Hablar de Porsche en la competición es hablar de los éxitos de la casa de Stuttgart en las 24 Horas de Le Mans, al igual que hablar de Ferrari es hablar de infinidad de podios en la Fórmula 1. Esto no es casualidad, pues el fabricante germano ha ganado la mítica prueba de resistencia en 18 ocasiones, una cifra que le convierte en el constructor con más festejos en el circuito de La Sarthe.
Sin embargo, para entender esta consecución de victorias hemos de viajar nada menos que 50 años en el tiempo, cuando comenzó todo con el Porsche 917. El coche de competición más famoso de todos los tiempos hizo su debut en el Salón del Automóvil de Ginebra el 12 de marzo de 1969 y, si el Museo Porsche quiere conmemorar el cumpleaños restaurando el primer 917 que se construyó para dejarlo tal y como era en sus orígenes, nosotros no íbamos a ser menos relatándote su historia.
La renovada reglamentación técnica que la Federación Internacional del Automóvil (FIA) impuso para el Campeonato Mundial de Automóviles Sport en la década de los ’60 -antes categoría Sport de la Copa Mundial de Fabricantes- dio lugar al nacimiento del Porche 917. Inicialmente, la normativa permitía equipar mecánicas de hasta 5.000 cm3, con una producción mínima de 50 automóviles homologados para carretera, aunque tiempo después dicha cifra fue rebajada a la mitad principalmente para permitir la homologación del Ferrari 250 LM y del Lola T70.
El Porsche 917 lucía una carrocería en blanco y verde en el Salón de Ginebra de 1969. Para el Salón de Frankfurt se repintó en blanco y naranja.
Así, basándose en el Porsche 908 y con un desarrollo de tan solo 10 meses, el Porsche 917-001 Grupo 4 que vio la luz en Ginebra fue diseñado para dominar las 24 Horas de Le Mans y ganar el Campeonato del Mundo de Marcas, siendo el primero de los 25 vehículos que tuvieron que fabricarse para cumplir con los requisitos de homologación. El ingeniero jefe del proyecto era Hans Mezger, responsable no sólo del motor doce cilindros sino también del vehículo completo, que empleaba muchos componentes de titanio, magnesio y aleaciones exóticas. El chasis integral solo pesaba 42 kilogramos.
En la primera inspección de la Commission Sportive Internationale de la FIA, los 25 vehículos que debían estar fabricados para recibir la homologación todavía no estaban ensamblados, por lo que no recibieron la homologación. Por esta razón, el 20 de abril de 1969, Ferdinand Piëch expuso 25 Porsche 917 estacionados frente a la fábrica para que los inspectores los vieran. Piëch incluso les ofreció la oportunidad de conducir uno de los automóviles, oferta que estos rechazaron.
Con el objetivo de aprovechar al máximo las posibilidades que permitía la FIA, el Porsche 917 fue equipado con un motor 12 cilindros boxer de 4.494 cm3 refrigerado por aire, con una relación 4 entre ejes y 520 CV. Sin embargo, dada la inestabilidad que el vehículo mostró durante los primeros test de desarrollo, la compañía desistió de utilizarlo en la primera parte del Campeonato de Marcas. Su oportunidad llegó con la sexta fecha del certamen, en los 1.000 Kilómetros de Spa-Francorchamps, cuando se habían resuelto todos los problemas de aerodinámica.
Ya en su primer año, logró la victoria absoluta en los 1.000 Kilómetros de Zeltweg (Austria, 1969), con el suizo Jo Siffert y el alemán Kurt Ahrens al volante, ambos del equipo privado Freiherr von Wendt. Toda la experiencia adquirida ese año se utilizó para mejorar el chasis y la aerodinámica del 917, al cual se dotó también de un nuevo motor de 4.907 cm3 con una potencia de 600 CV a 8.500 rpm.
La versión con cola extendida era capaz de acelerar de 0-100 km/h en menos de 2.5 segundos y desarrollaba una velocidad máxima superior a los 396 km/h.
Un año más tarde, en 1970, el Porsche 917 logró un doblete en las 24 Horas de Daytona, se marcó un 1-2-3 en los 1000 Kilómetros de Brands Hatch y se alzó con el triunfo en los 1.000 Kilómetros de Monza, lo que llevó a que Hans Herrmann y Richard Attwood –del equipo Porsche KG Salzburg- consiguieran el deseado triunfo en la general de las 24 Horas de Le Mans, el mayor éxito de Porsche en competición hasta esa fecha y que repitieron Helmut Marko y Gijs van Lennep en 1971.
Pero eso no fue todo, el segundo puesto del podio también fue para el Porsche 917, con el francés Gérard Larrousse y el germano Willi Kauhsen al volante, mientras que la tercera posición fue ocupada por un Porsche 908 pilotado por los austríacos Rudi Lins y Helmut Marko. Para rematar el año, la marca logró dos victorias adicionales en las 6 Horas de Watkins Glen y los 1.000 Kilómetros de Zeltweg.
Estaba claro que el Porsche 917 había nacido para triunfar. En total, compitió durante tres temporadas en el Mundial de Marcas, disputando 21 carreras y ganando 14 de ellas, lo que le sirvió para que la revista Motor Sport Magazine lo nombrara como “el mejor automóvil de competición de todos los tiempos”. No iban muy desencaminados, ya que en el año 2000, los organizadores de las 24 Horas de Le Mans lo eligieron como “el automóvil del siglo en Le Mans”.
Tras la evolución del 917 con las versiones 917/10 y 917/30 turbo de más de 1.000 caballos de potencia (hasta 1.580 CV en la clasificación), George Follmer y Mark Donohue dominaron el certamen norteamericano CanAm en 1972 y 1973, respectivamente. Estos modelos de Porsche también fueron imbatibles en el campeonato homólogo europeo, la Interserie. Una variante modificada de la tecnología turbo fue utilizada un poco más tarde en un vehículo Porsche de serie, el 911 Turbo, que nació en 1974.
Con el paso de los años, el elenco de victorias de Porsche la completan otros modelos como los 936/77 (1976, 1977 y 1981), 935 (1979), 956 (1982, 1983, 1984 y 1985), 962C (1986, 1987 y 1994), WSC-95 (1996 y 1997), 911 GT1-98 (1998) y 919 Hybrid (2016 y 2017). Sin embargo, solo es el Porsche 917 el que puede presumir con orgullos de haber sido el modelo que inició esta historia.