Ya sabíamos que la FIA tiene una interesante propuesta para hacer más atractivo el Mundial de Resistencia en la temporada 2020/2021. Los actuales coches del LMP1 son increíbles máquinas con un coste astronómico, lo que ha supuesto que Toyota sea el único fabricante que ha resistido, mientras que el resto se han ido retirando por el alto coste que supone.
Sin embargo, ahora la Federación quiere dar un mayor protagonismo a los hipercoches, con el principal objetivo de que cada vehículo sea reconocible por los aficionados. Básicamente, quieren dejar de lado el aspecto de “nave espacial” que en la actualidad lucen los LMP1 para que se vean como auténticos superdeportivos, los cuales serán biplazas.
Recientemente hemos conocido, además, algunas de las limitaciones que tendrán los nuevos modelos, ya que el pasado miércoles el Consejo Mundial de Deportes de Motor de la FIA acordó toda una serie de reglas para los vehículos. La más llamativa es aquella que exige que tanto el motor de combustión interna como el sistema de recuperación de energía del eje delantero se basen en unidades «destinadas a un automóvil de producción en serie homologado para uso en carretera«.
Esto supone que las marcas tendrán como mucho un año tras finalizar la primera temporada del WEC para sacar al mercado al menos 25 ejemplares equipados con el motor de sus vehículos de competición y 25 ejemplares equipados con el mismo sistema híbrido. Y ojo, porque dichas cifras se incrementarán a 100 unidades tras la segunda temporada.
Como ya sabíamos, únicamente estará permitido un sistema de recuperación de energía en el eje delantero, de forma que cada hipercoche dispondrá de cuatro ruedas motrices. Además, el diseño deberá tener una mayor prioridad respecto a la aerodinámica, lo que significa que la mayor parte de la eficiencia aerodinámica tendrá lugar en la parte inferior del vehículo para evitar la incorporación de nuevos elementos en la parte superior del mismo.
La FIA seguirá llevando a cabo un control exhaustivo de los consumos, de forma que según ha podido estimar cada supercoche tardaría un tiempo aproximado de 3:20 en Le Mans.
Respecto a los motores habrá mayor libertad, pero todos serán híbridos con una potencia de 508 kW (681 CV) para el sistema de CI y 200 kW (268 CV) para el sistema híbrido, lo que supone una cifra total de casi 1.000 CV de potencia. Además, la FIA no permitirá modificaciones en el conjunto híbrido, sólo en el motor de CI.
Otras de las novedades las encontraremos en el reparto de pesos, pues se propone un sesgo del 48,5% en la parte delantera, con una tolerancia del 1,5%. Adicionalmente, el peso mínimo se ha establecido en 1.040 kilogramos, una cifra por encima de los 980 kilos anunciados inicialmente, y se permitirán los dispositivos aerodinámicos móviles delanteros y traseros. Eso sí, solo podrán tener dos posiciones para cada uno y dichas posiciones solo podrán modificarse manualmente por el conductor.
Por lo general, habrá una estricta homologación de los automóviles durante las cinco primeras temporadas de la categoría y los fabricantes podrán homologar dos diseños diferentes, con un total de cinco actualizaciones «comodín» durante el mismo período. De momento queda por decidir el nombre de esta nueva categoría, pero a día de hoy algunos de los nombres propuestos son ‘GTPrototype’, ‘Le Mans Supercars’ o ‘Le Mans Hypercars’.
Es más, el promotor de WEC, el Automobile Club de l’Ouest, ha anunciado que pretende consultar a los fanáticos de las carreras de automóviles deportivos para ayudarle a elegir un nombre. Y ojo, porque a partir del 2024 podrían llegar los supercoches de hidrógeno.