Resulta cuando menos curioso que en China los usuarios no presten demasiada atención a los altos niveles de contaminación, especialmente en las grandes ciudades como Pekín en las que es prácticamente imposible respirar con normalidad debido a la densa niebla tóxica que recubre toda la urbe.
Según un estudio realizado por medios independientes, los usuarios chinos son conscientes de la alta contaminación existente en las grandes ciudades pero se niegan a dejar sus vehículos por una razón que resulta impactante además de lógica: ir en coche es más sano que andando.
El pasado mes de octubre las autoridades chinas modificaron las tasas impositivas, bonificando aquellos vehículos con cilindrada inferior a los 1,6 litros que se supone deberían contaminar menos. El problema principal es que son muchos los vehículos vendidos con baja cilindrada que contaminan mucho, lo que al final no soluciona las cosas.
Pese a las restricciones a la compra en algunas ciudades e incluso la imposición de sorteos para poder adquirir un vehículo, las ventas de automóviles nuevos en China siguen creciendo. El último cambio en la normativa bonificando los motores de menor cilindrada ha provocado el efecto contrario al esperado por el gobierno, aumentando las ventas en un 25% durante el pasado mes de noviembre.
Los chinos solían comprar hasta la fecha coches con cilindradas medias de 1,8 y 2 litros pero a las autoridades se les había escapado que muchos fabricantes ya ofrecen alternativas con menor cilindrada sobrealimentadas que rinden más potencia. Además al no tener que cumplir con unas normativas especialmente exigentes, contaminan bastante.
En definitiva parece que hasta que no haya una solución palpable y real al problema, la crisis seguirá afectando a muchos peatones, ciclistas y otros ciudadanos en las grandes urbes.
[Fotos: Globalasia]
Y eso que no son Diésel