2015 fue un año muy duro para las marcas en materia de seguridad. Tal y como comentaba Detroit News en su día, el caso Takata es la mayor llamada a revisión y retirada de producto registrada en Estados Unidos en toda su historia.
Aunque muchos usuarios ni siquiera le dieron importancia al problema, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) llamó a revisión a una larga lista de modelos por los casos de lesiones e incluso muertes registrados en accidentes y que fueron causados por un defecto en las bolsas de aire -6 muertos y más de 100 heridos-.
Al parecer, las pruebas y la investigación llevada a cabo por Takata y por organizaciones independientes apuntaban como posible causa, la filtración de humedad en el sistema de hinchado y el posterior deterioro del mismo. La humedad puede alterar el producto químico, que detonaría mucho más rápido de lo que debería. Esta explosión prematura y acelerada a su vez genera un exceso de presión que fragmenta varias piezas metálicas del sistema y las proyecta en el habitáculo, causando heridas de gravedad e incluso la muerte de varios ocupantes.
Una vez descubierto el problema, se puso en marcha una campaña de sensibilización que instaba a los consumidores a comprobar sus airbag dos veces al año, se habilitó una web con toda la información y se emitió un aviso de elaboración de normas públicas que buscaba descubrir nuevas formas de notificar a los propietarios de los automóviles afectados a través de correos electrónicos que a menudo eran confundidos por el servidor con correo basura.
Si en mayo del año pasado os hablamos de 33,8 millones de unidades afectadas por los airbags defectuosos de Takata, ahora, casi un año después, nos llega el dato de que las marcas de automóviles afectadas -BMW Group, Fiat-Chrysler, Ford, General Motors, Honda, Mitsubishi, Nissan, Subaru y Toyota, entre otros- emitieron un total de 868 llamadas a revisión que afectaban a 51,2 millones de vehículos, un auténtico récord histórico. Aunque ojo, no afectaron ni a todos los mercados ni a todos los modelos.
Por desgracia, solo el 75 por ciento de los vehículos llamados a revisión han sido reparados, ya que muchos conductores hicieron caso omiso de los avisos. Recordemos el caso de aquél adolescente de Pennsylvania que murió a causa de la explosión de un airbag de Takata en julio de 2015; cuando se le había notificado el fallo en febrero de 2010. En su día, un familiar le vendió el coche sin avisarle de que había sido llamado a revisión, un problema que cada vez es más frecuente en la compraventa de coches usados y que puede tener trágicas consecuencias.
Este acontecimiento hizo reflexionar a las autoridades estadounidenses, quienes ante la dificultad de llevar un control preciso de todos y cada uno de los modelos afectados, han habilitado una base de datos en la que cualquier propietario puede introducir el número de identificación de su vehículo (VIN) y saber si ha sido llamado a revisión.