Una apuesta, sin duda, atrevida. Eso sí, recordada con fervor para los más entusiastas de la marca del rombo. El Renault Safrane Biturbo es un auténtico young timer al que muchos guardamos en nuestro rincón melancólico. Su discreto kit de carrocería, junto con un equipamiento de lo mas lujoso, pasaron muy de puntillas en los años 90.
Sin embargo, no para el legado de la industria del motor. Motor V6, suspensión neumática y dirección asistida variable. Podría parecer que hablamos de la era dorada de Citroën, pero no es el caso ¿Todavía no conoces la incomprendida e injusta historia del Renault Safrane Biturbo?
Pues en ese caso, subamos la persiana del garaje de Renault Classics y hablemos del buen gusto que tienen en Francia para diseñar berlinas.
La berlina francesa que se enfrentó a los gigantes alemanes
Tras el éxito del Renault 25, Renault no podía permitirse perder la estela labrada en el segmento D. La marca necesitaba sustituir al 25 y sus planes se proyectaban en concebir una berlina de un corte más premium. En este sentido, el Renault 19, berlina lanzada en 1988, había alcanzado un considerable nivel de ventas en Alemania.
Así pues, una bombilla se encendió en el equipo creativo de Renault. Los franceses pensaban que si el producto gozaba de un cierto triunfo en Alemania, podía hacerlo en todo el mundo. Por aquel entonces, y por el de ahora, aunque no tanto, Alemania era mercado precursor de berlinas grandes.
El escenario era gobernado por tres gigantes que es muy probable que conozcas: Audi, Mercedes y BMW. En 1992 Renault lanza el Safrane, y con él la versión Biturbo. Se dio a conocer en el Salón de Ginebra de ese mismo año, captando muchas de las miradas de la prensa especializada.
Para el desarrollo del Safrane Biturbo, la marca contó con ayuda externa. Cabe considerar que la flexibilidad de producción de una fábrica de antaño no contaba con las facilidades de hoy ¿Renault busca hacer frente a los alemanes? Pues qué mejor que acudir a Hartge e Irmscher para la preparación del Biturbo.
Renault pretendía canibalizar las ventas de las berlinas del segmento premium, tomando por bandera un planteamiento, cuanto menos, arriesgado.
Para Hartge, el motor; y para Irmscher, la carrocería
Para preparar el motor Biturbo, Hartge tomó de base al Safrane V6 Quadra, ya equipado con sistema de tracción total. El propulsor era el conocido bloque V6 llamado PRV, el mismo que el Citroën XM o el Alpine GTA. Su gran novedad eran los dos turbos KKK colocados en serie, que llegaban a soplaban a 0,5 bares de presión.
En un inicio, Hartge tenía preparados 300 CV de potencia para esta versión. Lo que no tenía tan claro es si su caja manual de cinco relaciones lo podía aguantar. Así que para evitar complicaciones, Hartge programó al Safrane Biturbo con 268 CV a 5.500 rpm y 365 Nm de par a 2.500 rpm.
Pensarás que es una cifra comedida si se compara con un BMW M5 (E34) de por aquel entonces. Un Safrane Biturbo costaba ligeramente menos que M5, pero las cifras de potencia de este eran superiores. Realmente, un Safrane Biturbo lograba un 0 a 100 km en 7.2 segundos, dos segundos más que el BMW.
Por otra parte, para la carrocería, Irmscher decidió vestir al Safrane Biturbo con un atuendo un tanto discreto. Montaba unos paragolpes de diseño más aerodinámico, con unos faros antiniebla frontales de forma redondeada. Un pequeño alerón trasero y un difusor de un tubo de escape lo diferenciaban de la versión de serie. La guinda del pastel eran unas llantas de 17’’, específicas para el modelo Biturbo.
El Renault Safrane Biturbo fue merecedor de apellido premium
El Safrane Biturbo estaba disponible en dos acabados: el Baccara y el RXE. Este último ofrecía el aire acondicionado bizona y un sistema de audio estéreo, algo excepcional para la época. De hecho, el equipamiento con el que contaba estaba muy a la línea de una berlina de Mercedes o BMW.
El Safrane Biturbo ofrecía la posibilidad de montar un teléfono, que funcionaba con una línea móvil. Además, disfrutaba de una pantalla digital, espejos retrovisores fotosensibles y asientos eléctricos regulables. El salpicadero, al igual que la tapicería, podría ser forrado con cuero de alta calidad.
Su tren de rodaje contaba con una puesta a punto de lo más exquisita. El Biturbo equipaba una suspensión neumática adaptativa, dirección asistida de desmultiplicación variable y sistema ABS. En adición, equipaba un diferencial de acoplamiento viscoso, que podía transmitir el par hasta un 90% al eje trasero.
Su recepción: casi todo alabanzas
La prensa lo cualificó, por aquel entonces, como una berlina de altos vuelos. Era un coche cómodo, lujoso y con acabamos muy por encima de las expectativas de una marca generalista. Realmente, este era el objetivo que Renault tenía para el diseño de esta berlina.
El Safrane Biturbo era un coche veloz, aunque sin mostrar un comportamiento sobradamente deportivo. Su conducción, con su sistema de suspensión de aire, era confortable, y con un dinamismo de respuesta noble y previsible. Sin embargo, comparándose con el resto de competidores, generalmente alemanes, la prensa le situaba unos pasos atrás.
Renault Safrane Biturbo: un incomprendido
Tan solo 806 unidades fueron vendidas del Renault Safrane Biturbo, un hecho que muchos lo achacan a su precio. Y es que esta berlina costaba la friolera de 10.950.000 pesetas. El precio de un Biturbo era levemente inferior al de un BMW M5. Aún así, un Mercedes-Benz Clase E era aún más económico que un Biturbo.
Por otra parte, algunos alegaban que el Safrane Biturbo se mostraba discreto, sin apenas variación frente a la versión de serie. Además, las ventas del Renault Laguna V6, que apareció en 1994, empezaron a hacer sombra al Safrane. El Laguna era mucho más económico, y seguía siendo una opción de berlina potente y suculenta para el comprador.
Todo ello, sumado a que tampoco estaba disponible en cambio automático, condujo al modelo a no sobrevivir al rediseño de 1996. Asimismo, la insignia de su capó tampoco ayudaba a situarlo a la altura de una marca premium. El Safrane Biturbo acabó pasando a mejor vida hace ya más de dos décadas, aunque hoy nos queda para el recuerdo de aquellos más nostálgicos.
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Artículo de Joan Bassa Moragues
Yo tengo un safrane v6 rxe biturbo no tiene comparación con ningún auto de alta gama nuevos