La respuesta rápida es que sí. No es ningún secreto que nos fríen a impuestos por todos lados, no solo al comprar un coche. Es más, muchos de ellos nos los cobran por duplicado. Que si Circulación, que si IVA, que si Matriculación… Tener un coche sale muy caro. Y no sólo desde el punto de vista del mantenimiento, sino también desde el punto de vista de lo múltiples impuestos que pagamos por ello.
A todo ello hemos de sumarle el gasto en combustible. Como no podía ser de otra manera, también contiene sus correspondientes impuestos. El precio de los carburantes ya sabemos, desde hace años, que tiene un porcentaje muy elevado de impuestos de todo tipo. Y a todo ello hemos de sumarle nuevamente otra buena tanda de impuestos si vendemos el coche.
Hoy nos vamos a centrar en los impuestos que pagamos a la hora de comprar un coche. Como ya sabrás, hay coches que pagan más impuestos que otros porque contaminan más, otros porque son deportivos y por tanto escapan a la socorrida definición de ser un bien de primera necesidad… Sea como sea, hay que decir varias cosas sobre la fiscalidad del coche.
¿Qué pagamos al comprar un coche?
Ahora todos los esfuerzos giran en torno a fomentar las ventas de los vehículos «eficientes». Es decir, aquellos de los que se dice que contaminan y gasta poco, cumpliendo con las exigencias de las estrictas normas Euro 6d. Incluso nos invitan a cambiar los coches antiguos por otros más modernos con ayudas como el Plan MOVES III.
Y todo esto está muy bien, pero ¿de dónde sale ese dinero para que algunos cambien de coche? Exacto. Básicamente, el precio que pagamos al comprar un coche en el concesionario se puede desglosar en:
- Precio franco fábrica: el precio base del coche sin impuestos. Es el mismo para todos los concesionarios del país y, luego ya, cada uno, aplica sus ofertas.
- Equipamiento opcional del coche.
- Transporte del coche desde el taller al concesionario. Precio muy variable que puede llegar a costar en torno a 500 euros.
- IVA.
- Impuesto de Matriculación.
- Impuesto de Circulación.
- Matriculación. En él se incluyen todos los gastos adicionales que tiene el concesionario al vender y matricular un coche. Por ejemplo, el pago en Tráfico de la licencia, las placas de la matrícula y los gastos de gestoría. A veces esto incluye el Impuesto de Matriculación, pero a veces no.
De todo ello solo podemos reducir costes en el equipamiento, pero nada más. Bueno, es posible matricular el coche nosotros mismos, pero el ahorro es simbólico comparado con lo que hemos de pagar de impuestos. Donde de verdad estamos pagando de lo lindo es con el IVA. Este supone algo más de la quinta parte del precio total (a menos que nos lo podamos deducir).
El tipo general que se aplica en España del Impuesto sobre el Valor Añadido es del 21%. También existe un tipo reducido del 4% del que se benefician algunos vehículos (personas con movilidad reducida o minusvalía). Siempre se paga al comprar un coche nuevo. Si se trata de un vehículo de segunda mano, lo pagaremos si se compra a una empresa o autónomo dedicado a la compraventa.
El Impuesto de Circulación
El segundo gran palo que nos pegan es con el Impuesto de Circulación. Es una tasa devengada por los Ayuntamientos que el titular del coche debe abonar por el año natural que se encuentra en curso. Se paga independientemente de si el coche está o no en activo y siempre que éste se encuentre dado de alta en el Registro de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Su denominación oficial es la de Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM). Si no se paga, el coche no puede circular. La cuantía depende de varios factores. A pesar de que viene marcada por la Ley Reguladora de Haciendas Locales, cada ayuntamiento establece ajustes y bonificaciones, ajustándose a unos baremos máximos y mínimos.
Para los turismos, la base del impuesto depende de la potencia en caballos fiscales. Hay bonificaciones de hasta el 75% en muchas comunidades para los coches con distintivo ECO y CERO de la DGT. Además, están exentos vehículos como ambulancias, transporte público de viajeros, uso agrícola, históricos, adaptados para personas de movilidad reducida o con matrículas diplomáticas.
El Impuesto de Matriculación
También conocido como Impuesto Especial sobre determinados Medios de Transporte. La «buena noticia» es que sólo se paga una vez a lo largo de la vida del vehículo. En concreto, la primera vez que se matricule en España. La base del impuesto se calcula según de las tablas que publica el Ministerio de Hacienda y que depende del nivel de emisiones de CO2:
- 0%: si emisiones iguales o inferiores a 120 g/km.
- 4,75%: para emisiones entre 120 g/km y 159 g/km.
- 9,75%: para emisiones entre 160 g/km y 199 g/km.
- 14,75%: si emisiones mayores o iguales a 200 g/km.
Estas tablas se aplican en todo el territorio nacional. Posteriormente, cada comunidad puede aplicar ajustes. También existen reducciones para caravanas y camper (30%), familias numerosas (50%) y personas con movilidad reducida o minusvalía (plazo de cuatro años); así como exenciones para taxis, autoescuelas o vehículos para personas discapacitadas…
Hay que recordar que, en 2021, el Impuesto de Matriculación subió en muchos de los modelos comercializados (y producidos) en España. Lo hizo al hacerse efectivo el ciclo de homologación WLTP. Este altera los consumos para hacerlos más reales y por tanto también las emisiones de CO2 que, a su vez, son las encargadas de marcar los tramos para el Impuesto de Matriculación.
Como vemos, los impuestos son muchos y su coste es importante para nuestro bolsillo. Además, algunos dependen de dónde vives, otros pueden cambiar año a año, otros son fijos… Tampoco conviene olvidar que tenemos que pagar otros impuestos. Por ejemplo, los que se aplican a «servicios» como la SER, los peajes, las zonas especiales, y un largo etcétera.
Al hilo del anterior post….me gusta!
Presupuesto! Son una estafa
Siii
Si.
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