¿Cómo? ¿Has entrado aquí y no tienes intención de comprar uno? Bienvenido entonces, eres uno más entre nosotros. No hace falta ser multimillonario para tener curiosidad por los detalles que hacen especial un Rolls-Royce, aunque posiblemente tengas que ser asquerosamente rico para comprarte uno.
No nos importa, pese a todo, te vamos a desvelar algunos de los secretos mejor guardados de la marca británica de lujo por excelencia. Si ya los conocías y puedes ampliar la información, te animamos a que aportes tu granito de arena y nos comentes lo que sabes.
Para empezar, algo muy característico de los Rolls-Royce es su parrilla frontal. Para favorecer la sensación de rectitud de sus listones éstos están ligeramente arqueados, a imagen y semejanza con las columnas del Partenón. Además, puedes estar tranquilo con sus motores, pues su vibración incluso al ralentí es prácticamente nula.
Otro rasgo que distingue al Rolls es el conjunto logo-estatuilla que corona la parte delantera del vehículo. Cuentan las malas lenguas que el Barón de Montagu –un noble británico- encargó fabricar una estatuilla para su Rolls-Royce a un famoso escultor amigo suyo. La modelo elegida para semejante trabajo no fue otra que la amante del propio Barón, quedando bautizada a partir de entonces la figura como “El Espíritu del Éxtasis”.
Como dato a saber, cada una de las estatuas se hace artesanalmente en un molde distinto que, una vez terminada la obra, es destruido. Además, si bien la postura habitual de la mujer es ligeramente inclinada, en el caso de los Rolls-Royce pertenecientes a la realeza, en alguna ocasión se ha esculpido arrodillada en señal de respeto a los ocupantes del vehículo –es una versión ya extinguida.
Por lo que se refiere al logo propiamente dicho, está constituido por dos “erres” superpuestas que en origen eran rojas y ahora son negras. Según he podido informarme, una de las teorías apunta a que cuando murió Charles Rolls en 1910 la primera “R” fue tornada negra, mientras que la segunda se cambió a la muerte de Henry Royce en 1933. También podría haber sido una simple estrategia comercial.
Perdonad, me estoy quedando en la historia, y como futuros propietarios de un Rolls-Royce querréis que hable de cuestiones más, por así decirlo, del día a día. ¿Se os rompe una pieza? Tranquilos, el culpable va a ser “cazado” rápidamente. Se acabaron los servicios de atención al cliente ineficaces. En los Rolls-Royce cada pieza del vehículo va firmada por la persona que la monta, de manera que sea esa misma persona quien lo arregle en caso de desperfecto.
Mención aparte merecen los materiales utilizados en el interior del vehículo. El cuero procede de la piel de un total de 16 vacas, creando 450 piezas cortadas con láser para una precisión exquisita, y acabadas a mano. La madera que decora el habitáculo tampoco se queda atrás, y tiene su origen en una variedad de hasta seis tipos de árbol distintos (a saber, caoba de África occidental, nogal, arce azucarero, tulipero de Norteamérica, roble veteado y olmo de Europa).
Parece después de todo, que no será mala inversión gastarnos los ahorros que tengamos en la cuenta del banco (siempre que oscilen entre los 350.000 y los 600.000 euros) en un Rolls-Royce. ¿Os animáis?
Me encantan estas historias románticas! 😀