Hace unos días tuvo lugar el gran premio de Alemania, y como una de las actividades de promoción del evento, la máquina del tiempo de Mercedes se puso a funcionar para subir a sus dos pilotos estrella al legendario W129. Como si de un viaje al pasado se tratase, las flechas de plata volaron sobre el Nordschleife para disfrute de propios y extraños .
El que fuera coche de Juan Manuel Fangio en los grandes premios de Fórmula 1 de los años 50, paseó su memoria en su casa, en el circuito de circuitos, el infierno verde sede de los mejores pilotos, donde Nico Rosberg y Michael Schumacher tuvieron la oportunidad de hacer sonar la primera melodía. Saliendo a pista por el anillo norte, la emoción de un sueño que casi 60 años después despertaba de un largo letargo para incorporarse termporalmente a un presente que no era el suyo, en una demostración de aquello para lo que fueron fabricados.
Además de la versión simplificada, hubo también otro monoplaza de ruedas descubiertas, o al aire, como se prefiera, que ya indicaba por donde irían las líneas de diseño de los monoplazas actuales y que en 1954 disputó la carrera de Nürburgring. El coche estaba propulsado por un motor de ocho cilindros en línea que rendía en un primer momento 257cv evolucionando en 1955 hasta 280cv. Prodigios tecnológicos de su época, llegaron a volar a una velocidad de casi 290 kilómetros por hora, sin duda toda una hazaña.
Schumacher condujo un W196 “Stromlinie” (simplificado) mientras que Rosberg condujo un W196 monoplaza de ruedas vistas. No en vano, cuando conduces un W126 lo que estás conduciendo en realidad es una parte importante de la historia del automovilismo, y es que es después de haber tenido la oportunidad de conducir uno de estos monoplazas cuando uno se da cuenta del gran esfuerzo que suponían aquellas carreras y sobre todo del gran mérito de todos por conseguir tanto con tan pocos medios, comentó Michael Schumacher al bajarse del coche.
Por su parte, Nico Rosberg describió la conducción de su W196 monoplaza de ruedas vistas como una experiencia única, distinta completamente de cualquier vehículo actual: “Desde una perspectiva moderna, la posición vertical que a que te obliga el asiento es extraña, pero el conjunto en general me merece muy buena opinión” “Tenía que ser una experiencia increíble conducir estos coches, entre otras cosas por lo que suponían carreras como la del circuito del Nordschleife con unos estándares de seguridad tan bajos».
Los W196 fueron las Flechas de Plata de la Fórmula 1 de los años 50, ocupando los primeros puestos del palmarés entre 1954 y 1955 con 17 podios, 9 victorias, 9 vueltas rápidas, 8 poles y 2 títulos mundiales de la mano del siempre sensacional Juan Manuel Fangio.