, pero sus impresionantes cifras de rendimiento le permitían codearse incluso con los Ferrari de la época.
Mercedes-Benz C36 AMG
No fue hasta 1993 cuando llegaría a los concesionarios el primer Mercedes-Benz AMG oficial. Estaba desarrollado sobre la base de la Clase C W202 y fue bautizado como Mercedes-Benz C36 AMG como resultado de la colaboración de ambas marcas.
Exteriormente, disfrutó de modificaciones dinámicas importantes como un frontal rediseñado, taloneras, suspensión deportiva o transmisión automática, llegando a alcanzar las 5.000 unidades vendidas.
Bajo el capó, su bloque de seis cilindros en línea y 2.8 litros se acercaba peligrosamente a los 300 caballos, concretamente 280 CV y 385 Nm de par máximo que le permitía alcanzar los 100 km/h en solo 6,9 segundos, con una velocidad punta de 250 km/h.
¿Te parece poco? Pues recuerda que este automóvil de altas prestaciones data de 1993 y es el padre de grandes joyas actuales como el imponente Mercedes-AMG C63 S actual.
Mercedes-Benz CLK GTR
Fue creado en un primer momento para el mundo de la competición, pues el CLK GTR estaba diseñado para competir en el Campeonato FIA GT. Sin embargo, 25 unidades fueron homologadas para su uso en la calle en 1998, aunque siempre manteniendo ese aspecto agresivo acercándose a cualquier modelo que podemos ver en Le Mans.
Esto ha llevado a que sea un modelo de culto, toda una joya para cualquier coleccionista del mundo del motor que está dispuesto a pagar un precio de más de siete cifras cuando alguno sale al mercado.
Hay un concesionario alemán donde se puso una unidad a la venta (Autohaus Sud GmbH) y situó su precio ligeramente por encima de otros superdeportivos de prestigio actuales, tales como un Bugatti Chiron, y por encima de un Porsche 918 Spyder o un McLaren P1, y es que los 2.45 millones de euros que cuesta está al alcance de sólo unos pocos mortales.
Sin duda alguna, su potente propulsor V12 de 6.9 litros con 612 CV, 775 Nm de par y un bramido que parece sacado de la última sinfonía de Mozart, merecen la pena. Alcanzaba los 100 km/h en solo 3,8 segundos y una punta de 320 km/h… según las cifras oficiales.
Mercedes-Benz SL 65 AMG Black Series
En 2009 salía de la fábrica de Affalterbach el espectacular Mercedes-Benz SL 65 AMG Black Series, una de las preparaciones más salvajes del ya de por sí espectacular SL65 que comercializaba la marca por aquél entonces.
Yo diría que es de los AMG más musculosos, agresivos y llamativos de cuantos han salido de la división de altas prestaciones de la Estrella, pues el uso extensivo de fibra de carbono en la carrocería, las mejoras aerodinámicas como el alerón retráctil o sus llantas de hasta 20 pulgadas no pasaban desapercibidas.
Todo ello se combinaba con el soberbio bloque 6.0 V12 biturbo con 670 CV y 1.000 Nm de par máximo que dejaba la relación peso potencia en unos más que convincentes 2,79 kg/CV gracias a una cifra total sobre la báscula de 1.870 kilogramos.
Con sus 3,9 segundos para alcanzar los 100 km/h y una velocidad máxima de 320 km/h, se ganó la merecida fama de ser considerado uno de los mejores deportivos de la pasada década.
Mercedes-Benz SLS AMG
El SLS AMG reflejaba una historia de éxitos sin igual. Era el renacer del mítico ‘Alas de gaviota’ que nacería 66 años después (en 2010) de que el primer modelo, el Mercedes 300 SL Roadster, llegara al mercado. Además, se trataba del primer vehículo construido completamente por Mercedes-AMG.
Recordemos que montaba el increíble bloque V8 de 6.2 litros con 571 CV de potencia y un par máximo de 650 Nm que le permitían detener el cronómetro en el 0 a 100 en 3,8 segundos y alcanzar los 317 kilómetros por hora.
Recordemos que incluso tuvo una versión eléctrica -el SLS AMG Coupé Electric Drive- que se convirtió en el primer vehículo impulsado eléctricamente y de producción en serie que dominaba el Infierno Verde en menos de ocho minutos.
Contaba con cuatro motores eléctricos que ofrecían una potencia total de 751 CV y un par máximo de 1.000 Nm, pudiendo acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 3,9 segundos y llegando hasta una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente.
Mercedes-AMG A 45 S 4MATIC+
El A 45 AMG abría una nueva era en Mercedes-AMG. Era el primer modelo de la clase compacta presentado por la marca de altas prestaciones de Mercedes-Benz en sus más de 45 años de historia, un modelo que simbolizaba y encarnaba la estrategia de futuro «AMG Performance 50», que marcaría la política de Mercedes-AMG GmbH de los años venideros.
El motor AMG de cuatro cilindros en línea con 2.0 litros y turbocompresor desarrollaba en la primera generación una potencia de 265 kW (360 CV) y un par motor máximo de 450 Nm, lo que le convertía en el motor de cuatro cilindros más potente producido en serie en todo el mundo.
Con una potencia por litro de 133 kW (181 CV), superaba incluso a la de los superdeportivos más potentes, así que imagínate de lo que es capaz ahora. El nuevo Mercedes-AMG A 45 S 4MATIC+ sigue siendo el compacto con el grupo sobrealimentado de cuatro cilindros fabricado en grandes series más potente del mundo, un motor que puede adquirirse en dos niveles de potencia y par motor.
En la variante S, este motor de 2.0 litros se asoma al abanico de potencias característico de categorías más elevadas con sus 310 kW (421 CV). El nuevo cambio de doble embrague con ocho marchas AMG SPEEDSHIFT DCT-8G garantiza transiciones perfectas en cualquier situación de conducción y ejecuta los cambios de relación en pocos milisegundos.
Mercedes-AMG G63 6×6
En su día, este mastodonte para surcar dunas se convirtió en el Mercedes-Benz más grande y más caro del catálogo de la marca. Alcanza los 5,86 metros de largo, más de dos metros de ancho y los 2,2 metros de alto, con un precio de casi 500.000 euros.
El vehículo es una brutalidad no solo por su tracción a las seis ruedas, sino por su imponente motor, un V8 Biturbo de 544 caballos y 750 Nm asociado a una caja de cambios 7 G-tronic que envía la potencia a las seis ruedas.
Básicamente, el conjunto de propulsor y transmisión permite al modelo alcanzar cifras que ya le gustaría a algunos pseudo-deportivos, pues acelera de 0 a 100 km/h en poco más de 6 segundos, llegando a alcanzar como velocidad máxima los 160 km/h.
El GMercedes-AMG 63 6X6 se convierte así en el más polivalente de la gama G, con una superficie de carga jamás vista y una masa de más de 3,7 toneladas, ahí es nada….
Mercedes-AMG GT Black Series
En 2016 los chicos de Affalterbach nos mostraron el Mercedes-AMG GT R, una auténtica bestia gestada en el Infierno Verde que nacía como heredero del SLS AMG. Por aquél entonces, los ingenieros apretaron el motor biturbo V8 de 4.0 litros hasta unos nada despreciables 585 CV y 699 Nm de par, todo ello acompañado de un peso 90 kilogramos inferior.
Es innegable que la familia AMG GT ha sido todo un éxito y esa es precisamente la razón por la cuál se ha ido ampliando poco a poco, con nuevas incorporaciones como el Mercedes-AMG GT R Roadster o el Mercedes-AMG GT R Pro, pero sin duda alguna la auténtica bestia de los circuitos es la punta de lanza de la gama, el Mercedes-AMG GT Black Series.
El Mercedes-AMG GT Black Series es un superdeportivo que «encarna perfectamente la rica tradición de la marca en el automovilismo«. Presume de una clara inspiración en los vehículos de carreras GT3 y GT4, al tiempo que es capaz de generar mucho más de 400 kilos de carga aerodinámica a 250 km/h.
Esconde en sus entrañas un corazoncito V8 de 4.0 litros con doble turbo y cigüeñal plano que desarrolla 730 CV (537 kW) y 800 Nm de par máximo gracias a las modificaciones en el árbol de levas, los colectores de escape y el sistema de lubricación por cárter seco. está asociado a una caja de doble embrague con siete velocidades.
Mercedes-AMG Project ONE
El misterioso Project One de AMG probablemente será el vehículo de dos plazas más fascinante que jamás llegue a la carretera de la mano del fabricante de vehículos deportivos de Affalterbach. Solo se fabricarán 275 unidades de este increíble hypercar, cada una de ellas con un coste de ¡2,3 millones de euros!.
Gracias a la suma de su V6 Turbo junto con cuatro motores eléctricos se espera conseguir una potencia de unos 1.020 CV aproximadamente y, con un peso de unos 1.315 kilos, su relación peso-potencia será realmente buena.
Mercedes no promete las 14.500 revoluciones por minuto de un motor F1 pero sí que confirma 11.000 rpm. En comparación con un coche de Fórmula 1, la velocidad de ralentí se ha reducido de 4.000 rpm a 2.000 rpm y cada motor requerirá una reconstrucción completa después de 50.000 km.
El c36 no es un 2.8cc como pone la página, su cilindrada es 3.6