La industria automovilística está inmersa en una constante lucha por abaratar la producción y desarrollo de los eléctricos, pero aún así, sigue estando muy lejos de alcanzar un coste competitivo con los modelos de combustión. Otra parte muy importante para incentivar la compra de eléctricos debe correr a cargo de los gobiernos.
Estos deben de ser capaces de impulsar de forma positiva la compra del coche eléctrico por medio de nuevos planes y ayudas, así como de ofrecer la infraestructura necesaria para que la mayor parte de la población tenga acceso a este tipo de tecnologías. De hecho, la ausencia de puntos de recarga es uno de los mayores hándicaps de los coches eléctricos.
A bombo y platillo nos anuncian la creación de nuevas estaciones de recarga y poco a poco nos van obligando a fabricantes de automóviles y usuarios a apostar por los vehículos cero emisiones, ofreciendo atractivos beneficios fiscales en materia de aparcamiento, impuestos y recargas en estaciones públicas.
Por desgracia y, para variar, no es oro todo lo que reluce, y cuál ha sido nuestra sorpresa cuando hemos descubierto que la Ley 11/2020, de 30 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2021, recoge nuevas tasas para los puntos de recarga de vehículos eléctricos.
Tal y como señala el Artículo 67, en su apartado séptimo, se añade un nuevo epígrafe 664.2, en el grupo 664, de la Sección Primera de las Tarifas del Real Decreto Legislativo 1175/1990, de 28 de septiembre, por el que se aprueban las Tarifas y la Instrucción del Impuesto sobre Actividades Económicas, con la siguiente redacción:
«Epígrafe 664.2. Puntos de recarga de vehículos eléctricos. Cuota mínima municipal de: 13,56 euros por cada punto de recarga. Esta cuota la satisfará, exclusivamente, el titular del establecimiento o local en el que el punto de recarga esté instalado. Cuota nacional de: 13,56 euros por cada punto de recarga. Esta cuota la satisfará, exclusivamente, el propietario de los puntos de recarga.»
En otras palabras, ya no va a salir tan rentable eso de cargar nuestro coche eléctrico en los puntos de recarga que nos vayamos encontrando por la ciudad y por las autopistas, ¿o es que acaso alguien todavía duda de que dichas tasas se vayan a repercutir al consumidor final?