Dicen que no hay nada más duro que un Mercedes-Benz Clase G G500, sin embargo, el preparador delta4x4 ha cogido al G500 y le ha montado un juego de orugas, creando lo que han bautizado con el nombre de Mercedes G500 Caterpillar.
Cuando se trata de la máxima tracción, las orugas o cadenas ofrecen la solución óptima. Las anchas orugas claramente permiten que el vehículo se hunda mucho menos en las superficies más inestables. Al hundirse menos, la potencia de su tracción es considerablemente mayor que en los vehículos de ruedas.
Cuando se utilizan en los terrenos invernales más duros, este tipo de tecnología es insuperable, lo que se ha demostrado claramente en los esfuerzos diarios de los operadores de nieve pisada y de los vehículos militares.
Esta es la razón por la que René Veraguth, director del Swiss Caflisch Garage, se presentó en delta4x4, ubicados en la ciudad de Unterumbach, en el sur de Alemania, con un pedido especial.
Este ingeniero agrónomo acomodado de los Alpes suizos quería rediseñar su Mercedes Clase G para que funcionara con orugas y de este modo poder llegar a su cabaña de montaña ubicada a casi 3000 m de altitud independientemente de las condiciones climatológicas existentes.
Para dejar espacio debajo de los guardabarros para las enormes orugas, los especialistas en todoterreno le dieron al G500 una elevación adicional de 20 centímetros. La integración en el vehículo se ha hecho de tal modelo que las orugas pueden quitarse fácilmente en los meses de verano y cambiarlas por unas ruedas todoterreno convencionales.
Tal y como cabe en estos caprichos, los costes son astronómicos. Las orugas ascienden a 50.000 euros a los que hay que añadir 19.000 euros de homologación y otros 20.000 euros del resto de elementos de la conversión como el portaequipajes, las protecciones delanteras y las ruedas para el verano.
De tener el dinero, ¿habrías encargado esta preparación o te habrías decantado por un Unimog o un vehículo específico para pistas de nieve?
Fuente | delta4x4