Parece que ha llegado la hora para el Mazda MX-5. Aunque en la actualidad el modelo cumple con las actuales normativas de emisiones de gases contaminantes y de CO2, para la próxima generación la marca deberá tener muy presente que igual debe hibridar el modelo.
Según hemos sabido gracias a Autocar, altos directivos de Mazda están deliberando durante estos días sobre el futuro del modelo y de la próxima generación del roadster por excelencia. Desde Mazda no solo quieren mejorar el modelo sino hacerlo apto para las futuras normativas eso sí, sin hacer que el modelo engorde ni un gramo.
Dado su volumen relativamente bajo, el MX-5 podría ser uno de los pocos modelos que podría evitar ser electrificado en su quinta generación pero, de cualquier manera, mantener su peso lo más bajo posible es imperativo.
Según el citado medio, el encargado de I + D de Mazda, Ichiro Hirose, dijo: «El peso ligero y el tamaño compacto son elementos esenciales del MX-5, por lo que incluso si aplicamos electrificación, tenemos que asegurarnos de que realmente ayuda al modelo».
El jefe de marca y diseño, Ikuo Maeda, ha subrayado que la opinión pública podría estar cambiando cuando dijo «las preferencias de las personas que disfrutan conduciendo modelos deportivos podría estar cambiando, por lo que debemos pensar en qué dirección va la sociedad». El mismo cargo en la empresa comentó que por el momento no tenían respuesta a cómo será el próximo modelo pero saben que sus futuros clientes no deberían de tener que preocuparse
Bajo nuestro humilde punto de vista, el modelo de futura generación presumiblemente será atmosférico y contará -si acaso- con una ligera hibridación como los últimos modelos de la marca.
Además de la más que probable desconexión de cilindros, el futuro modelo podría conseguir la pegatina ECO gracias a un sistema mild hybrid de 24V que utiliza la nueva tecnología eléctrica de Mazda.
Se trata de un sistema compacto y eficiente que, por un lado, minimiza el consumo de combustible y, por otro, aporta un ahorro adicional a través de la energía recuperada durante la deceleración, que se emplea para alimentar un motor eléctrico auxiliar que asiste al motor principal. Un generador reversible integrado (ISG), accionado por correa, convierte la energía cinética que se recupera durante la deceleración en energía eléctrica y la almacena en una batería de ion litio de 24 V, con 600 kJ de capacidad. Este sistema utiliza un transformador DC/DC para corregirla tensión hasta el valor necesario y la suministra a los componentes eléctricos del coche. La batería de ion litio se monta entre las ruedas, para evitar cualquier pérdida de espacio interior. Esta ubicación ayuda a optimizar la distribución del peso y contribuye a la seguridad en caso de colisión. Adicionalmente, el sistema M Hybrid de Mazda permitiría parar el motor en modo i-Stop durante más tiempo, con el consiguiente efecto positivo en el consumo.