La década de los ’80 no fue precisamente una de las más gloriosas para Lamborghini. Probablemente no lo supieras, pero en 1987 Chrysler compró la firma italiana y, tan solo un año después, un joven Horacio Pagani tuvo que salvar al Lamborghini Countach de un más que probable olvido. Sí, el mismo Pagani que hoy en día fabrica verdaderas joyas sobre ruedas.
Desde 1985, el fabricante de deportivos italiano estaba inmerso en el desarrollo de un nuevo superdeportivo, el Lamborghini Diablo. Marcello Gandini era el encargado del diseño del nuevo toro, pero a la recién llegada cúpula directiva norteamericana de la compañía no terminaron de convencerle los prototipos del diseñador, por lo que retrasaron el proyecto.
La decisión de Detroit no le hizo precisamente gracia a Gandini, quien como sabréis terminó plasmando su diseño en el Cizeta-Moroder V16T, un deportivo que, a pesar de no ser muy agraciado, contaba con uno de los motores más curiosos de la historia, un motor que posiblemente hasta desconocías. Mientras tanto, Pagani había estado trabajando en un Countach Evoluzione.
Más que una evolución, como indicaba su nombre, era una revolución, pues el modelo estaba a la vanguardia de la tecnología en lo que a materiales ligeros se refería. Lo cierto es que los años ya le pesaban al Countach original, nacido en 1974, así que la propuesta de Pagani fue bien recibida por los nuevos ejecutivos de la firma. Fue entonces cuando Lamborghini decidió dotar al Countach un nuevo chasis, un interior remozado y un nuevo sistema de suspensión.
Los cambios debían ser profundos, pero sin que hiciera falta una nueva homologación. Mientras que Pagani se encargó del «envoltorio» sobre la base del Countach 5000 QV ya existente, el piloto de carreras Sandro Munari puso a punto la suspensión, pues era quien mejor sabía cómo aprovechar al máximo los nuevos neumáticos P Zero de Pirelli. Juntos, tras aplicar unos 500 sutiles cambios, dieron a luz el Lamborghini Countach 25th Anniversary en 1988.
En el nuevo modelo, Pagani elevó ligeramente el frontal, modificó el paragolpes trasero y amplió las entradas de aire tanto frontales como laterales, estas últimas ahora del color de la carrocería.
Los ingenieros también introdujeron algunas novedades en el interior, especialmente en materia de equipamiento, incluyendo ventanas eléctricas, asientos deportivos con respaldos ajustables eléctricamente, un sistema de aire acondicionado mejorado y un volante de nueva factura. Por su parte, el poderoso bloque V12 de 5.2 litros con 455 CV recibió un sistema de inyección mecánica Bosch K-Jetronic para sustituir los dos carburadores.
El motor estaba asociado a una transmisión manual de cinco velocidades que enviaba la potencia al eje trasero. Todo ello ha llevado a que este sea considerado como el mejor Countach jamás producido. Su fabricación con materiales compuestos más ligeros y alta tecnología lo convirtieron en un éxito, un éxito que fue posible gracias a la inversión de más de 50 millones de dólares que hizo Chrysler en la planta de producción de Lamborghini, todo sea dicho.
Presentado en el GP de Monza de 1988, del Lamborghini Countach 25th Anniversary se vendieron nada menos que 658 ejemplares entre ese año y 1990, siendo el deportivo más popular de la compañía de Sant’Ágata Bolognese hasta llegada del Lamborghini Diablo en 1990.