Los más curiosos quizá recuerden que, después de contaros quién inventó el autobús y su historia, también os narré la razón de ser y toda la evolución de los autobuses escolares, especialmente de esos tan pintorescos que podemos ver en los Estados Unidos. Pues bien, hoy es momento de retomar parte de aquella historia.
Nuestra protagonista de hoy es Blue Bird Corporation, uno de los fabricantes de autobuses escolares más grandes y notorios que existen al otro lado del Charco en la actualidad. La empresa nació en 1920, después de que el propietario de la concesionaria de Ford, Albert Luce, decidiera fabricar una carrocería de autobús para el Model T.
Desde entonces, los autobuses escolares norteamericanos han evolucionado mucho, pero su asociación con Ford continúa. Así lo demuestra la nueva generación del los Blue Vision y Micro Bird, que de cara a 2021 reciben el poderoso motor V8 de 7.3 litros de la compañía del óvalo azul, aunque adaptado para funcionar con gas propano por Roush CleanTech.
En la era del DOHC, el doble turbocompresor y la hibridación de 48 voltios, Ford pegó en 2019 un golpe sobre la mesa con su salvaje motor V8 de 7.3 litros diseñado y construido por ellos mismos. Dicho bloque se unió a la gama junto al V8 de 6.2 litros y, además, se consolidó como el V8 de gasolina más potente de su clase.
Podríamos considerar este motor como el sucesor espiritual del Windsor V8 que se fabricó desde 1961 hasta el año 2000, incorporando una tecnología mucho más avanzada y mejoras estructurales que aumentan la resistencia de la culata, el bloque, las bielas y los cojinetes. Como no podía ser de otra forma, Ford lo equipa en el brutal Super Duty.
A pesar de que emplea un sistema de escape bastante convencional, su sonido es digno de escuchar, tal y como vimos en vídeo.
Hablamos de un motor que ofrece un alto rendimiento, con una cifra total de potencia en los autobuses escolares de 355 CV (261 kW), en lugar de los 436 CV (320 kW) originales. La inyección central de combustible garantiza un mantenimiento simple y un alto flujo de aire, al tiempo que el bloque de hierro fundido garantiza la máxima resistencia y rigidez para una mayor durabilidad.
Los inyectores de enfriamiento ayudan a los pistones a obrar su magia, mientras que la sincronización variable de levas mejora la eficiencia siempre que sea posible. En cuanto al árbol de levas en bloque, este reduce la altura y anchura del motor.
Además, el cigüeñal es de acero forjado y la bomba de aceite de desplazamiento variable, proporcionando una mayor lubricación y menores pérdidas en condiciones de baja carga.