Hasta hace poco los airbags eran un sistema pensado únicamente para las cuatro ruedas, pero en el mundo de la competición desde hace años ya hemos podido ver que también podían evitar graves lesiones sobre dos. Se trata de una especie de «airbag» portátil que va incorporado en la propia ropa del piloto, y que en caso de accidente se despliega protegiendo la espalda, los hombros, el pecho o la caja torácica. El español Marc Márquez ya pudo comprobar su efectividad cuando sufrió un accidente en el 2013 a más de 300 kilómetros durante los entrenamientos libres del GP de Italia.
Su funcionamiento es tan rápido que ni te darás cuenta, y es que es capaz de desplegarse en 30 milisegundos, siempre y cuando la velocidad sea superior a 50 kilómetros por hora. Una serie de girómetros y acelerómetros son los encargados de valorar cada situación, y en caso de impacto se despliega una bolsa de 4 litros de volumen que va situada en el interior del traje del motorista.
Este sistema lleva años y años de investigación además de grandes sumas de dinero a sus espaldas, y ahora Dainese y Alpinestars han decidido llevarlo a la calle. Hay que dejar claro que en el mundo de la competición no es ningún invento, ya llevan muchos años utilizándose y dada su complejidad y precio no estaba al alcance de cualquier motorista. Ahora estas dos compañías nos dan la posibilidad de llevar puesto un auténtico airbag portátil, sin tener que conectar nada a la moto y funcionando de forma totalmente independiente.
Lleva en desarrollo aproximadamente desde el año 2000, pero siempre ligado a los niveles más altos de la competición y las carreras. Los sistemas D-Air y Tech-Air usan tecnologías patentadas diferentes, pero tienen mucho en común: ambos equipan un airbag que aparece bajo una chaqueta o el traje completo, diseñado específicamente para acomodar esta bolsa de aire. ¿Cómo es capaz de saber cuando se va a producir un accidente? Gracias a una serie de acelerómetros, girómetros y GPS que alimentan proporcionan datos de forma constante a un ordenador central. Al funcionar con varios sistemas y sensores se asegura que solo entre en funcionamiento cuando sea necesario, evitando las ‘falsas alarmas’.
Su gran rapidez de acción se debe al uso de algunos materiales especiales como microfilamentos en el caso del sistema D-Air. Estos funcionan con millones de diminutos filamentos que se conectan a ambos lados en el interior del airbag, permitiendo así una distribución constante y uniforme del aire para conseguir un inflado instantáneo. El sistema D-Air tarda 45 milisegundos en inflarse, para que te hagas una idea, solo en parpadear el ser humano tarda entre 300 y 400 milisegundos. La gran mayoría de sistemas fueron inicialmente desarrollados para su uso en MotoGP, y ahora es el momento de que den el salto a las calles diferenciándose bastante de los sistemas empleados en competición.