Tal y como anunciaban los rumores, el Suzuki Jimny ha dejado de venderse como turismo en Europa. El gran éxito comercial del fabricante japonés tiene en contra un nivel de emisiones elevado que no encaja con la actual filosofía en el continente de reducir drásticamente los datos, aunque es cierto que podría volver más adelante como un vehículo comercial del grupo N1.
Mientras que la media general para las marcas ronda los 95 g/km de CO2, el pequeño Jimny con su motor de 1.5 litros atmosférico declara una cifra media de 178 g/km de CO2 para el manual, y de 198 g/km de CO2 para el automático (ambas cifras son WLTP). Esto complica mucho las cosas a Suzuki, que ya ha eliminado los Celerio y Baleno, y la mayoría de versiones sin sistema SHVS en los Ignis y Swift.
Como sabrás, el modelo ha sido un éxito desde su lanzamiento en todos los mercados en los que está o ha estado presente. La demanda ha sido tal que en algunos países se han atrevido incluso con derivados del modelo tradicional, como es el caso de Nueva Zelanda, donde un concesionario nos sorprende con esta peculiar variante pick up.
El modelo empieza en el concesionario como una variante JX convencional, pero los mecánicos de la compañía sustituyen toda la parte posterior por una cama de acero. Al tratarse del servicio oficial, la conversión está aprobada por el fabricante del automóviles y no afecta la garantía de fábrica del Jimny.
Como se puede ver en las imágenes, la caja de acero cuenta con laterales desplegables, lo que facilita las labores de carga y descarga. Además, la conversión incluye una bola de remolque. En términos de equipamiento, es el modelo base, por lo que no dispone de climatizador o sistema de infoentretenimiento. El único «pero» es el precio de la conversión, casi 7.000 euros al cambio.