El logotipo de una empresa refleja su identidad visual, cómo quiere que el mundo la vea. Es importante elegir elementos visuales que permitan al público identificar los productos y servicios que se ofrecen con claridad, así como establecer un vínculo emocional capaz de perdurar en el tiempo, pero cuando hablamos de compañías centenarias como Opel, es muy difícil mantener intacta su imagen.
El logotipo ha de ir evolucionando con la empresa, con el mercado y, sobre todo, con la tecnología de diseño que permite mantenerlo fresco. Cuando se fundó Opel, los responsables de estos elementos gráficos no eran profesionales y se guiaban sólo por la intuición y la fuerza de los símbolos arquetípicos, pues hablamos de una época anterior al establecimiento de las normas de un lenguaje basado en el concepto, la forma y la estética.
En otras ocasiones también te hemos hablado de la historia y evolución del logotipo de Renault.
Es por ello que me ha parecido interesante descubrir que, antes de adoptar el rayo como seña de identidad, Opel se identificó con un ojo, un zepelín o un cohete. Además, hablamos de una compañía que ha sido fabricante de máquinas de coser, de bicicletas y de vehículos a motor, por lo que hoy quiero compartir con vosotros un pedacito de su historia para que la conozcáis en detalle.
La historia de Opel
Al igual que muchos otros fabricantes de automóviles, la historia de Opel no comienza como un fabricante de automóviles. En este caso, Opel Adam fundó su empresa de máquinas de coser en 1962 en Rüsselsheim, no siendo hasta 1886 cuando se introdujo en la fabricación de bicicletas. Como a Opel no le gustaban los automóviles, no fue hasta su muerte en 1895 cuando sus hijos se plantearon introducirse en el negocio de los mismos.
En 1897 adquirieron Anhaltische Motorwagenfabrik, pero Opel Automobile GMBH no abrió sus puertas hasta el 21 de junio de 1899. En el primer año de fabricación de coches en Opel, vieron la luz 11 automóviles, pero en 1900 se detuvo la producción y se pasó a importar modelos Renault y Darracq desde Francia, adquiriendo incluso la licencia de fabricación de estos últimos.
Hubo que esperar hasta 1902 para la presentación de su primer coche totalmente propio, seguido de su primer cuatro cilindros en 1904 y un motor mayor en 1905. La marca no tardó en pasar a manos estadounidenses, ya que en 1929 General Motors se hizo con ella. A partir de entonces, modelos tan míticos como el Kadett, el Kapitan o el Admiral llegaron al mercado, algunos incluso con motores V8 americanos.
Actualmente, la gama de Opel es una de las más variopintas de nuestro mercado, abarcando gran variedad de segmentos. En el extremo inferior encontramos urbanos como las familias Adam, Karl y Corsa; en un escalón intermedio vemos compactos como el Astra o el Cabrio; para las berlinas el Insignia; y para los crossover los Crossland X, Mokka X y Grandland X. Tampoco podemos olvidar los monovolúmenes como el Combo Life y las furgonetas Movano y Vivaro.
La historia del logo de Opel
Como acabamos de ver, en 1862 se fundó Opel, una empresa dedicada por aquél entonces a la fabricación de máquinas de coser. Su primer logo mostraba orgulloso las iniciales de inspiración neoclásica de su fundador, Adam Opel, en unos paneles de hierro fundido de sus prestigiosos modelos. Una vez inmersos en la fabricación de bicicletas, en 1890, la firma renovó totalmente su seña identidad con la primera referencia al rayo que actualmente identifica a la marca.
El modelo ‘Victoria Blitz’, uno de los mayores éxitos de Rüsselsheim en aquella época, dio lugar a un elaborado imagotipo protagonizado por la diosa Victoria, protegiendo con su vuelo a un ciclista.
En 1902, tres años después de que se iniciara la producción de automóviles por los descendientes de Adam Opel, el modelo ‘Opel 10/12 hp Tonneau’ empezó a lucir en su radiador un nuevo emblema con forma de ojo, que contenía el apellido Opel, envuelto por la leyenda ‘Fábrica de automóviles Rüsselsheim’, con la que los mostraban orgullosos el progreso de su compañía.
En esos mismos tiempos, las motocicletas de la casa lucían un estilizado logo con el apellido Opel que, a partir de 1909 y con algunas variaciones, también fue adoptado por sus vehículos de cuatro ruedas, como el exitoso ‘Doktorwagen’.
A partir de 1910 Wilhelm von Opel apostó por un isologo que representara tanto a la marca como a la compañía, recuperando la forma del ojo, esta vez rodeado de hojas de laurel. Este diseño, que en su forma básica permaneció como emblema de Opel hasta 1935, fue obra de Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt, Gran Duque de Hesse.
Ya en 1928, cuando la compañía reanudó la producción de motocicletas, el ojo se adaptó a su nuevo soporte, adquiriendo un color dorado y enmarcándose en un círculo rojo que conseguía diferenciar claramente a estos vehículos de dos ruedas de los automóviles de Rüsselsheim.
A partir de 1937, la compañía adquirió como seña de identidad un estilizado zepelín, que en aquellos tiempos representaba la innovación humana y el progreso técnico, rodeado por un anillo, un importante elemento gráfico que representaba la rueda y la movilidad y que se ha mantenido prácticamente intacto en la imagen de la marca hasta nuestros días.
Pasaron los años y, en 1952, el color blanco y el amarillo aparecieron por primera vez en un logo de la casa como insignia oficial de la marca y sus concesionarios, en un isologo oval que había sido desarrollado en 1937, a la vez que el isotipo del zepelín. Dos años después, el zepelín, que se había quedado anticuado, fue reemplazado en los primeros modelos de posguerra por una futurista aeronave que recordaba a un cohete.
Sus graduales modificaciones a lo largo de los años dieron lugar a una forma que ya en 1963 se parecía más a un rayo que a una aeronave y que inauguró el romance gráfico de los coches de la compañía con el famoso ‘blitz’ que ya habían lucido las bicicletas y camiones de Opel. Un año después, el rayo se convirtió de forma oficial en el emblema de la compañía, siempre rodeado por el popular anillo.
Durante los años 60 y 70, se siguieron probando diversas variaciones de este diseño en el que ya identifica perfectamente la imagen de Opel que ha llegado hasta nuestros días. Por ejemplo, en 1970, la marca se mostraba como un isologo en el que el apellido Opel figuraba bajo el rayo y el anillo, todo ello sobre un cuadrado amarillo. Este emblema sirvió como imagen de la compañía Adam Opel AG, así como para sus concesionarios locales e internacionales.
En 1987, el diseño corporativo de la marca fue remodelado, revisando el isologo de los vehículos y los concesionarios, reduciendo el campo amarillo para conseguir mayor atractivo visual. En 1995, el nuevo y llamativo logo corporativo trató de poner el acento en el crecimiento de la compañía, más moderna y de escala global. Aunque este imagotipo enfatizaba el apellido Opel, todos los vehículos de la marca lucían claramente el rayo y el anillo tanto en su parrilla como en su trasera.
En 2002, el rayo se convirtió en una figura tridimensional con esquinas oblicuas y una silueta dinámica. El cálido y amistoso amarillo corporativo volvió a este isologo dando color al nombre de la marca.
En 2008, coincidiendo con el lanzamiento del modelo Insignia, el isotipo de Opel adquirió una imagen más refinada y atrevida, con un rayo de aspecto esférico y, en consonancia con el nuevo lenguaje de diseño de Opel, una apariencia pulida y de más calidad. El nombre Opel aparece por primera vez grabado dentro de la parte superior del anillo.
El último retoque de la imagen corporativa de la compañía, realizado a mediados de 2016, ha dirigido su mirada a los orígenes del rayo, dejando de lado las tres dimensiones y ofreciendo un isotipo plano, de acuerdo con las tendencias actuales que imperan en un sector automovilístico influido por la era digital. Así, la nueva imagen de Opel recuerda al diseño de los años 70 y 80, en los que el relámpago se erigió como una muestra de la energía y el poder del centenario fabricante alemán.