Parece que a la recesión económica, la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 y la incertidumbre general hay que sumar un nuevo factor que parece no tener remedio a corto plazo y está provocando grandes problemas a los fabricantes e industria del automóvil: la falta de semiconductores y otras piezas similares.
Desde hace unos meses hemos estado viviendo varios parones en la mayoría de instalaciones de los fabricantes de automóviles ante la imposibilidad de poder terminar los vehículos por culpa de los semiconductores que nunca llegan. Esto está provocando largas listas de espera, el encarecimiento de los automóviles y la paralización de algunos turnos con el consecuente perjuicio para los trabajadores.
Se pensaba que en cuestión de unos meses se podría haber solucionado el problema pero nada más lejos de la realidad: la demanda de chips y semiconductores es tan alta que la situación ha empeorado. Stellantis por ejemplo ha anunciado que retrasa la vuelta a la actividad en el sistema 2 (se encarga de producir furgonetas) varios días.
Renault por otro lado ha comunicado que parará casi por completo durante el mes de septiembre el turno de noche en la factoría de «Carrocería y Montaje» en Valladolid y lo peor de todo es que no se descartan paros adicionales en otros turnos (tarde e incluso mañana).
La planta de Mercedes en Vitoria había anunciado hace unos días también la paralización de su planta ante la falta piezas y otras como SEAT, Ford y Opel tampoco están jugando en un escenario mejor, debiendo adaptar la producción a las circunstancias actuales. Por todas estas cosas el mercado español parece que seguirá lastrando malas cifras de producción y ventas.