Imagina que eres el afortunado propietario de un Ford Mustang de 1968 pero no te conformas con llevar bajo el capó el típico bloque V8 que lleva todo el mundo que posee un deportivo como el tuyo. Hay que buscar un motor con una buena dosis de caballos sin que la factura total se eleve demasiado pero que tenga una calidad reseñable para que dure otro porrón de kilómetros. Y llegados a este punto, ¿qué decides?
Pues para Beau Miklethun, la respuesta a esta sencilla pregunta vino directamente desde Japón, y es que el ‘trasplante de corazón’ que decidió hacerle a su preciado Mustang clásico tuvo como donante al mismísimo Toyota Supra. Sí, es una mezcla un tanto peculiar, pero tal y como Miklethun relata en su entrevista a eGarage, su coche se comporta totalmente diferente a cualquier otro Mustang de la misma época, y en ese punto es precisamente donde reside todo el encanto de la joya que tiene en el garaje.
Pero ojo, que la decisión de instalar un motor Toyota 2JZ no llegó a la cabeza de nuestro protagonista por arte de magia. Inicialmente Beau introdujo en las entrañas de su Mustang el bloque Ford 2.3 Ecoboost con turbocompresor del Ford Focus RS, pero el resultado no le convenció y cuando el motor reventó, empezó a buscar una solución a la japonesa. Ya me entendéis, realmente duradera, de las que soportan trote.
Ahora, bajo el capó de este icónico muscle car americano reposa un propulsor de seis cilindros turbo, para ser más exactos, el del Supra preferido de Dom Toretto, y desde luego no es para menos, porque la combinación de rendimiento y sonido es sencillamente espectacular.
2JZ
Noooo