La inflación está causando estragos durante este último año. La escasez de materiales, el incremento del IM o la alta demanda son algunos de los principales motivos. Por desgracia, el gusto por los coches se está convirtiendo en una afición inaccesible. Pero no perdamos la esperanza. Suerte que algunas joyas como la primera generación de Suzuki Swift Sport están para alentarlos.
Divertido, fiable y asequible, muy asequible. Y sobre todo, un coche versátil que te proporcionará la practicidad para el circuito urbano y la deportividad para un tramo de curvas ¿No tenías fichado al Swift Sport en tu lista de favoritos? ¿Todavía no has decidido qué comprarte? Atento, que además de buen coche tiene todas las papeletas para convertirse en un futuro clásico con el que invertir.
El Suzuki que tenía mucho de General Motors
A medidos de los ’70, el mercado de utilitarios de Estados Unidos estaba gobernado, principalmente, por fabricantes orientales. Marcas como Honda, Toyota o Nissan, entre otras, dominaban el segmento B del territorio americano. Estas se engullían las ventas de aquellos vehículos pequeños, prácticos y de bajo coste.
General Motors, golpeada por los infortunios de la crisis del petróleo, no estaba dispuesta a perder tal sesgo de mercado. Tras analizarlo, se puso manos a la obra para hacer frente a los gigantes nipones. Un equipo de ingenieros emprendió el camino de diseñar un coche pequeño y apetecible para el mercado local. Y no era tarea fácil.
Sin embargo, poco tiempo pasaría para que se percataran de que, según sus previsiones, el proyecto no sería viable económicamente. Después de todos los esfuerzos, acabaría por abandonarse. General Motors tenía en sus neveras un proyecto por el que había invertido y que, finalmente, no se materializaría.
Es entonces cuando le ofrecieron la opción de comprarlo a Suzuki, que tenía interés en el mercado estadounidense. Los japoneses aceptaron, cediendo como «pago» un 5% de sus acciones a General Motors. A cambio, Suzuki podría vender el coche en exclusiva en EE.UU.
El proyecto base del Cultus fue ideado por General Motors, que se vendido posteriormente a Suzuki.
A los japoneses no se les presentaron muchas complicaciones para acabar de desarrollar el concepto. Para ello, tomaron prestados algunos elementos del Alto, que por aquel entonces ya estaba en comercialización. Finalmente, en 1983 Suzuki lanzó el Cultus, un utilitario de tres y cinco puertas con motores gasolina de 1.0 litros.
No obstante, si en Estados Unidos el modelo tomó el nombre de Cultus, en otras regiones lo bautizarían de diferente manera. En Canadá lo llamarían Pontiac Firefly; Suzuki Geminett en Japón; Suzuki Forsa en Indonesia o Suzuki Swift en Europa. Este último es probable que ya te suene más.
El Suzuki Cultus GT-I: el modelo precedente
Mientras nacía el Cultus, también lo hacía una versión deportiva a la que llamarían GT-I. Serviría de precedente para el Swift Sport. El Cultus GT-I contaba con un motor 1.3 litros con sistema DOHC, inyección electrónica y 100 CV. Para aquél momento, prestaciones más que suficientes para poder disfrutar de un coche deportivo.
En 1988, Suzuki se reunió con General Motors para brindarle al Cultus un nuevo lavado de cara. De igual forma, también lo haría la versión GT-I. Recibieron un aspecto más moderno y se sumaron 15 CV al motor de 1.3 litros, con algunas mejoras. Aún así, ni el Cultus original ni el GT-I obtuvieron mucho revuelo. A mediados de los años noventa el Cultus acabó pasando a mejor vida.
Una nueva perspectiva
Tras haber sustituido el Cultus por el Ignis en los años 90, Suzuki emprendió desde cero un nuevo proyecto. Los planes eran concebir un utilitario más ambicioso y atractivo, alejándose de lo que había comercializado hasta la fecha. Así, en 2004 la marca lanzó el nuevo Suzuki Swift, basado en los prototipos S y S2, que ya se habían presentado en años anteriores.
La primera generación del Swift Sport forma parte, obviamente, del segmento B. Mide 3,69 metros de largo, tanto para la versión de 3 como de 5 puertas. Sus grandes atractivos son sus condiciones como coche de ciudad y su diseño transgresor, además de contar con una versión deportiva muy apetecible.
Esta es la Sport, estrenada en 2005 y que todavía hoy sigue en el mercado, ahora en su tercera generación. El Swift tuvo buena recepción, sobre todo en el mercado Europeo, algo que no había pasado hasta la fecha. Este nuevo producto era capaz de hacer frente a las ventas de algunos gigantes, tales como Toyota y Nissan.
De hecho, puede que recuerdes su peculiar anuncio con Cristiano Ronaldo en 2005, que catapultaría sus ventas. Aquí tienes el vídeo:
Dentro y fuera del Suzuki Swift Sport
Desde un primer vistazo, las diferencias entre un Swift Sport y la versión normal son escasas. Lo más llamativo en su diseño son los parachoques delanteros y traseros, que le brindan un aspecto aerodinámico. Además, unos faldones laterales envuelven al Swift Sport en un aura más transgresora.
En la parte trasera, dos tubos de escape le dibujan al coche un aspecto robusto. Su diseño se acentúa por el alerón del portón trasero, que tiene una función principalmente estética. Para rematar, esta versión deportiva calza unas llantas de 17’ pulgadas, con posibilidad de optar por unas de 16 pulgadas.
En el interior, lo que más destaca son sus asientos deportivos. Estos cuentan con una banda roja, un detalle de color que se extiende también en los paneles de las puertas. En los mandos, el volante está forrado de cuero y luce unos pedales con acabados metálicos.
El salpicadero tampoco muestra grandes cambios respecto a la versión de serie. El cuadro de mandos es idéntico a la versión estándar. De hecho, algunos echan en falta un indicador de temperatura y presión de aceite. Eso sí, su nivel de acabados interiores es muy aceptable con relación al resto de competidores del momento.
Bajo el capó del Suzuki Swift Sport
Un motor gasolina de cuatro cilindros y 1.6 litros de cilindrada, llamado M16A, da vida a este modelo. Como es de esperar, el M16A es de aspiración natural y con sistema de distribución variable, en la línea del producto japonés. Este entrega 125 CV a 6.800 rpm y un par máximo de 148 Nm a 4.800 rpm.
Uno de los puntos más destacables es su alta relación de compresión, de 11:1. El motor se compone de un bloque de fundición gris y una culata de aluminio. Sus pistones, forjados, cuentan con un chorro de aceite, ideal para la lubricación y disipación de temperatura. Su sistema de distribución, arrastrado por cadena, disfruta de respiración a 16 válvulas y doble árbol de levas en cabeza.
Todo ello está asociado a un cambio manual de cinco marchas, no disponible en automático en el mercado Español. La caja de cambios tiene relaciones muy cerradas, a excepción de la primera. De igual forma, la quinta marcha también monta un engranaje muy cerrado, una gran pega para las cifras de consumos.
A bordo de un Suzuki Swift Sport
Acostumbrados a los motores turbo, uno ya se olvida de cómo funcionaba un atmosférico japonés. La conducción del Swift Sport te hará jugar un mano a mano con el cambio de marchas. Arranca el vehículo, mete primera y no bajes de las 4.000 rpm. De hecho, te exigirá andar alto de vueltas si quieres enlazar bien una buena carretera de curvas.
Para sus 1.105 kg de peso, la falta de potencia puede ser uno de sus puntos débiles. Debes pensar que un 0 a 100 km/h en 8,9 segundos es una cifra un tanto humilde para el resto de sus competidores. Estos pueden ser Renault Clio Sport, un Ford Fiesta ST o un MINI Cooper S, por ejemplo.
Aún así, el dinamismo en carretera es mucho más divertido, y su comportamiento es noble. Se pega muy bien al asfalto, e incluso el puente trasero puede ser juguetón en alguna curva. La conducción del Suzuki Swift Sport es una delicia. Pese a su ligera falta de potencia, el comportamiento en carretera virada es excelente y divertido.
El Suzuki Swift Sport monta una suspensión McPherson delante y un puente trasero torsional, combinado con un sistema de amortiguación Monroe. El tren de rodaje se constituye con un ajuste de muelles distinto a la versión estándar, y con cojinetes especiales. Además, equipa control de estabilidad, que ya empezaba a popularizarse en la época.
El freno proporciona una pisada rotunda y con tolerancia a la fatiga, suficiente para la potencia que entrega. La dirección, de asistencia eléctrica, puede pecar de tener un tacto un tanto artificial. Pes a ello, cuenta con una relación muy directa, ideal para afrontar tramos de carreteras con curvas.
Aún así, no todo puede ser bueno. Y es que los consumos de un Suzuki Swift Sport son bastante altos. Teniendo en cuenta una conducción normal, y con algunos tramos de conducción deportiva, nos podemos situar a los 9-10 l/100 km de media. Su gran enemigo es la autopista, ya que sus relaciones del cambio son cerradas y exige andar alto de vueltas.
Lo que debes tener en cuenta
Desde luego, la compra de la primera generación del Swift Sport es una compra sensata. Por lo general, es un coche fiable, muy fiable, aunque debes revisar algunos puntos. Ya sabes que lo más importante es llevar el historial de servicios al día, algo que, desafortunadamente, puede no producirse.
El uso de gasolina de 95 octanos es en donde más se peca. Dada la alta relación de compresión de este motor, lo adecuado es repostar con gasolina de 98 octanos. De no ser así, a la larga, aparecen fallos en el sistema de escape. Lo elementos más castigados son la sonda lambda o el catalizador.
Estos pueden estropearse, acabando con un consecuente informe desfavorable de la ITV. Las cadenas de distribución no suelen precisar de mantenimiento, pero estaría bien que le echaras un vistazo al tensado. Revisa que al tener el motor en marcha no escuchen traqueteos extraños. Es posible que en estos motores puedan presentarse problemas con los taqués de la culata.
Vigila también que los sensores del sistema de distribución variable VVT hagan una lectura correcta. Notaremos que durante la marcha, el coche puede dar algunos tirones, e incluso puede llegar a pararse. No es una avería cara de reparar, pero puede llegar a estropearse.
Por lo demás, no hay nada que temerle a este coche. El mantenimiento no presenta mayores complicaciones que los de la versión estándar del Swift, y tampoco son nada caros ¿Más motivos para comprártelo? El seguro es barato, e incluso disfruta de la etiqueta de emisiones “C”, que podrá facilitarte la entrada en según qué núcleos urbanos.
¿Qué podemos pagar por la primera generación del Suzuki Swift Sport?
Para la compra, no hay muchas unidades a la venta, y a algunas puede que les falte algo de cuidados. Revisa muy bien la unidad que vayas a comprar y comprueba que los mantenimientos estén al día. Ojo con las modificaciones, que pueden traerte más de un dolor de cabeza, y no solo en la ITV.
Los precios de una unidad en buen estado de un Suzuki Swift Sport de primera generación pueden rondar entre la horquilla de los 4.500 euros a los 6.000 euros. Ten en cuenta que es un motor eterno. Además, además, como ya te hemos contado, es probable que sea uno de esos futuros clásicos que acaben revalorizados.
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Artículo de Joan Bassa Moragues