La importancia de la seguridad y el confort al volante ha llevado a los fabricantes de automóviles a ofrecer a los usuarios un amplio abanico de sistemas de asistencia a la conducción en los vehículos actuales. Uno de los más habituales en los coches modernos es el control de crucero. Sin embargo, ¿sabías que este invento tiene casi 80 años? ¿Y qué su inventor era invidente?
Sí, puede que de no ser por este curioso dato, la historia acerca de los orígenes del control de crucero no despertase una gran curiosidad. Al fin y al cabo, no leemos habitualmente sobre el inventor de otros sistemas esenciales como la dirección asistida o el ABS. Sea como sea, lo cierto es que el ingeniero estadounidense Ralph Teetor se merece estas líneas.
Los orígenes del control de crucero
Poca presentación necesita el control de crucero. Este sistema nos permite programar una velocidad determinada para que el vehículo la mantenga de forma constante y uniforme. En su forma más avanzada, el control de crucero adaptativo, ajusta la velocidad al vehículo precedente y es capaz incluso de detenerse y reanudar la marcha. Todo ello sin que utilicemos los pedales.
Lógicamente, estos innovadores sistemas actuales distan en gran medida de la idea original, que nació en el Reino Unido. El germen fue obra del escocés James Watt, quien buscaba controlar la velocidad de las máquinas de vapor. Hablamos de nada menos que 1788. El sistema creado por Watt se utilizó a principios del siglo XX en algunos vehículos de la compañía británica de automóviles Wilson-Pilcher.
Pese a ello, no era un control de crucero como tal, cuya patente le corresponde a nuestro protagonista, Ralph Teetor. Y ojo, porque la forma en que surgió la idea no tiene desperdicio. De hecho, puede que hasta te sientas identificado con su toc. Básicamente, a Teetor no le gustaba cómo conducía su abogado, Harry Lindsay. Con él compartía muchas horas en el coche.
Básicamente, debido a su ceguera, Lindsay era su chófer. Cuando este hablaba estando al volante, aceleraba y soltaba el acelerador constantemente. Al perder velocidad el coche, volvía a acelerar de golpe y soltaba de nuevo el pedal del gas ¿Cómo solucionarlo? Con un sistema que mantuviese la velocidad constante. Pues dicho y hecho. Teetor registró su sistema en 1948. Recibió la patente el 22 de agosto de 1950.
La crisis del petróleo de la década de los ’70 le dio al control de crucero el impulso que necesitaba debido al ahorro de combustible que suponía.
El primer prototipo de “Speedostat” estaba compuesto por un selector de velocidad en el salpicadero. Iba conectado a un mecanismo del compartimiento del motor que funcionaba con el eje de transmisión. A medida que se acercaba a la velocidad establecida por el conductor, el mecanismo vencía la tensión del resorte para activar un pistón accionado por vacío. Este era capaz de empujar contra el pedal del acelerador.
En 1958, Chrysler lo introdujo en su Imperial como ‘Auto-Pilot’. Otros nombres que se habían barajado eran «Controlmatic», «Touchomatic», «Pressomatic» y «Speedostat», siendo este último el de la marca registrada. Poco después, Cadillac lo comercializó bajo la denominación ‘Cruise Control’. Por aquél entonces, ya incluía la capacidad de bloqueo de velocidad. Un motor electromagnético mantenía la velocidad marcada hasta que el conductor tocaba el pedal del freno.
Ralph Teetor, mejorando la vida de la gente
En 1890 nacía en Hagerstown, un pueblo de Indiana (Estados Unidos), Ralph Teetor. Este joven se convertiría en un ingeniero e inventor apenas unas décadas después. Con apenas cinco años, un accidente con un cuchillo le hizo perder la visión de un ojo. Pero la cosa no quedó ahí. Unos años más tarde, una oftalmía simpática le hizo perder la visión del otro ojo. Quedó totalmente ciego.
Sin embargo, esto no paró al inquieto Ralph. Constantemente jugaba con las piezas y herramientas del taller de su padre. Debido a su ceguera, desarrolló una habilidad especial para sentir los objetos y diseñar todo tipo de inventos. Con solo 13 años fue protagonista en un artículo destacado del ‘New York Herald’: había construido una dinamo en miniatura y un pequeño coche que alcanzaba los 40 km/h.
Teetor finalizó sus estudios de secundaria en 1908 y quiso estudiar una ingeniería. Pensilvania no era la primera opción para ello, pero fue rechazado en otras universidades a causa de su invalidez. Se graduó en Ingeniería Mecánica en 1912 con la ayuda de su prima Neva Deardorff. Tras trabajar brevemente en la empresa familiar, Teetor-Hartley Motor Company, colaboró con la Marina de los Estados Unidos.
Allí ideó un mecanismo para equilibrar dinámicamente las turbinas de vapor en los barcos, ganando una gran reputación. Poco después, tres de sus tíos lo reclutaron para trabajar en su factoría de anillos de pistón, Perfect Circle Corporation. Era la antigua Piston Ring Company, sucesora de Teetor-Hartley Motor Company. De ella salieron piezas para empresas como General Motors, Studebaker, Packard y Chrysler.
Teetor llegó a ser su presidente. Precisamente este trabajo fue el que le llevo a tener que viajar en coche con Lindsay para visitar clientes y hacer crecer la empresa. A lo largo de su vida, Teetor presentó muchas otras patentes. Por ejemplo, el diseño de una transmisión automática hidráulica, un pistón mejorado para controlar la expansión del calor, una cortadora de césped e incluso una maleta en la que cabía más ropa sin arrugarse.
Cada noche, en su sótano, daba rienda suelta a su ingenio. Como revelaba su hija en una biografía de 1995, era una persona que siempre tenía la necesidad de mejorar la calidad de vida de todos los que lo rodeaban. Falleció el 15 de febrero de 1982 en su Indiana natal a los 92 años. En 1988, su nombre y legado fueron incluidos en el Salón de la Fama Automotriz en Dearborn, Michigan, por todas sus contribuciones al mundo del motor.
Fuente: Smithsonian Magazine
Imágenes: Automotive Hall of Fame, Oficina de patentes estadounidense (nº 2.519.859)