Ya os lo dijimos en su momento, cada Fisker Karma tenía un PVP de 100.000 dólares por unidad pero para su fabricación se emplearon nada menos que 660.000 dólares. Todo estaría dentro de la normalidad si pasase lo mismo que con el Veyron pero el problema radicaba en que el dinero era de los contribuyentes estadounidenses.
Mientras Henrik Fisker negaba una y otra vez el interés de inversores chinos en su empresa de automoción, los últimos informes revelaban que existía una oferta por la marca de 350 millones de dólares por parte de Dongfeng Motor Corp.
No hay necesidad de repetíos toda la historia, pero ahora el gobierno de EE.UU. quiere recuperar las ayudas que dio al fabricante y por eso la empresa sale a subasta mañana.
Parece ser que una subasta de los activos de Fisker permitirá recuperar al gobierno los casi 170 millones de dólares en préstamos de su programa de ayudas diseñado para ayudar a Fisker.
Aún hay activos en Fisker a los que les queda algún valor tales como los planes de desarrollo para el Atlantic así como una planta de producción en Delaware.
Algunos inversores estaban interesados en la compra de Fisker antes de la subasta pero parece que las ofertas han sido rechazadas.
Mañana mismo sabremos quién va a ser el nuevo dueño de Fisker.