El Audi Quattro presentado en 1980 es el padre de todos los modelos deportivos con tracción total de la firma de los cuatro aros y su motor de cinco cilindros de gasolina tenía mucho que ofrecer. Dotado de turbocompresor, intercooler y tracción permanente a las cuatro ruedas, constituía un poderoso conjunto técnico para su desarrollo, orientado tanto a las pistas de competición como a la carretera.
Inicialmente, entregaba 200 CV (147 kW) y, tras su volante, el finlandés Hannu Mikkola ganó el título de pilotos del Campeonato del Mundo de Rallyes. En 1983, ese mismo año, Audi introdujo la versión Sport quattro en el Salón de Frankfurt, que estaba propulsado por un cinco cilindros de nuevo desarrollo con cuatro válvulas por cilindro realizado en aluminio, capaz de entregar una potencia de 306 CV (225 kW).
Junto a las versiones de producción y de competición que todavía se pueden encontrar repartidas por el mundo, descansa una muy especial en la fábrica de ABT Sportsline, en Baviera. Sí, este preparador lleva desde 1896 deleitando al mundo con sus creaciones, y entre ellas no falta un ejemplar de este mítico modelo que, de cara al Essen Motor Show 2018, lucirá palmito junto al salvaje ABT RS5-R. Podéis verlos juntos en la galería de imágenes.
Como cabría esperar, no se mantiene de serie. Luce orgulloso un kit ensanchado del especialista y, según indica Hans-Jürgen Abt, CEO de la compañía, «en aquél entonces, ajustamos el turbocompresor para lograr una presión de carga de 1.6 bar. Además, utiliza un sistema de escape modificado y un enfriador de aire de mayor carga«. Con ello, su potencia total rondaba los 270 CV, la misma potencia que un Porsche 911 Carrera RS de la época.