Seguramente recuerdes que el último BMW i8 salió el pasado mes de junio de 2020 de la línea de montaje en la planta de BMW Group en Leipzig. Tras una exclusiva producción de 20.500 unidades ensambladas en los últimos seis años, el último en salir de la cadena de montaje fue un BMW i8 Roadster rematado exteriormente en Portimao Blue.
El BMW i8 comenzó su historia de éxito mundial en 2014 como una simbiosis única de diseño futurista y tecnologías orientadas al futuro. El primer modelo híbrido enchufable de BMW Group allanó el camino y sentó las bases para la amplia gama de modelos híbridos enchufables de la compañía. Al mismo tiempo, el BMW i8 se convirtió en el deportivo más exitoso del mundo con un sistema electrificado.
La combinación de una celda de pasajeros hecha de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP) con un chasis de aluminio fue tan revolucionaria como la interacción controlada de forma inteligente del motor de combustión y el motor eléctrico. El uso extensivo de CFRP en la estructura todavía establece estándares en el campo de la construcción ligera inteligente.
La potencia del sistema -tanto en el BMW i8 Coupé como en el Roadster-, con el motor eléctrico y el motor de combustión actuando a la vez, era de 374 CV (275 kW). Aceleraban de 0 a 100 km/h en 4,4 / 4,6 segundos y tenían una velocidad máxima limitada de forma electrónica de 250 km/h. La autonomía eléctrica era de 55 y 53 km en el ciclo NEDC, respectivamente.
Esto convertía al BMW i8 en uno de los coches más potentes del mundo equipados con un motor de tres cilindros, uno de los primeros de la lista incluso; pero lo que quizás no sabías es que hubo un momento en su historia en el que pudo haber equipado un bloque de cuatro cilindros en sus entrañas. La idea, como no, fue de la prestigiosa Alpina.
En 2019, el fabricante de automóviles especializado en poner a punto lo mejorcito de BMW reveló que había desarrollado una potente variante del BMW i8, pero pronto supimos que no seguiría adelante con sus planes de producción y venta. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando hemos sabido realmente el porqué.
Si hace poco supimos por qué Alpina no fabrica MINI deportivos, hoy es el turno del misterioso BMW i8 de cuatro cilindros.
La idea de Alpina pasaba por deshacerse del bloque tricilíndrico del BMW i8 para instalar en su lugar el mismo motor de cuatro cilindros turboalimentado de 2.0 litros que monta el BMW M135i. Este motor se acoplaría posteriormente a los motores eléctricos, con lo que se lograría aumentar la potencia combinada del tren motriz hasta los 462 CV y 700 Nm de par.
Así lo ha revelado Andreas Bovensiepen, CEO de Alpina, durante una entrevista a BMW Blog. Pero aquella arriesgada conversión no iba a ser un camino de rosas y la compañía se encontró con múltiples problemas al desarrollar el automóvil. El primero de ellos era la refrigeración, debiéndose reemplazar el intercooler de serie por uno más grande.
No contentos con ello, era necesario instalar otros dos intercoolers adicionales en los guardabarros delanteros para enfriar el aceite y la transmisión. Y precisamente dicha transmisión era el segundo problema, ya que la caja automática estándar de seis velocidades del i8 no podía soportar la potencia adicional, lo que lo obligaba a adaptar la caja Aisin de ocho velocidades del M135i.
La nueva caja de cambios y el motor de mayor tamaño requerían que Alpina creara un nuevo subchasis trasero que fuera más resistente, lo que en conjunto sumaba alrededor de 100 kilogramos de peso al deportivo. Para mayor inri, el nuevo vehículo habría tenido que someterse a una prueba de choque, lo que representa otro obstáculo para Alpina.
Sin embargo, el mayor desafío al que se enfrentaba Alpina si quería llevar el BMW i8 a producción era la calibración del software. Como se había reemplazado el motor de tres cilindros, se necesitaba volver a calibrar todo el sistema para que funcionara con el cuatro cilindros, un proceso que requería mucho tiempo y dinero. Esto fue la gota que colmó el vaso.
Lo curioso de toda esta historia es que, en unas declaraciones anteriores de Bovensiepen a Jalopnik, el empresario reveló que el proyecto se había abandonado porque BMW le pidió a Alpina que cerrara el proyecto por temor a diluir la identidad de marca ecológica de BMW i. Ahora la pregunta es, ¿entonces cuál fue realmente el motivo? ¿Una combinación de ambos?