Noruega es el país en el que más vehículos eléctricos se venden en relación al mercado total. Hace escasas semanas se matriculó en el país la unidad 50.000 en circulación, lo que indica que el 2% del parque móvil noruego es 100% eléctrico.
Lo que empezó como un programa piloto en el que se intentaba incentivar la compra de los eléctricos para garantizar un entorno saludable se ha convertido en un verdadero problema para el gobierno, con un déficit en las cuentas de 270 millones de dólares.
Los vehículos eléctricos puros son toda una golosina para los usuarios. Además de no pagar impuestos en el momento de la compra, sus usuarios encuentran grandes ventajas en el día a día. Por ejemplo no pagan peajes ni transbordadores; las zonas de aparcamiento en el centro de las ciudades están reservadas y libres de pago; pueden circular por carriles reservados al servicio público y recargar las baterías en cualquier poste público sin coste.
El boom en la demanda sorprendió incluso a los responsables del proyecto y han visto como mes a mes los eléctricos han ido ganando terreno hasta superar las cifras de los híbridos. Las subvenciones planteadas desde el principio deberían haberse extendido hasta el 2020, momento en el que los expertos creían se alcanzarían las 50.000 unidades vendidas pero finalmente el plan se les ha ido de las manos.
Si bien han confirmado que las ayudas actuales seguirán vigentes hasta el 2017, el gobierno anuncia cambios en la ley impositiva para todos los automóviles. Seguirán fomentando la adquisición de modelos de bajos consumos y por supuesto los eléctricos pero en menor medida. A partir del 2017 ciertas ventajas de los eléctricos irán desapareciendo paulatinamente y se implantarán algunos impuestos, dejando a los ayuntamientos libertad para el desarrollo de ciertos incentivos adicionales.
No queda claro si las ayudas seguirán fomentando la compra de cualquier eléctrico independientemente de su precio o si pondrán un tope para evitar que muchos recursos se vayan hacia los modelos de lujo que habitualmente compran las personas con mayor nivel adquisitivo. Aquí entraría el Tesla Model S, un modelo de alto precio que algunos meses lideró el ranking por modelos del mercado noruego.
En países como España un fenómeno similar habría sido imposible incluso con las mismas ayudas. Noruega juega con la ventaja de la educación medioambiental y del tamaño, con distancias menores entre las ciudades más importantes que no condicionan psicológicamente los problemas de autonomía que sí se tendrían en nuestro país en el que ciudades como Barcelona y Madrid están a 600 km de distancia.
Otro factor decisivo es que los vehículos convencionales tienen precios exagerados incluso para una población con una de las rentas per cápita más elevadas del planeta.
Fuente: Autonews