Las autocaravanas están de moda y son cada vez más los que apuestan por un vehículo de estas características para viajar con todas las comodidades y el máximo espacio. Las hay de todos los tamaños y precios, desde la lujosa Airstream Interstate, la Protec Q18 o la salvaje EarthRoamer XV-HD. Las ventajas de viajar en autocaravana son muchas, como ahorrarnos la noche de hotel o perdernos por las carreteras más recónditas del planeta.
Hay multitud de fabricantes y especialistas de autocaravanas, pero lo que muy pocos saben es que Mini llegó a tener la suya propia, y todo gracias al carrocero británico Wildgoose con sede en Worthing (Reino Unido). Fue a principios de 1960 cuando esta empresa del sur de Inglaterra fabricó una autocaravana muy especial destinada a «parejas de jubilados que desean una vida libre de preocupaciones«. En total se fabricaron 60 unidades de este modelo entre 1963 y 1968.
Para su construcción se utilizó una furgoneta Mini BMC como base y se puso a la venta en forma de tres kits de conversión distintos cuyo precio iba desde las 445 libras hasta las 601 libras. La Wildgoose también estaba disponible como un producto acabado y con la conversión ya hecha sin la necesidad de tener que poner tu propio Mini. Además, el equipamiento de esta autocaravana era todo un lujo para la época, así los pasajeros podían viajar cómodamente durante largas distancias.
El MINI Wildgoose tenía una capacidad para un total de cuatro adultos y equipaba una cocina de gas, un fregadero, una cama de matrimonio, cortinas, numerosos huecos para guardar objetos o un techo elevable que podía activarse de forma totalmente eléctrica. Bajo el capó montaba un motor de cuatro cilindros con 850 cc y tan solo 34 CV, suficiente para viajar con total comodidad y buen ritmo. Podía alcanzar una velocidad máxima de 112 kilómetros por hora, aunque lo habitual era circular a unos 80 km/h.
Opcionalmente cada cliente podía añadir un portaequipajes, un compartimento para la rueda de repuesto, espejos laterales extendidos, literas de tipo hamaca y un mejor aislamiento para la cabina. En el interior su diseño era bastante sencillo, con cuatro asientos en la parte delantera y un salpicadero en el que solo encontramos el clásico velocímetro de la marca británica.
Hoy en día la mayoría de los ejemplares que se fabricaron han desaparecido, aunque algunos siguen estando en buenas condiciones y circulando por las carreteras. Hace poco, encontraron un rarísimo Wildgoose que no había sido restaurado e inmediatamente fue subastado a un coleccionista que pagaría una buena suma de dinero. Sin embargo, está claro que este vehículo tan especial está destinado a desaparecer.
Con su diseño minimalista y estilo británico, el Wildgoose era un vehículo muy especial, además de incluir todas las comodidades para sus ocupantes. Pero el espíritu campero de Mini no ha muerto y todo gracias a una colaboración con el especialista italiano AUTOHOME, el resultado es un MINI Countryman preparado para las aventuras gracias a una tienda de campaña ‘AirTop’ situada sobre el techo. ¿No es genial?