Aunque hace unas semanas os hablamos del Ford Escort RS Cosworth como uno de los «grandes» modelos deportivos de Ford, no podemos obviar la existencia del Ford Sierra RS, el primer modelo de la marca del óvalo azul en contar con la insignia Cosworth en el portón trasero.
Presentado al público en el Salón del Automóvil de Ginebra en Marzo de 1985, el Ford Sierra RS Cosworth se introdujo como el medio necesario para homologar al Sierra para las carreras del Touring Car del Grupo A.
Como requisito para competir en el Grupo A, cada fabricante debería de construir y vender al menos 5000 unidades de calle.
El modelo se puso a la venta en Julio de 1986, y estaba basado la carrocería del Ford Sierra de tres puertas. Diseñado por Special Vehicle Engineering (SVE) de Ford e impulsado por un motor turbo de 2.0 litros diseñado por Cosworth, este legendario modelo cuenta con una reputación simplemente extraordinaria.
Por aquel entonces, el Ford Sierra Cosworth era un nuevo tipo de automóvil de alto rendimiento, capaz de humillar a verdaderos automóviles deportivos.
En total se produjeron 5.545 unidades de las cuales, 500 de ellas son extremadamente exóticas. Sí, las 500 unidades en las que hoy nos vamos a centrar fueron enviadas a Aston Martin para su conversión en lo que se rebautizaba como RS500 Cosworth.
El RS500 era una evolución especial. Una vez que Ford construyó las 5.000 unidades necesarias para competir, las reglas del Grupo A le permitieron lanzar un modelo actualizado o evolucionado.
Esta evolución podría traducirse en cambios que se centrasen en mejorar su potencial y sólo podían producir un 10% del total como automóviles de competición y carreras, de ahí el número 500 de su denominación.
El RS500 Cosworth se anunció en Julio de 1987 y tenía un motor Cosworth mejorado con potencia aumentada a 227 CV, unos frenos mejorados, una carrocería modificada y un montaje unitario casi artesanal hecho a mano. Aunque todo esto está muy bien, vamos con un poco de historia…
El proyecto del Sierra RS Cosworth fue «parido» por un señor llamado Stuart Turner en la primavera de 1983 cuando fue nombrado director de desarrollo de Ford Motorsport en Europa. Como buen directivo con ínfulas de grandeza vio que desde hacía años, la marca del óvalo azul había dejado de ser competitiva en el segmento de los automóviles deportivos y mucho de sus competidores estaban adelantando a la marca por ambos lados.
Como proyecto, el RS Cosworth iba a ser caro y claro, Turner necesitaba el apoyo de alguien dentro de la marca y para eso recurrió a Walter Hayes, el vicepresidente de relaciones públicas de la marca en ese momento. El hecho por buscar el apoyo de Hayes radicaba en que fue este el encargado de dar el impulso necesario al proyecto del Ford GT40 que ganó Le Mans en 1966. A pesar de haber pasado muchos años desde las victorias del GT40, Hayes vio con buenos ojos el proyecto y dio todo su apoyo.
Tras obtener pleno soporte de los grandes cerebros de Ford comenzaron las conversaciones con Cosworth donde se habló del motor YAA.
Se trataba de una mecánica tetracilíndrica en línea en la que se marcaron muchas líneas rojas, desde la potencia hasta el número de unidades de producción que ojo a esto, no debería de ser inferior a 15.000 motores. Como puedes imaginar, esta cantidad era salvaje y aunque la marca sólo necesitaba una tercera parte de esa cantidad, aceptó debido a que emplearía esta misma mecánica en futuro modelos.
Para dar vida la mecánica se empleaba la caja de cambios T5 de Borg-Warner, similar a la del Mustang de aquel entonces pero modificada para caber en el Sierra. Debido al número y a las modificaciones, Borg-Warner tuvo que montar una línea de producción específica para las cajas montadas en los Sierra RS Cosworth.
En abril de 1983, el equipo de Turner optó por la Sierra como base para su proyecto ya que se cumplían cada uno de los requisitos entre los que encontramos la propulsión o la refinada aerodinámica. Aunque la fama del Sierra era decente, a velocidades moderadas el modelo era muy inestable y tenía a elevarse peligrosamente por lo que tras extensas pruebas en el túnel del viento se presentó un prototipo que sobre la base del XR4i y gracias a modificaciones fibra de vidrio y aluminio, nos dejaban entrever lo que tenían en mente sus creadores.
El enorme alerón trasero era esencial para mantener el contacto con el suelo a 300 km/h, la apertura entre los faros era necesaria para suministrar aire al intercooler y las extensiones del arco de la ruedas servirían para albergar unas ruedas más anchas. Sobre la base de este «esperpento» (catalogado así por algunos trabajadores de la marca), el departamento de diseño creo lo que hoy conocemos.
Corrían tiempos extraños y aunque el pronóstico de venta era muy inferior al objetivo de la marca, la expectación creada por el modelo y el marketing interno hicieron que Ford recortara gastos. El Ford Sierra RS sólo se comercializaba en tres colores exterior exteriores y uno interior así como dos líneas de equipamiento, con o sin cierre centralizado y con o sin elevalunas eléctricos.
A pesar de que el modelo era bueno, alguien en Ford quería algo más y ese alguien se llamaba Mike Moreton. El señor Moreton fue el artífice de las 500 unidades de las que hoy os hablo y en Marzo de 1987, la compañía de pruebas y desarrollo en ingeniería Tickford fue contratada para el trabajo de conversión de estas 500 unidades. El Cosworth RS500 se anunció en Julio de 1987 y se homologó en Agosto de 1987.
La principal diferencia con respecto al Sierra Cosworth fue el uso de un motor de competición mejorado de Cosworth que destacaba por un bloque con paredes más gruesas, 1.994 cc, un turbocompresor Garrett AiResearch T04 más grande, un intercooler más grande, nuevos inyectores Weber IW025, una bomba de combustible mejorada, una nueva línea de alimentación de combustible, un sistema de lubricación y refrigeración mejorado y una suspensión trasera mejorada. Además de esto, el modelo contaba con un chip de control electrónico nuevo, un escape de acero, suspensiones deportivas rebajadas, llantas de aleación BTTC racing en color dorado y 16″, vinilos específicos, lunas tintadas, una instrumentación que marcaba los 300 km/h, instrumentación adicional en la consola central, pomo de la palanca de cambios deportivo, pedales deportivos.
El RS500 también se diferenciaba estéticamente gracias a un enorme alerón trasero bautizado como «cola de ballena» y ubicado superior del portón, insignias RS500 en la parte trasera y los guardabarros delanteros y unos paragolpes rediseñados para mejorar la refrigeración tanto del motor como del sistema de frenos delantero.
Tal y como estaba planeado, tan solo se produjeron 500 unidades, todas ellas con el volante a la derecha y enfocados para el Reino Unido -aunque no tardaron en aparecer modificaciones de especialistas y conversiones con volante a la izquierda-. Aunque originalmente se esperaba que las 500 unidades fueran negras, del total había también 56 unidades blancas y 52 azules. Se han fabricado un total de 10 réplicas legalizadas del modelo.
Hacerse con una unidad es una misión casi imposible pero si por si estás interesado en conocer el precio de una buena unidad con pocos kilómetros y en buen estado de conservación has de saber que los precios rondan los 50.000 euros.