Durante los años ’80, cualquier entusiasta de los rallies podía disfrutar de una época dorada con fabricantes como Ford, Lancia o Peugeot, entre otros, sin embargo, solo la firma de los cuatro aros consiguió crear un coche tan icónico como el Audi quattro, un modelo mítico que en 2020 celebra su 40 aniversario.
Con el Audi quattro, la firma de los cuatro aros dio su primer paso en el segmento premium. En el Salón del Automóvil de Ginebra de 1980, un coupé deportivo con tracción total causó un gran revuelo. El Audi quattro fue el primer vehículo de alto rendimiento que se ofreció con tracción total, un concepto de sistema de transmisión que anteriormente solo estaba reservado para su uso en camiones y todoterrenos.
La idea de este automóvil de cuatro ruedas motrices surgió realmente en el invierno de 1976 a 1977, durante las pruebas de manejo del todoterreno Volkswagen Iltis que estaba desarrollando Audi para el ejército alemán en Escandinavia, bajo la dirección de Jörg Bensinger.
Audi trabajaba en un vehículo deportivo de altas prestaciones equipado con el potente motor turbo de cinco cilindros que montaba el Audi 200, y las excelentes características de conducción de este vehículo todoterreno sobre hielo y nieve llevaron a los ingenieros a la idea de instalar el sistema de tracción total del Iltis en un Audi 80 de producción en serie.
En la primavera de 1977 se daba luz verde al proyecto 262, dirigido por Walter Treser. Eran los orígenes del futuro Audi quattro, también conocido como “Ur-quattro”, donde “Ur”, en alemán, quiere decir “original”, o “el primero de su especie”. Sin embargo, su desarrollo no fue un camino de rosas.
En enero de 1978, el primer prototipo experimental con un rudimentario sistema de ejes solidarios demostró sus impactantes cualidades de tracción sobre las primeras pruebas realizadas en las carreteras nevadas de los Alpes austríacos, pero los ingenieros rápidamente descubrieron las dos caras de la moneda.
El sistema de ejes solidarios dejaba claras dos cosas: la superioridad de la tracción a las cuatro ruedas sobre el firme deslizante… y también los inconvenientes para su utilización en un turismo, debido a las torsiones en la transmisión al trazar curvas muy cerradas sobre superficies de asfalto seco.
Por ello, el sistema quattro desarrollado por Audi tenía que hacer compatibles las dos condiciones que debía cumplir la tracción total para un deportivo de calle: ser compacto y ligero, y contar con un diferencial central. El primer paso era solucionar los problemas de tamaño y peso de una transmisión dotada de una caja de transferencia como la que se utilizaba en los todoterrenos.
En aquél entonces, los técnicos recurrieron a una solución genial: una disposición de ejes huecos concéntricos. El eje primario, encargado de repartir la fuerza desde el diferencial central al diferencial delantero, pasaba por el interior del eje secundario, que estaba hueco y transmitía la fuerza desde el cambio al diferencial central.
Esto permitía que el tamaño de la caja de cambios fuera prácticamente el mismo que en un coche con tracción delantera. Los tres diferenciales eran libres, y para asegurar la transmisión de la potencia en condiciones de adherencia difíciles el conductor podía bloquear los diferenciales central y trasero desde unos mandos situados en la consola central, por delante de la palanca de cambios.
El prototipo empleado contaba con 147 kW / 200 CV de potencia que procedían de una variante más potente del motor turbo de cinco cilindros y 2.2 litros presentado en el otoño de 1979, y el resultado fue un deportivo Audi Coupé con el nombre de quattro. El Audi quattro comenzó a venderse a finales de 1980.
Como hemos dicho, era una variante con la carrocería modificada de un Audi Coupé, de líneas afiladas, con tracción total permanente y un potente motor sobrealimentado que proporcionaba un comportamiento dinámico extremadamente deportivo. Un vehículo que sentó las bases de un concepto de tracción particularmente adecuado para coches deportivos y modelos de producción.
La entrada de Audi en el mundo de los rallies con un equipo oficial se produjo en 1978, pero el Audi quattro hizo su debut en el automovilismo a principios de 1981, en el Jänner Rallye en Austria.
La variante definitiva mantenía el motor de cinco cilindros y 2.144 cc, culata de dos válvulas por cilindro, un turbocompresor con una presión de soplado de 0,85 bar y 147 kW (200 CV) de potencia. Gracias a ello, el Audi quattro aceleraba de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos, y alcanzaba una velocidad máxima de 220 km/h.
El precio de venta en Alemania se situó en 49.900 marcos, incluyendo los asientos deportivos, faros antiniebla y llantas de aleación. Este modelo se mantuvo como un modelo más de la gama Audi hasta 1991 y fue objeto de varias actualizaciones técnicas. En 1984, Audi añadió el exclusivo Sport quattro de 225 kW (306 CV).
En 1987, el diferencial central con bloqueo manual instalado en el primer quattro desde su lanzamiento se reemplazó por un diferencial Torsen. Una solución capaz de distribuir el par de forma variable y de permitir el giro independiente de los ejes, con lo que adicionalmente se consiguió que el sistema antibloqueo de frenos ABS dejara de ser incompatible con la tracción total.
Con este sistema, Audi conservaba un diferencial convencional en el eje posterior, que podía bloquearse en condiciones de baja adherencia. El bloqueo del diferencial se desconectaba de forma automática a partir de 25 km/h de velocidad, y el ABS sólo se mantenía desconectado mientras se mantuviera el bloqueo del diferencial trasero.
El Audi quattro en los rallies
No menos interesante es el recorrido de este modelo en la competición. Los éxitos en el Campeonato del Mundo de Rallies llegaron apenas un año después de la presentación del Audi quattro original. Sobre la nieve del Rally de Montecarlo de 1981, el piloto finlandés Hannu Mikkola se adjudicó los seis primeros tramos especiales con una superioridad absoluta, pero se le escapó la victoria.
Por suerte para la firma alemana, dicha victoria no tardó en llegar, fue en la siguiente prueba, el Rally de Suecia. El Audi quattro y la tracción total dominaron el campeonato al año siguiente, en 1982, con siete victorias y el primer título mundial. En 1983, conquistó el campeonato y el subcampeonato de pilotos con Mikkola y Stig Blomqvist.
La tracción total de Ingolstadt revolucionó la escena internacional de los rallies y las carreras desde su llegada.
Ese mismo año, Audi presentó el Audi Sport quattro en el Salón del Automóvil de Frankfurt. La marca de los cuatro aros decidió desarrollar esta versión para mantener el liderato en competición que había conseguido con el Audi quattro, aunque no compitió con ella hasta la siguiente temporada.
Partiendo de la base del “Ur-quattro”, los ingenieros de la marca de los cuatro aros acortaron la distancia entre ejes y desarrollaron una versión del motor de cinco cilindros con 2.1 litros, doble árbol de levas y cuatro válvulas por cilindro. La carrocería estaba fabricada en aramida y fibra de carbono.
Con sus 225 kW (306 CV) a 6.700 rpm y un par máximo de 350 Nm a 3.700 rpm, el coupé deportivo rezumaba tecnología y altas prestaciones. Se convirtió en el primer superdeportivo de Audi, y también en el automóvil alemán más potente fabricado en serie. Su menor batalla le hizo ganarse el apodo de “Shorty”.
Con este modelo, en 1984 llegó el doblete, con el título de marcas para Audi y el de pilotos para Blomqvist, que se convirtió en el primero de la especialidad en ganar cinco rallies en una misma temporada.
La marca de Ingolstadt produjo un total de 214 unidades del Audi Sport quattro, que se comercializaron a un precio de casi 200.000 marcos. Esto mantuvo al Audi Sport quattro como el modelo más caro jamás comercializado por la marca de los cuatro aros hasta la fecha. A cambio, los clientes se llevaban un vehículo impresionante.
En 1985 le siguió el Audi Sport quattro S1, con un motor potenciado hasta los 350 kW (476 CV) para un peso de apenas 1.090 kilogramos. Esto permitía al modelo acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 3,1 segundos. Un deportivo elevado a la categoría de leyenda, que se apuntó entre sus hitos la victoria en la mítica subida al Pikes Peak en Colorado, EE.UU, con Walter Röhrl al volante.
El Audi quattro ha representado desde siempre un símbolo de la innovación tecnológica y el éxito deportivo de la marca. En la actualidad, el concepto quattro no se refiere solamente a un sistema de tracción extraordinario, sino que también es sinónimo de emoción, seguridad y un comportamiento dinámico inigualable.
Los modelos Audi con tracción quattro son al mismo tiempo un factor de impulsión y una parte integrante del lema “A la vanguardia de la técnica” de la marca de los cuatro aros. En la actualidad, la tracción total quattro, en sus diferentes configuraciones, está presente en todas las gamas Audi excepto en el A1.