Cuando hablamos de la quinta generación del Toyota Supra, hablamos de un automóvil deportivo en su forma más pura, sin compromisos que disminuyan el placer de la experiencia de conducción. Toyota se ha adherido a la forma clásica de un motor de seis cilindros en línea, montado en la parte delantera y a la amplia colaboración de BMW para dar a luz su deportivo.
Lo mismo ocurre en el interior, donde confort, tecnología y deportividad se dan la mano, todo ello en un envase de corte premium con motivo de la mencionada colaboración con la firma bávara. Es, indudablemente, un gran coche, quizás no tan icónico como la última generación de 1994, pero en todo caso uno de esos pocos deportivos de los que ya no quedan.
Han sido muchos los que han criticado el modelo en los últimos meses, pero pocos han sido los que realmente han visto todo su potencial. Para demostrarlo, Liberty Walk ha vuelto a obrar su magia sobre la carrocería del deportivo y nos muestra una nueva versión que presume de la excentricidad que caracteriza al preparador.
Como se puede ver en las imágenes, este Supra recibe un agresivo paquete de carrocería ensanchado en el que no faltan un alerón de proporciones bíblicas, un segundo spoiler de cola de pato, aletas montadas en los guardabarros, pronunciados faldones, un difusor que quita el hipo o un pronunciado splitter frontal.
El conjunto queda rematado por una actualización de la suspensión. El paquete tiene un coste de 13.185 euros al cambio si lo queremos de fibra de vidrio, o 14.162 euros al cambio si optamos por la fibra de carbono. Si queremos el nuevo capó con tomas de aire, la factura se eleva hasta 15.920 euros y 16.897 euros al cambio, respectivamente.