La Clase S es la punta de lanza del fabricante alemán de automóviles y, como tal, siempre ha despuntado en tecnología, lujo, seguridad y potencia, especialmente si pensamos en las poderosas versiones AMG con motor V12, una mecánica más propia de un superdeportivo que de una exclusiva berlina.
Lo que mucha gente desconoce es que Mercedes-Benz estuvo a punto de sorprender al mundo con un motor todavía más poderoso, más salvaje que el bloque W16 de Bugatti que llegó unos años después. Hablamos de un motor de 18 cilindros y 8.0 litros que los ingenieros de la firma de la estrella valoraron en la década de 1990.
Por aquél entonces encontrábamos en el mercado el Mercedes-Benz Clase S de la generación W140. La idea era sacar al mercado una nueva variante insignia y ese motor W18 se conocería como M216, aunque por desgracia nunca pasó de la etapa de diseño por culpa de la cúpula directiva de la marca.
El Clase S W140 tenía dos versiones V12, una con 394 CV y 570 Nm de par motor y otra con 408 CV y 580 Nm.
Para hacer que un motor tan masivo encajara debajo del capó de la Clase S, Mercedes-Benz usó un diseño de W con tres bancos de seis cilindros unidos en un ángulo de 75.5º cada uno. El resultado fue un motor que no era más largo que un seis cilindros en línea tradicional y podía compartir muchos componentes con los motores de seis cilindros de la época.
Mercedes-Benz pensó en ofrecer el motor W18 en dos variantes de la Clase S, cada una de ellas con sus propias cifras de potencia. El modelo de acceso sería el conocido como 800 SEL con 490 CV y 750 Nm de par máximo, mientras que el más prestacional desarrollaría hasta 680 CV y 800 Nm de par.
Esto lo convertiría en el automóvil más potente del planeta por aquél entonces. Sin embargo, los ejecutivos de Mercedes-Benz decidieron que el V12 de 6.0 litros que la compañía también estaba desarrollando en ese momento cumplía con todos los requisitos para ser introducido tanto en las grandes berlinas como en los deportivos de la marca.
Nececito un motor V8 de Mercedes Benz