Personalmente era desconocedor de esta historia que te voy a contar hoy y que tiene que ver con los modelos descapotables y los targa.
En la actualidad, cada vez son menos los coches descapotables que nos encontramos en el mercado. Sus altos costes, su baja polivalencia y sobre todo, el miedo a la lona y los mecanismos hidráulicos han hecho caer las ventas de esta clase de divertidos modelos muy interesantes de usar todo el año en climas cálidos –aunque curiosamente donde siempre han registrado una mayor volumen de ventas ha sido en países con poca luz solar, quizá porque saben aprovechar al máximo lo que escasamente tienen-.
Pues bien, aunque estos modelos presentan en la actualidad una gran seguridad, refuerzos en los bajos, barras antivuelco y mucho más, no siempre ha sido así y su seguridad no siempre estuvo a la altura de las circunstancias.
Durante la década de los 60, los Estados Unidos fueron testigo de una creciente preocupación por la seguridad automovilística. A medida que el número de automóviles en las carreteras aumentaba, también lo hacía la tasa de accidentes fatales con víctimas mortales y heridos de gravedad. Este contexto llevó a una normativa más rigurosa y a unos requisitos y características de diseño de los vehículos, mucho más estrictos.
Esto incluía toda clase de modelos, incluidos los descapotables, cabriolet o cabrio, conocidos por su atractivo estético y sensación de libertad al conducir.
La percepción de que los descapotables eran menos seguros comenzó a ganar tracción a mediados de los años 60. Los estudios de seguridad realizados por organizaciones como la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) indicaban que los vehículos sin techo fijo ofrecían una menor protección en caso de accidente con vuelco.
La falta de un techo rígido comprometía la rigidez estructural de estos modelos que eran mucho más vulnerables a sufrir aparatosas deformaciones en caso de accidente, algo que también podía resultar en lesiones graves o incluso fatales para los ocupantes.
Estas preocupaciones llevaron a un intento de prohibición de la fabricación y venta de descapotables en los Estados Unidos. Los legisladores, impulsados por un clima de creciente regulación en la industria del automóvil consideraron seriamente la posibilidad de imponer restricciones a esta clase de vehículos para mejorar la seguridad vial.
Aunque no se implementó una prohibición formal, el debate influenció significativamente las decisiones de los fabricantes de automóviles y el desarrollo de nuevas tecnologías de seguridad para toda clase de vehículos, pero en particular para estos que iban a cielo abierto.
Los modelos de tipo Targa eran la respuesta a esta mayor necesidad de seguridad
En respuesta a estas crecientes preocupaciones por la seguridad, los fabricantes de automóviles comenzaron a buscar soluciones que pudieran combinar la sensación de conducción al aire libre con una mayor seguridad estructural. Fue en este contexto donde surgió el diseño targa, una configuración de techo semidescapotable que prometía lo mejor de ambos mundos.
El primer uso comercial del término «targa» se atribuye a Porsche, que en 1966 presentó el Porsche 911 Targa. Este modelo incorporaba un techo desmontable con un arco de seguridad fijo detrás de los asientos delanteros, que proporcionaba una estructura más sólida en comparación con los descapotables tradicionales. Este diseño no solo mejoraba la seguridad en caso de vuelco, sino que también mantenía una gran parte de la experiencia al aire libre tan apreciada por los conductores de descapotables.
El nombre «targa» fue elegido en honor a la carrera Targa Florio en Italia, subrayando el carácter deportivo del modelo y su herencia automovilística.
Este nuevo enfoque en el mercado cabrio no solo ganó popularidad por razones de seguridad, sino también por su atractivo estético y la practicidad adicional que ofrecía.
A partir de entonces, el concepto targa fue adoptado por otros fabricantes.
La amenaza de una ley, cambió los descapotables para siempre
El diseño targa marcó una innovación importante en la industria automotriz, ofreciendo una solución efectiva a las preocupaciones de seguridad sin sacrificar la experiencia de conducción descapotable. Aunque la prohibición total de los descapotables nunca se materializó, el temor a su posible implementación llevó a una revolución en el diseño de automóviles, destacando la capacidad de la industria para adaptarse a las demandas de seguridad.
Hoy en día, los modelos targa siguen siendo un símbolo de sofisticación y diseño y en general los modelos a cielo abierto han evolucionado en materia de seguridad con arcos rígidos, sistemas pirotécnicos ocultos y mucho más.