Si hace varias semanas Porsche sorprendía con la renovación de su incombustible 911, hoy lo hace con la del Boxster, un modelo de ambiciones mesuradas pero de éxito comprobado, que no solo ha sabido convertirse en acceso a la marca sino que ha ido más allá elevando el segmento de los roadsters a una dimensión casi se podría decir que reservada para modelos «superiores» y de la que ya es icono indiscutible.
Con el nuevo Boxster, de estética similar al que sustituye (algo por otro lado habitual en cada lanzamiento de la marca) Porsche afina una eficiencia en la que el peso ha jugado un papel importante, mientras que aumenta potencia sin perjudicar consumos.
La línea de diseño no se distancia especialmente del modelo al que sustituirá. Los faros son una de sus señas de identidad, con una similitud evocadora del 918 Spyder híbrido, lo que unido a unos voladizos algo más cortos y una zaga inspirada muy sutilmente en la del nuevo 911, vienen todos ellos a convertirse en rasgos exteriores diferenciadores del nuevo modelo, que por dimensiones crece 3 centímetros en longitud y casi 10 en anchura a la par que adelgaza casi 70Kg.
Por dentro todo cambia, aunque en el fondo sigue igual. La nueva estética del interior es cláramente continuista con la del resto de modelos Porsche, en los que el túnel central sube inclinado hacia el salpicadero como si de una continuación de este se tratase, fundiendo en un todo la mayor parte de los mandos, algo por otro lado completamente distinto de lo que se venía viendo en un Boxster. Lo que comenzó con el Panamera para seguir en el Cayenne y que inauguró el nuevo 911, ahora llega al Boxster (y casi con total seguridad termine en el próximo Cayman).
Se puede decir que ahora el roadster biplaza concede más espacio a sus ocupantes pese al mayor número de mandos y el ligero sobredimensionamiento de las banquetas.
Entre su opcional, el cliente podrá escoger en un elenco de llantas de nuevo diseño que irán desde las 18 hasta las 21 pulgadas. Este nuevo modelo, equipa una nueva dirección electromecánica que contribuye a mejorar la maniobrabilidad y el manejo general del coche, mientras que el esquema de suspensiones permanece prácticamente inalterable recurriendo a los conocidos brazos McPherson delanteros y multibrazo trasero. Técnicamente dispondrá de lo último y su equipamiento de confort lo situará entre los primeros, relegando al olvido esa imagen austera a la que siempre estuvo asociado el modelo.
Mecánicamente equipará dos motores de 6 cilindros boxer (cilindros opuestos) de inyección directa de 2,7 litros y 3,4 litros respectivamente, con potencias de 265cv para el primero y de 315cv para este último que será el que animará al Boxster S. Ambos equiparán un sistema de regeneración de la energía de frenado así como un Start-Stop que promete, según los técnicos de la marca, un ahorro de carburante de hasta un 15% con respecto al modelo precedente.
Contará también de serie con un cambio manual de seis velocidades, o del conocido PDK de doble embrague y siete relaciones de la marca, en opción, con el que se anuncia una aceleración de 5,4 segundos en el 0 a 100 para el modelo «base», y de 4,7 para la versión S.
Opcionalmente estará disponible igual que para el resto de modelos, el paquete Sport Chrono, destinado a mejorar aún más la dinámica de conducción, que contará por primera vez con soportes dinámicos de transmisión. Como otra novedad del modelo, ambas versiones del Boxter contarán con un bloqueo mecánico del diferencial del eje trasero, que varía el nivel de par motor enviado a cada una de sus ruedas, denominado PTV (Porsche Torque Vectoring).
Este nuevo lanzamiento hace pensar que el futuro Cayman, del que todavía no hay informaciones confirmadas, no tarde en llegar, siendo incluso probable que antes de que acabe 2012 lo tengamos también “en nuestras pantallas”.
De momento, con un precio que rondará los 50.000 euros para la versión de acceso y que rozará los 60.000 para la S, el nuevo Boxter se dejará caer en verano, momento ideal para presentar cualquier modelo descubierto que si además va firmado por los de Stuttgart, se asegura el éxito en un momento donde, pese al frenazo económico, son los modelos de alta gama los que continúan ajenos al revuelo internacional.