Seis años han pasado desde que conociéramos el modelo en el Salón de Ginebra como reemplazo del clásico Murciélago y, aunque desde Sant’ Agatha de Bolognese nos lo están intentando vender como una nueva generación del Lamborghini Aventador, lo cierto es que el recién presentado Aventador S no es otra cosa que un profundo restyling para refrescar al modelo a mitad de su ciclo comercial.
La adición del apellido ‘S’ es, básicamente, una declaración de intenciones acerca de su nuevo diseño más agresivo, su nueva dinámica de conducción y su poderoso bloque V12 atmosférico de 6.5 litros al que se le ha exprimido una dosis extra de potencia. ¿Conseguirá ser con ello aún mejor que su predecesor?
Su silueta continúa siendo inconfundible, pero entre las mejoras estéticas con las que cuenta el nuevo Aventador S no faltan un frontal más agresivo gracias a las tomas de aire inferiores delimitadas parcialmente por dos aletas que generan hasta un 130% más de apoyo aerodinámico, unos pasos de rueda y tomas de aire junto al motor con claras reminiscencias a los del icónico Countach, un paragolpes trasero rediseñado con nuevo difusor y triple salida de escape en posición central -la cual es, además, 20 kilos más ligera-, así como un alerón de nueva factura con tres posiciones para aumentar la carga aerodinámica (hasta un 50%) y reducir la resistencia al viento (en un 400%).
Pero no todas las novedades se centran en la carrocería, pues a bordo del Aventador S también encontramos un nuevo tablero de instrumentos con pantalla TFT personalizable, un sistema de infoentretenimiento remozado con Apple CarPlay o el preciso sistema de telemetría opcional del fabricante de automóviles italiano. Por supuesto, el interior es completamente personalizable a través del programa Ad Personam de Lamborghini.
Bajo el capó, continúan las sorpresas en busca de la perfección, pues aunque el imponente atmosférico V12 mantiene su cilindrada de 6.5 litros y su sistema de desactivación de cilindros, éste ha sido potenciado con 40 caballos extra hasta alcanzar un total de 740 CV, todo ello asociado a un par máximo de 690 Nm a 5.500 rpm. Con semejantes cifras y la ya conocida caja de cambios ISR (Independent Shifting Rod) monoembrague de 7 relaciones, sin embargo, mantiene su aceleración hasta los 100 kilómetros por hora desde parado en 2,9 segundos y llega hasta una velocidad máxima de 350 km/h.
Su relación peso-potencia se ha mejorado hasta los 2,13 kg/CV, alcanzando un peso total sobre la báscula de 1.575 kilogramos.
Para lograrlo, se ha optimizado la gestión electrónica del motor, además de introducirse diversas mejoras en otros elementos como la suspensión activa con amortiguadores magnetorreológicos (LMS) o los frenos carbocerámicos de serie. Así, a los ya conocidos modos de conducción se une una nueva función denominada Ego, la cual permite a los conductores ajustar la configuración de suspensiones y tren motriz de forma individual para adaptarse a sus preferencias personales. Junto a él, continúan existiendo los modos Corsa (reparto de par 80/20), Strada (reparto de par 60/40) y Sport (90 % de par al eje trasero con mejoras en el software del ESC).
Pero el plato fuerte no es todo lo que te acabo de contar, sino su nuevo sistema de cuatro ruedas directrices Lamborghini Rear-wheel Steering (LRS), el primero de producción en serie de la marca que cuenta con dos actuadores separados que reaccionan en tan solo 5 milisegundos a las órdenes de la dirección activa. Aunque el chasis monocasco es el mismo que el del Aventador LP 700-4, este sistema mejora notablemente la agilidad del deportivo a bajas y medias velocidades, al tiempo que aumenta la estabilidad cuando hundimos el pie derecho sobre el acelerador.
Según afirman desde la marca, las entregas comenzarán la próxima primavera, con un precio para el mercado europeo de 281.555 euros, IVA e impuesto de matriculación aparte, claro está. Por suerte y, para conocerlo en persona, solo tendremos que esperar hasta el Salón de Detroit a principios de 2017.