Si pensamos en Bentley, lo más probable es que lo primero que nos venga a la cabeza sea el lujo y la elegancia británica personificados, especialmente en modelos de la talla del Flying Spur. Hace apenas unos días, la firma dio a conocer al mundo una nueva versión de la berlina bautizada con las siglas V8 S en el Salón de Ginebra, pero a tan sólo a unos metros de distancia le robaba protagonismo una llamativa preparación sobre la base mecánica del poderoso W12.
El modelo, obra de Mansory, renuncia a toda discreción posible gracias a un nuevo kit aerodinámico de fibra de carbono que combina el blanco y el dorado sobre la mastodóntica carrocería del Flying Spur, incorporando al mismo tiempo importantes mejoras mecánicas que convierten a la berlina en un imponente y llamativo deportivo.
Aunque las mejoras estéticas son bastante reducidas, la última creación del especialista destaca por el paragolpes frontal y las taloneras de nueva factura, unas enormes llantas multiradio de 22 pulgadas y un nuevo sistema de suspensiones que rebaja la altura total del modelo en 30 milímetros. En el interior, encontramos el mismo esquema de colores de la carrocería, en combinación con materiales de primerísima calidad y asientos que presentan un nuevo diseño con el logotipo del preparador.
Pero el plato fuerte llega una vez más bajo el capó, donde Mansory ha conseguido extraer 120 caballos extra del potente bloque W12 biturbo para alcanzar una potencia total de 745 CV y 950 Nm de par máximo. Con sus nuevas cifras, el Flying Spur es capaz ahora de alcanzar los 100 km/h desde parado en 4 segundos y superar la barrera de los 200 km/h en tan sólo 14 segundos.