Sin chips no se puede producir. Esto lo tenemos claro y en los últimos meses la mayoría de los fabricantes, entre ellos Opel, han entendido por las malas la gran dependencia que tienen de unos pocos fabricantes de semiconductores, un elemento en sí asequible pero que escasea y te puede fastidiar la producción mundial sin contar con una solución factible en poco tiempo.
El fabricante alemán Opel ya ha anunciado que tiene que paralizar la producción hasta finales de este año en las instalaciones de Eisenach en Alemania, dejando de fabricar tanto vehículos como motores. Esto hará que las largas listas de espera se incrementen todavía más.
En esas instalaciones actualmente trabajan 1.300 empleados directos que recibirán un despido temporal. Stellantis también se ha tenido que cerrar otra de sus plantas en Canadá debido a la falta de piezas que hacen imposible continuar con la producción como hasta ahora.
Entre las cosas más positivas, si es que las hay, es que la producción de la planta de Eisenach solo centra la atención en el Grandland, un modelo recién actualizado pero que no resulta tan importante como podrían ser los Corsa, Mokka o incluso Crossland, de mayor demanda.