En los últimos años, la fiebre SUV ha hecho que se popularicen algunos términos en el mercado. Claro ejemplo de ello son las denominaciones todocamino, todoterreno o SUV; o cómo vamos a ver hoy, los diversos términos que se emplean para hablar de la tracción de estos modelos (entre muchos otros del mercado con todo tipo de carrocerías): AWD, 4WD y 4×4.
Los términos «tracción total», «tracción en las cuatro ruedas» y «tracción 4×4» a menudo se usan como sinónimos, pero en realidad no debería ser así. Es por ello que hoy te vamos a explicar las diferencias entre estas tres tecnologías y, también, cuál es la mejor elección en función de tus necesidades. De ellas depende no solo el precio del coche, si no también el consumo.
Pero antes de entrar en materia, es importante conocer el término tracción. Es la base de todo este artículo. La tracción en un vehículo no es otra cosa que la transmisión de la fuerza del motor hacia el eje delantero, trasero o a ambos. Esta potencia llega a las ruedas y permite que haya movilidad en ellas.
En este sentido, los sistemas de control de tracción optimizan el agarre y la estabilidad del vehículo durante la aceleración midiendo la rotación de la rueda. Antes pérdidas de tracción, actúan deteniendo el giro de la rueda. Lo hacen reduciendo la potencia del motor o aplicando temporalmente los frenos a esa rueda, permitiendo al vehículo avanzar.
AWD o tracción en todas las ruedas
Los vehículos equipados con un sistema All Wheel Drive son aquellos que recurren a un diferencial central. Su función es igualar la tracción en cada una de las ruedas por separado, a fin de mantener un control total del vehículo. La tracción en todas las ruedas consiste en variar la cantidad de potencia enviada a cada rueda, ya sea de manera electrónica o mecánica.
Se trata de un sistema de tracción automatizado, es decir, lo lleva a cabo el coche de manera autónoma. No hay intervención del conductor, por lo que ayuda a reducir el consumo de combustible. Lo habitual es que el propio coche envíe la potencia al eje -delantero o trasero- y este la transfiera a la rueda/ruedas que han perdido tracción.
4WD o tracción en las cuatro ruedas
Un sistema Four Wheel Drive es una tracción total conectable. Su funcionamiento es similar al del sistema AWD, pero requiere de intervención por parte del conductor. En esencia, podemos seleccionar el bloqueo de los dos ejes o de uno solo. Envía la potencia a las cuatro ruedas por igual y sin vectorización de par, es decir, controla la entrega de la potencia entre las ruedas o los ejes.
Suele equiparse en los todoterrenos más que en los SUV y crossover porque resulta más eficaz para maniobrar en situaciones difíciles y de baja tracción. Esto es así porque nos permite un mayor control. La potencia va desde el motor hasta una caja de transferencia, a través de la transmisión, y esta la distribuye entre los ejes delantero y trasero, según nuestras preferencias.
Tracción 4×4
La tracción 4×4 va un paso más allá y se asocia con la reductora, aunque se engloba dentro de lo que es un sistema 4WD. Todoterrenos puros como el Toyota Land Cruiser o el Suzuki Jimny, cuentan con diferentes modos seleccionables dentro de la misma tracción:
- 2H (high o alta): nos permite desconectar un eje (normalmente el delantero) y mandar el 100% de la potencia a uno solo para reducir el consumo de combustible.
- 4H (high o alta): es el modo 4WD para circular a más velocidad. Habitualmente cuenta con vectorización del par.
- 4L (low o baja): pensado para la conducción off road más extrema. Permite al sistema realizar una distribución uniforme de potencia y par en las cuatro ruedas. Solo es recomendable para avanzar por terrenos complicados a baja velocidad.