El Mercedes-Benz Clase E es uno de esos casos de éxito que cuentan con una larga tradición. A pesar de que en la nueva generación sus continuistas líneas le asemejan excesivamente a un Clase C o un Clase S, la marca germana le ha equipado con un amplísimo elenco de innovaciones tecnológicas que hacen de él una auténtica maravilla sobre ruedas.
Cada nuevo modelo que saca un fabricante de automóviles es mejor que el anterior, y en muchas ocasiones nos olvidamos de aquellos vehículos que sentaron las bases del éxito. Si el otro día os hablábamos del Mercedes-Benz W123, considerado como el primer «Clase E», hoy es el turno del Mercedes-Benz 170 V (W136), otro de los antepasados de esta berlina premium que también aportó su granito de arena a la historia.
El primer 170 V fue presentado a la opinión pública mundial el 15 de febrero de 1936 en el Salón Internacional del Automóvil de Berlín, inaugurado por el propio Hitler. Allí, esta berlina enfocada a la clase media-alta deslumbró no sólo por su apariencia moderna, sino también por incorporar importantes novedades como un confort de conducción nunca visto, un motor de cuatro cilindros de nuevo desarrollo, una considerable reducción de peso gracias a la construcción ligera empleada en su carrocería y un amplio espacio interior a pesar de sus dimensiones compactas.
Tras su lanzamiento, se produjeron diversos cambios notables en el sector del automóvil, pues empleaba un chasis tubular de nueva factura que, además de ser más resistente a la torsión, conseguía reducir el peso total en 80 kilogramos respecto al producto de la competencia. En total, el Mercedes-Benz 170 V pesaba entre 100 y 120 kilos menos (en función de la versión) que su predecesor, el Mercedes-Benz 170 (W 15) de 1931.
Otra de sus particularidades era el «motor flotante», conocido así oficialmente por estar montado en el bastidor sobre dos puntos en los que el eje de oscilación pasaba por el centro de la masa. A consecuencia de ello, este cuatro cilindros tenía unas características de vibración muy similares a las de un motor de seis cilindros, y a pesar de contar con una cilindrada de 1.7 litros, una potencia de 28 kW (38 CV) y dos cilindros menos, era sensiblemente más potente que este tipo de propulsores con 24 kW (32 CV). Además, su velocidad máxima superaba en 18 km/h a la del modelo anterior.
Y no menos importante era su lujoso y espacioso interior. La suspensión independiente que equipaba el modelo y una mayor distancia entre ejes le convertían en una de las berlinas más cómodas de la época, siendo el elegido por los especialistas del motor para recorrer largas distancias. Además, el Mercedes-Benz 170 V estaba disponible en numerosas variantes de carrocería que, por lo general, reflejaban los gustos populares de la época: berlina de dos puertas, berlina de cuatro puertas, cuatro puertas convertible, vehículos militares, furgones comerciales e incluso un Cabriolet Tourer, entre otros.