En los tiempos que corren, cada vez estamos más acostumbrados a ver coches híbridos y eléctricos por nuestras carreteras, y por suerte parece que la tendencia por los sistemas de propulsión alternativos a la combustión va en aumento. Como a todos los vehículos, a este tipo de automóviles también les llega la hora de pasar la ITV en un determinado momento.
Tanto si tienes un coche híbrido o eléctrico como si lo tuyo es mera curiosidad, puede que en alguna ocasión te hayas planteado estas incógnitas: ¿cómo son las ITV para coches híbridos y eléctricos? ¿Se diferencian de las del resto de vehículos? ¿Son más baratas por ser más sencillas?
La ITV para los coches híbridos
Empezaremos por los coches híbridos, más comunes en nuestras carreteras. En estos casos, la inspección tiene la mayor parte de sus particularidades en la prueba de emisiones contaminantes. Este tipo de vehículos siempre va a disponer de un motor de combustión, por lo general de gasolina, que forma parte de su sistema de propulsión, ya sea directa o indirectamente.
Digo esto porque, mientras que en unos modelos el motor de gasolina es generador de electricidad y propulsor a la vez, en otros solamente funciona para producir electricidad para el motor eléctrico. Independientemente del tipo que sea, tiene que ser sometido a la prueba de gases, por lo que contará con los sistemas anticontaminación (catalizador, sonda lambda…) que le correspondan, según la normativa vigente en la fecha en la que se homologaron.
En este artículo te explicamos cómo funciona un coche híbrido y los tipos que existen.
La realización de la prueba es prácticamente idéntica a la de un motor de combustión normal, teniendo que estar tanto el motor como el catalizador a una temperatura adecuada. La peculiaridad viene a la hora de poner en marcha el motor de combustión, ya que cada modelo lo hace de una manera diferente.
Como norma general, todos los híbridos tienen una opción para forzar el arrancado del motor de gasolina, independientemente de los parámetros que tenga establecidos por fábrica para ponerlo en marcha según las necesidades de conducción.
Mientras que en algunos modelos es tan simple como pisar el acelerador a fondo varias veces, en otros, hay que seguir una serie de pasos jugando con los pedales de freno, acelerador, y con la caja de cambios, conformando una secuencia para indicar al vehículo que queremos ponerlo en modo prueba. Una vez arrancado, la prueba y los valores límites, son idénticos a los de los motores convencionales.
A estos coches como a los demás, también se le hace prueba de diagnosis a través de OBD cuando les corresponde, (aunque haya sido suprimida esta prueba actualmente por la situación especial que estamos pasando) pudiendo dar los mismos fallos que uno convencional.
La ITV para los coches eléctricos
Si hablamos de coches eléctricos puros, ni que decir tiene que no tienen prueba de emisiones contaminantes. En el caso de motocicletas o ciclomotores eléctricos, también estarían exentos de la prueba de ruidos.
En cuanto al resto de la inspección, todo es exactamente igual, aunque se presta especial atención a todos y cada uno de los elementos eléctricos que componen la propulsión del vehículo, debido a la posibilidad de encontrar fallos de conexión, corrosión, montajes o reparaciones incorrectas, entre otros.
La nueva normativa de la Unión Europea (UE) obliga a todos los vehículos eléctricos e híbridos de nueva homologación en Europa a incluir Sistemas Acústicos de Alerta de Vehículos (SAAV o AVAS). Este sistema sería también controlable en la ITV al ser un sistema de seguridad, pero por el momento no hay nada oficial al respecto.
Como siempre ha pasado, las inspecciones se irán adaptando a la modernización de los vehículos, por lo que en un futuro es muy probable que se instalen más medidas de control, como por ejemplo la detección de alguna modificación en los parámetros de fábrica que conlleve un aumento de potencia.
Y quien sabe si algún día será posible transformar un híbrido normal en un híbrido enchufable, o un coche de combustión normal en híbrido o viceversa… conllevando todo esto una reforma que, en caso de hacerse realidad, tendría que homologarse como cualquier otra.
Un artículo de Julio Lozano