Nos están empujando al coche eléctrico y es que en cierto modo, es la única forma conocida y extendida de una forma suficiente para reducir las emisiones de gases contaminantes provenientes de los tubos de escape de nuestros coches de combustión interna.
El problema de la electrificación es que junto a ella llegan asociados nuevos términos y problemas como las recargas, el coste de las mismas, las degradaciones de las baterías, las autonomías y sobre todo, los precios de los coches eléctricos.
Ahora que muchas marcas empiezan a anunciar el abandono de las producción de coches con motores de combustión interna empezamos a ver que los coches eléctricos siguen inalcanzables en cuanto al precio y es que si queremos una autonomía «interesante» que nos permita electrificar todos nuestros trayectos anuales, la inversión es más que notable y superlativa si la comparamos a un coche homólogo de combustión interna, diésel o gasolina.
Aunque hace unos años, según los «expertos» y los gurús de lo eléctrico nos prometieron que el coste de las baterías caería estrepitosamente, ahora empezamos a saber más cosas. Según el director de tecnología de Mercedes-Benz, esa diferencia entre el precio de los modelos de combustión interna y los modelos homólogos eléctricos no va a desaparecer tan pronto como se esperaba. De hecho, es posible que los vehículos eléctricos no sean mucho más baratos en los próximos años.
Para que un coche eléctrico se equipare a uno de combustión interna, el coste del kWh de la batería debería rondar los 50 dólares por kWh, lo que supondría que una batería de 50 kWh costara unos 2500 dólares, lo que vienen siendo cifras hasta cuatro y cinco veces inferiores a las que nos piden a día de hoy por una batería de esas características.
Estas declaraciones, cuanto menos impactantes han sido recogidas de la boca de Markus Schäfer por Road & Track y se basan sobre todo en la química de baterías que se usa hoy en día.
Según el entrevistado, alcanzar la llamada «paridad de precios», simplemente no es posible con ninguna tecnología de batería comercial actual. El tipo de baterías asequibles de alta densidad necesarias para hacerlo posible no existen o solo existen en entornos de laboratorio estrictamente controlados. Incluso una vez que sepamos cuál funcionará, adaptarla para la industria automotriz, con sus altos volúmenes y requisitos de durabilidad extremadamente desafiantes, será un proceso que tardará todavía muchos años.
Mientras esperamos ese gran avance en las baterías, Schäfer afirma que no puede prometer que los vehículos eléctricos serán más baratos a corto plazo.
La bajada de las baterías dependerá en gran medida de la capacidad minera, de la disponibilidad de materias primas y de la demanda de vehículos eléctricos en todo el globo.
Gracias tanto a la creciente popularidad de los vehículos eléctricos como al crecimiento continuo de los productos electrónicos de consumo, la demanda de baterías de litio está de camino de superar con creces la capacidad de las minas de metales de tierras raras actuales. La tierra tiene más yacimientos de litio, pero poner en funcionamiento las minas es complicado y costoso.
Sin duda alguna, este movimiento hacia la electrificación, parece una vez más, hecho sin un claro conocimiento de las consecuencias que puede tener a medio plazo para el bolsillo de los conductores y es que seamos sinceros, si van a prohibir la venta de automóviles de combustión interna en los próximos años, la cosa no pinta bien para nosotros.
Por último, una reflexión personal al respecto. Hace unos años podíamos comprar modelos como el Dacia Logan o el Volkswagen Polo en oferta por menos de 10.000 euros, algo que ahora es imposible porque esos mismos modelos rondan los 15.000 euros por los extraños aumentos de costes que estamos experimentado y que están, sospechosamente igualando los costes de los modelos a sus homólogos eléctricos que por otro lado, no paran de subir. Como puedes ver, una pescadilla que se muerde la cola.