Aunque puede que su diseño exterior sea bastante continuista, el Mercedes-Benz Clase C debutó el pasado año con una larga lista de equipamientos tecnológicos, asistentes a la conducción y tecnologías de seguridad que hacen de este uno de los coches más seguros de la industria. Y el Mercedes-Benz Clase C de BRABUS es todavía mejor.
Diseñado para aquellos que consideran demasiado light las versiones AMG C 43 y C 63 S, el último proyecto del especialista se ofrece en carrocerías berlina y Estate. El preparador alemán ha actualizado los Clase C con motor de gasolina y diésel con potencia adicional, una suspensión más baja y sutiles ajustes de estilo.
Una estética más radical para el Clase C de BRABUS
A nivel estético, BRABUS lleva el kit de carrocería AMG Line opcional a un nuevo nivel. En el frontal podemos ver un nuevo divisor y nuevas inserciones para las tomas de aire. La parrilla Panamericana también recibe algunos ajustes; al tiempo que podemos apreciar luces LED adicionales en la parte inferior del paragolpes.
Si pasamos a la zaga, los protagonistas son los tubos de escape cuádruples. Tienen un diámetro de 90 mm y un acabado en cromo negro. Pone la guinda del pastel el nuevo alerón trasero. Por supuesto, tampoco se dejan al azar las llantas de aleación monobloque. Se ofrecen en tamaños de 18, 19 o 20 pulgadas.
Pueden estar calzadas con neumáticos Continental, Pirelli o Yokohama. Se ajustan a la perfección con los nuevos muelles de BRABUS, que reducen la altura libre al suelo entre 20 y 30 mm, dependiendo de la versión. En el interior hay pedales de aluminio, alfombrillas específicas, umbrales de puertas iluminados y diversas opciones en cuero y Alcantara.
Bajo el capó del Clase C de BRABUS
En las entrañas del Clase C descansa el módulo PowerXtra en las variantes C300 con motor de gasolina y C 300d con motor diésel. El motor de gasolina de cuatro cilindros y 2.0 litros con turbocompresor gana 42 CV adicionales (31 kW) y 50 Nm de par. En total, suma 300 CV de potencia (221 kW) y 450 Nm de par motor.
Por su parte, el bloque turbodiésel de cuatro cilindros y 2.0 litros gana 45 CV (33 kW) y 50 Nm de par. Esto hace que erogue 310 CV (228 kW) de potencia y 600 Nm de par máximo. La potencia se envía a la parte trasera o a las cuatro ruedas a través de una caja de cambios automática de 9 velocidades.
Gracias a las modificaciones, el B30 de gasolina acelera de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos; mientras que el diésel D30 completa el sprint en 5,6 segundos. En ambos casos, la velocidad máxima permanece limitada a 250 km/h. Por supuesto, cada aceleración va acompañada de un rugido ensordecer cortesía del nuevo sistema de escape.