Rolls Royce es una de las marcas que nunca nos decepcionan en el Salón del Automóvil de Ginebra y, en la 88º edición de la cita suiza, no iba a ser menos, luciendo en su stand tres exclusivos Phantom de nueva generación plagados de lujo y el nuevo Dawn Aero Cowling, una unidad hecha de manera artesanal que prescinde de las plazas traseras para convertir al modelo en un biplaza con huecos de almacenamiento bajo las capuchas aerodinámicamente esculpidas que se ubican tras el conductor y su acompañante.
Dichas capuchas se han se han fabricado en fibra de carbono para reducir el peso del conjunto, al tiempo que su aerodinámico diseño contribuye a canalizar el aire provocando una turbulencia mínima.
Respecto a los Rolls Royce Phantom, el primero de ellos, bautizado como The Gentleman’s Tourer, presenta una carrocería corta pintada en Iced Gunmetal con un capó de color plata satinado, algo que nos recuerda a los aviones a reacción. Está inspirado, a su vez, en los Phantom II Continental Saloon de la década de 1930, equipando llantas de 22 pulgadas y un interior «masculino» plagado de confort y lujo. Llama especialmente la atención la moldura en rutenio, un metal precioso de color similar al platino.
El siguiente es un Phantom bautizado como Whispered Muse y es obra de Helen Amy Murray, quien utilizó una técnica conocida como escultura direccional para crear diferentes planos en seda, los cuales se unen para formar una imagen parcial basada en los dibujos originales de Charles Sykes del mundialmente conocido Spirit of Ecstasy. Las superficies interiores Piano Seashell se han pulido durante 12 horas, al tiempo que se crearon tapas para los altavoces de oro rosa y la pintura cuenta con 10 capas, rematada por una capa transparente de efecto de cristal que se acentúa con el primer Rose Gold Spirit of Ecstasy.
El último de los Phantom, también de batalla extendida, recibe el nombre de A Moment in Time. Destaca por su curioso salpicadero, donde encontramos una increíble escultura fluida, mecanizada y pulida a partir de un solo trozo de aluminio sólido, la cual representa el flujo de una pieza de seda a través del agua.
Para crearlo, Rolls Toyce fotografió la pieza de seda bajo el agua, combinó las imágenes con una representación en 3D y los artistas lo convirtieron en un modelo de arcilla. A esta le siguió una versión de cera y, finalmente, la impresionante versión de metal que podéis ver. A todo ello le pone la guinda del pastel una pintura de seis capas rematada por una capa transparente de vidrio azul.