De vez en cuando nos gusta contaros secretos del mundo de la automoción, tales como las 22 cosas que seguramente desconozcas del DeLorean DMC-12, las 20 curiosidades más interesantes del mundo de las motocicletas, las cinco cosas que probablemente no sabías sobre BRABUS o quien inventó el primer coche de la historia. Hoy, llega una nueva entrega de la saga y te voy a hablar de 10 curiosidades sobre Mercedes-Benz que quizás no conocías.
El hecho de que los Mercedes-Benz sean a día de hoy algunos de los automóviles más avanzados y lujosos del planeta no es casualidad. Desde que Karl Benz introdujera lo que se considera el primer automóvil impulsado por gasolina en 1886, el fabricante alemán ha sorprendido al mundo con innovadores y tecnológicos sistemas. Demos un repaso a algunas de las contribuciones más fascinantes de la marca a la historia del automóvil.
Un poco de historia para comenzar
Lo que hoy conocemos como Mercedes-Benz tiene una curiosa historia a sus espaldas, pues hablamos de dos empresas que se fusionaron en 1926. El nombre de Mercedes viene de una niña que, por aquél entonces, apenas tenía 11 años. Lo cierto es que Mercedes tampoco era su nombre, sino el alias con el que cariñosamente se referían a ella en su casa, pues su nombre real era Adrienne Manuela Ramona Jellinek.
Su padre no era otro que Emil Jellinek, un importante hombre de negocios y cónsul diplomático que sentía la misma devoción por su hija que por las carreras automovilísticas. El señor Jellinek llegó incluso a competir con algún bólido de la época, pero no fue hasta 1900 cuando encargó a la empresa DMG (Daimler Motoren Gesellschaft), fundada por Gottlieb Daimler, que le fabricase una flota de 36 automóviles.
Dichos automóviles deberían denominarse Daimler-Mercedes y el pasaría a convertirse en el distribuidor exclusivo de Daimler para Austria-Hungría, Francia, Bélgica y los Estados Unidos. Dado su éxito, ambas empresas firmaron un acuerdo para continuar con la fabricación de vehículos y, en 1903, la empresa pasó a llamarse Emil Jellinek-Mercedes.
El nombre de Mercedes se hizo cada vez más fuerte y, en 1926, ya con Jellinek fallecido, Daimler firmó un acuerdo con la empresa Benz, otro de los grandes de la automoción fundada por Karl Friedrich Benz, naciendo entonces Daimler-Benz AG. Cabe señalar dos anécdotas en la vida de la compañía.
Por una parte, que los ingenieros más importantes de la misma fueron Ferdinand Porsche y Wilhelm Maybach, quienes abandonaron la empresa para crear su propia marca de automóviles (Daimler-Benz compraría Maybach años después); y por otra, que el logotipo de la estrella tiene su origen en una postal que Jellinek escribió a su hija Mercedes.
Las puntas de esta señalan la tierra, el mar y el aire, elementos en los que los motores Daimler habían sido pioneros. A lo largo de toda su historia, sus productos han destacado por la introducción de las tecnologías más avanzadas como, por ejemplo, el motor de inyección, el airbag o el ABS.
En 1998 Daimler-Benz, empresa matriz de Mercedes-Benz, se fusionó con Chrysler Corporation dando lugar a Daimler-Chrysler, aunque esta se vendió en 2007. En 2010, Daimler firmó un acuerdo con Renault que aún se mantiene, por el cual ambas compañías comparten tecnologías y desarrollos.
Mercedes inventó la primera moto
Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach, fundadores de Mercedes-Benz, inventaron en 1885 la motocicleta de motor de combustión. A pesar de que esta tenía “cuatro ruedas”, su velocidad era de 18 km/h y el motor desarrollaba 0,5 caballos. Por otra parte, el estadounidense Sylvester Howard Roper inventó un motor de cilindros a vapor (accionado por carbón) en 1867, aunque claro, era a vapor.
Patent-Motorwagen: el primer automóvil moderno
Este triciclo tan especial fue patentado por Mercedes-Benz el 29 de enero de 1886. Gottlieb Daimler fue el encargado de patentar un motor de combustión interna, y ese mismo año comenzó a construir un carruaje de cuatro ruedas sin caballos. La presentación al público del Patent-Motorwagen tuvo lugar el 3 de julio de 1886, y fue la mujer de Karl Benz -Bertha- la encargada de financiar todo el desarrollo de un invento que revolucionaría la historia.
En 1906 nace el primer híbrido
Por mucho que pensemos que los vehículos híbridos son un tema de la actualidad, las primeras compañías de automóviles ya jugaban con una combinación de vehículos eléctricos y de combustión antes de que los motores de gasolina puros dominaran el mercado.
El modelo Mixte de Mercedes-Benz fue en realidad su primer vehículo híbrido. Contaba con un motor de gasolina en posición delantera, compuesto por una dinamo que proporcionaba energía para los dos motores ubicados en la parte posterior. El Mixte tenía una velocidad máxima homologada de 120 km/h, por lo que no era precisamente lento para la época.
Pioneros en equipar frenos y suspensión en ambos ejes
Corría el verano de 1924 cuando Mercedes-Benz sorprendió al mundo equipando toda su gama de productos con frenos en las cuatro ruedas, lo que ayudó a consolidar el compromiso de la compañía con la seguridad. Algo después, en 1931, se presentó oficialmente el Mercedes-Benz 170, que ofrecía una suspensión de resortes en el eje delantero y un innovador sistema de resortes helicoidales en la parte trasera.
Las “Flechas de Plata”: Un invento para ahorrar peso
1955 fue un año glorioso para la Marca de la Estrella. Sus modelos, bautizados como “Flechas de Plata” por su excelente coeficiente aerodinámico, fueron prácticamente imbatibles durante toda la temporada de carreras hace 60 años, alcanzando el podio en todas las principales categorías de automovilismo internacional. Pero la historia nacía más de dos décadas antes.
En 1934 se dejó ver en Nürburgring por primera vez el Mercedes-Benz W25, el cual lucía una carrocería de aluminio. El modelo alemán tenía que estar por debajo de los 750 kg si quería cumplir con la normativa, pero había un kilo extra que no sabían cómo rebajar. En ese momento, el jefe del equipo de competición decidió quitar la pintura, lo que resultó en un brillante bólido de plata que terminó ganando la carrera y consolidando un color arquetípico.
Creador de las zonas de deformación
Seguramente alguna vez hayas dicho o escuchado la frase de que los coches antiguos sí que eran coches, no como los de ahora que se abollan como latas de Coca-Cola. Pues bien, gracias a que los coches se abollan, no son los ocupantes los que reciben toda la fuerza del impacto, y este fue un invento de Mercedes-Benz en 1951.
En 1951, cuando la mayoría de los automóviles norteamericanos se suscribieron a la filosofía de que el metal era más seguro ante un impacto, la investigación del ingeniero de Mercedes-Benz Béla Barényi dio lugar a una patente sobre celdas especiales dentro de una carrocería que se deformarían al impactar.
Conocidas como «zonas de deformación», este invento ayudó a redistribuir la fuerza del impacto durante un choque y, como podemos ver en la actualidad, se implementaron originalmente en los automóviles Mercedes-Benz en 1959 para, posteriormente, formar parte de todos los vehículos del mercado.
AMG nació en un garaje alemán
AMG es conocida por ofrecer a los clientes de todo el mundo el máximo rendimiento, la máxima exclusividad y unas sensaciones de conducción realmente salvajes desde nada menos que 1967, que se dice pronto. Como ya sabrás, en 2017, la compañía fundada por Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher celebró su 50 aniversario.
En el transcurso de este medio siglo de vida, lo que ahora se llama Mercedes-AMG ha registrado numerosos éxitos en el deporte del motor mediante el desarrollo de vehículos únicos de carretera. Hoy en día, como filial de Daimler AG, la compañía de Affalterbach representa la punta de lanza deportiva del Grupo alemán.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, pues Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher preparaban los Mercedes para la competición de forma independiente en el garaje de la casa de Aufrecht, ubicada en la pequeña localidad de Grossaspach, a pocos kilómetros de Stuttgart, donde podemos encontrar la sede de Mercedes-Benz. Así nació el Mercedes 300 SE, el ancestro de los Clase S.
El airbag, el ESP y el ABS son invenciones de Mercedes-Benz
Mercedes-Benz es un fabricante de automóviles ligado profundamente al lujo y la elegancia desde tiempos inmemoriales, pero también pueden hacer gala de haber estado siempre a la cabeza en materia de seguridad. Prueba de ello es que en octubre de 1971 registraron la patente número (DE 2152902 C2), y así fue como nació el airbag y salvó miles de vías en todo el mundo.
No menos importantes son el ABS y el ESP, dos tecnologías que actualmente equipan también todos los vehículos del mercado. Como ya sabes, el ABS es el sistema que evita que los frenos se bloqueen cuando pisamos a fondo el pedal. Mercedes-Benz refinó por primera vez la tecnología con Bosch en los años 70 y, posteriormente, la introdujo en el Clase S en 1978.
Algo después, en marzo de 1995, Mercedes-Benz presentó el programa electrónico de estabilidad ESP. Junto con el cinturón de seguridad, el airbag y el ABS, esta incorporación hacía que las berlinas y deportivos de la marca de la estrella fuese mucho más seguros y llegasen a sacar a sus ocupantes de peligrosas situaciones año tras año.
Garantía ilimitada de kilómetros
Aprovechando casi un siglo de ingeniería de precisión e innovación en materia de seguridad, los vehículos de Mercedes-Benz actuales tienen una prima. A través del programa de vehículos usados certificados de Mercedes-Benz (CPO) no sólo se puede conseguir un vehículo más barato, sino también una garantía de kilometraje ilimitado por hasta cinco años, una cobertura líder en la industria.
Su primer coche autónomo nace en los ‘90
Si bien Mercedes-Benz no creó el primer coche autónomo (este nace en 1918 gracias a Achen Motor), sí que fue pionero en hacer pruebas con ellos. En 1980 una furgoneta guiada por visión de Mercedes-Benz, diseñada por Ernst Dickmanns y su equipo de la Universidad de Múnich, alcanzó los 100 km/h en calles sin tráfico.
Años después, en 1994, dos vehículos robots gemelos –VaMP y Vita-2– de Daimler-Benz y Ernst Dickmans condujeron solos más de mil kilómetros en una autopista de París con tres carriles hasta velocidades de 130 km/h. Los vehículos funcionaron de forma autónoma con pequeñas intervenciones humanas.
Tan sólo un año más tarde, en 1995, el equipo de Dickmanns modificó un Mercedes-Benz Clase S W140 para que hiciera un viaje entre Múnich y Copenhague. El vehículo consiguió alcanzar velocidades superiores a 175 km/h en las Autobahn alemanas, con un tiempo medio entre intervenciones humanas de 9 kilómetros, lo que supuso un 95% de conducción autónoma.