Al leer el nombre de Opel GT probablemente haya venido a tu cabeza la segunda generación del modelo que conocimos en 2006 como reemplazo del Opel Speedster en la alineación europea. A diferencia del modelo original, este era un descapotable que compartía plataforma con los Saturn Sky y Pontiac Solstice, escondiendo en sus entrañas un bloque de dos litros y turbocompresor capaz de desarrollar 265 CV. Su éxito fue escaso y el modelo se dejó de fabricar en el año 2010, sin tener sucesor alguno en la gama de Opel.
Cosa distinta ocurrió con nuestro protagonista de hoy, el Opel GT original que este 2018 cumple nada menos que 50 primaveras. En apenas cinco años de producción se vendieron más de 100.000 vehículos, una cifra bastante buena para un deportivo de su época. En realidad, todo comenzó en el Salón del Automóvil de Fráncfort (IAA) en septiembre de 1965, cita en la que se presentó el primer Opel GT experimental.
Bautizado oficialmente como “Experimental GT”, este prototipo lucía una afilada carrocería protagonizada por un largo capó con faros escamoteables, los cuales rotaban alrededor de su eje longitudinal; unos abultados pasos de ruedas y una trasera en vertical algo nunca visto en un fabricante europeo. Es más, su curvilíneo exterior pronto hizo que fuera conocido como la “forma de botella de Coca-Cola”.
Erhard Schnell recuerda que el desarrollo del GT fue un gran secreto: “Para empezar, era solamente un proyecto de estilo y mi jefe no le había dicho nada a la dirección. Pero cuando el coche estaba prácticamente terminado no pudo evitar informarles”
A pesar de que el diseño del prototipo original se modificó ligeramente por razones prácticas, entonces y ahora el deportivo Opel GT es un auténtico coche de ensueño y una referencia en la historia del automóvil. Diseñado por Erhard Schnell en el nuevo Estudio de Diseño de Rüsselsheim, el Opel GT era un fastback que, al igual que el slogan de su publicidad: “Nur Fliegen ist schöner… – Solo volar es más divertido…“, se ha convertido en un todo un clásico.
Su acogida fue tal que seis años después de los primeros bocetos y tres desde que la dirección diera luz verde al proyecto, el Opel GT pasó a ser un coche de producción. Curiosamente, no se produjo en la factoría de Rüsselsheim, pues su producción prevista de 20.000 unidades al año era demasiado pequeña para esta planta.
Tras algunos proyectos conjuntos anteriores, los carroceros de Chausson y Brissoneau & Lotz, en Creil (Francia) eran ya unos socios fiables y la compañía francesa llevó a cabo los trabajos de estampación, soldadura, pintura y equipamiento interior del Opel GT, antes de mandar de nuevo los coches a Rüsselsheim para acoplar finalmente las suspensiones, los frenos, el motor y la transmisión.
El modelo de producción empleaba componentes mecánicos del contemporáneo Opel Kadett B y los propietarios podían optar por dos mecánicas, ambas de tracción trasera: un bloque de 1.1 litros de cubicaje y 60 CV -también procedente del Kadett- o un propulsor de 1.9 litros y 90 CV proveniente del Rekord. Con estas cifras, el GT 1900 fue muy popular gracias a una velocidad máxima de 185 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos.
Para la transmisión se ofrecía una caja de cambios manual de cuatro velocidades y un cambio automático de tres relaciones, aunque esta última fue más popular al otro lado del Charco.
En cuanto a su diseño, como ya os he comentado, la carrocería definitiva fue muy diferente al concept presentado en 1965 en la cita germana, pero este poseía un aspecto todavía más atlético. Por ejemplo, el capó era más largo, con el voladizo delantero más corto. Los musculosos abultamientos para el sistema de admisión permitieron hacer un capó más bajo, al tiempo que los faros cuadrados del Experimental GT fueron reemplazados por seductores “ojos”, que le daban al coche una imagen aún más inconfundible.
El coeficiente aerodinámico se mejoró sin perjudicar por ello a la carga aerodinámica, a fin de tener buena estabilidad a alta velocidad. Eso sí, a causa de ello, los prototipos del Opel GT nunca pudieron circular ocultos a la prensa, pues su excitante silueta “hacía inservible cualquier camuflaje”. Para el interior tampoco se escatimó en deportividad, con unos asientos de tipo baquet, un volante de tres radios y unos relojes de instrumentación redondeados.
Gracias a ello y a su bajo centro de gravedad, su rígida carrocería y su dinámico chasis, el GT fue una base ideal tanto para los clientes más exigentes como para la competición. Cabe destacar los GT preparados por Conrero que triunfaron en las carreras de resistencia; el GT eléctrico fabricado por el Dr. Georg Von Opel, nieto del fundador de la marca, que logró varios récords (uno de ellos a 189 km/h); y el Opel GT diésel que logró en 1972 dos récords mundiales y 18 récords internacionales.
Es importante señalar también que en 1969 se dio a conocer en el Salón Internacional del Automóvil (IAA) de Frankfurt el Aero GT convertible, un modelo que lucía un seductor cristal trasero escamoteable eléctricamente y un techo Targa desmontable, aunque desafortunadamente sólo era un estudio de diseño. Ya en 1973, la producción del Opel GT llegaba a su fin con 103.463 unidades fabricadas, no existiendo una nueva generación hasta 36 años después.