El Toyota 4Runner 2025 ya es una realidad y lo cierto es que tiene muy buena pinta. La sexta generación llegará al mercado antes de finales de año y lo hará con un diseño completamente nuevo, una oferta de acabados más amplia y dos nuevas mecánicas de cuatro cilindros que sustituyen al anterior V6. En el punto de mira tiene a los Jeep Wrangler y Ford Bronco.
Tras 15 años en el mercado, el Toyota 4Runner necesitaba una puesta al día. La nueva entrega luce una imagen muy similar a la del renovado Tacoma, con el que comparte muchos elementos. La parte delantera de cada modelo comparte una arquitectura muy angular, pero al mismo tiempo, conserva un carácter individual. También comparten un detalle de diseño en la línea de cintura inferior.
Es innegable que el 4Runner rezuma robustez por los cuatro costados, aunque carece del carisma y el carácter más lúdico de los Bronco y Wrangler. En el interior también son muchas las similitudes con el Tacoma, tanto en diseño como en tecnología. Vemos el mismo túnel central, un salpicadero casi idéntico y los mismos compartimentos de almacenamiento.
El equipo y el diseño varían según el acabado, pero destacan la instrumentación digital de 7 o 12,3 pulgadas y el sistema de infoentretenimiento con pantallas de 8 o 14 pulgadas. Pueden equipar Android Auto, Apple CarPlay, carga inalámbrica del móvil, puertos USB-C… Tampoco faltan paneles MOLLE en la consola central y las puertas.
Un elemento diferenciador es la tercera fila de asientos disponible, así como la clásica ventana trasera eléctrica, una característica heredada del modelo anterior. Desarrollado sobre la plataforma TNGA-F, mide 4.950 mm de largo (+119 mm) y 1.976 mm de ancho (+51 mm). La batalla es de 2.844 mm (+61 mm).
En las entrañas del Toyota 4Runner 2025
Bajo el capó del nuevo 4Runner ya no hay motores V6, pero los nuevos bloques de cuatro cilindros son más potentes y eficientes. El i-Force de acceso es un motor turboalimentado de 2.4 litros con 280 CV (207 kW) y 429 Nm de par máximo. Por encima queda la versión i-Force MAX, que aumenta la potencia hasta los 330 CV (243 kW) y 629 Nm de par motor.
Ambos se asocian a una caja de cambios automática de ocho velocidades. El 4Runner se ofrece en versiones de tracción trasera, 4WD a tiempo parcial o 4WD a tiempo completo. Las versiones RWD cuentan de serie con un diferencial de deslizamiento limitado automático. Las versiones 4WD equipan una caja de transferencia de dos velocidades, además de un LSD automático.
Para salir del asfalto vemos un sistema Multi-Terrain Select mejorado. Ahora opera en los modos 4WD-High y 4WD-Low. Este sistema ofrece configuraciones ajustables para terrenos de barro, tierra y arena, optimizando el control de tracción. Además, equipa control de descensos, la función Crawl Control es más silenciosa y tenemos un bloqueo del diferencial trasero electrónico.
En cuanto a las cotas, hay 233 mm de distancia al suelo en las versiones convencionales, con unos ángulos de entrada y salida de 32º y 24º, respectivamente. Las variantes Trailhunter y TRD Pro ofrecen una distancia al suelo ligeramente mayor debido a sus configuraciones de suspensión únicas; así como numerosos accesorios y elementos enfocados al off road.
El Toyota Safety Sense 3.0 es de serie en toda la gama.
A fin de atraer a todos los clientes posibles con el 4Runner, encontramos hasta nueve versiones diferentes: SR5 (i-Force), TRD Sport (i-Force), TRD Sport Premium (i-Force), Limited (i-Force e i-Force MAX), TRD Pro (i-Force MAX), TRD Off-Road (i-Force e i-Force MAX), TRD Off-Road Premium (i-Force e i-Force MAX), Trailhunter (i-Force MAX) y Platinum (i-Force MAX).