A menudo se ha criticado a los propietarios de los deportivos por conducir haciendo caso omiso de algunas normas de circulación, especialmente los límites de velocidad. Además, muchos de estos modelos requieren de cierta pericia al volante por sus característica. Ahora, en Australia Meridional, los mandamases han optado por tomar las riendas de la situación.
Los entusiastas y coleccionistas que quieran conducir un superdeportivo en este estado deberán hacerse con una licencia de conducir específica a partir del 1 de diciembre de 2024. La jurisdicción australiana ha anunciado recientemente la adopción del nuevo esquema de licencias, así como sanciones más duras para los conductores que pongan en riesgo la seguridad vial.
Australia se pone serie con los infractores
No es la primera vez que leemos acerca de esta particular normativa. El estado australiano la propuso el pasado verano, aunque no ha sido hasta ahora cuando se ha confirmado la medida. Cabe destacar que esta propuesta surgió a raíz de la muerte de Sophia Naismith, la joven de 15 años que falleció atropellada por el conductor de un Lamborghini Huracán mientras caminaba por la acera.
Según recoge la normativa, los conductores de vehículos con una masa vehicular bruta de menos de 4.500 kg, cuya relación potencia-peso sea superior a 375 CV (276 kW) por tonelada, deberán obtener la «licencia U» para «vehículos de ultra alta potencia» (UHPV). La publicación Drive señala que alrededor de 270 conductores tendrán que obtener esta licencia.
Aquellos conductores que deseen obtener la nueva licencia de clase U, deberán completar un curso de capacitación en línea que aún está en desarrollo. El curso buscará garantizar que los conductores de UHPV son conscientes de los riesgos asociados con la conducción de estos vehículos y sus características específicas.
Además, todas las ayudas a la conducción deberán permanecer siempre activadas en la vía pública. En caso contrario, podrían enfrentarse a sanciones de casi 3.000 euros al tipo de cambio actual. Adicionalmente, el estado endurecerá las penas para los conductores involucrados en accidentes graves, que se convertirán en un delito procesable de nivel medio (la pena pasa de 12 meses a cinco años).
Y si el accidente que causa la muerte o lesiones graves a otros usuarios se ve agravado por factores como el alcohol o las drogas, la pena de cárcel puede llegar hasta los siete años, con una inhabilitación mínima de la licencia de conducir de tres años.