Uno de los sistemas de seguridad más importantes que equipan los coches son las luces. Aunque no lo veamos como un elemento de seguridad activa, porque es algo que siempre ha estado en los coches, sin duda una buena iluminación facilita muchísimo la tarea de conducir en horas nocturnas. En este sentido, los faros de los coches han ido evolucionando, y del xenón, hemos avanzado a sistemas de LED o incluso de tecnología láser para garantizar una óptima iluminación.
El hecho de poder equipar luces direccionables, que hagan que la luz acompañe en las curvas, también contribuye a aumentar la seguridad durante la conducción, y es en este ámbito en el que Opel ha estado trabajando para ofrecer su tecnología de seguimiento ocular, con la que los movimientos de ojos del conductor controlan la dirección e intensidad del haz de luz. Básicamente se trata de llevar el concepto de los cascos que se usan en las minas, que llevan una linterna que emite luz hacia donde estemos mirando, pero aplicado a un coche.
En un primer momento esta idea se desarrollo de una manera sencilla, para que pudiera aplicarse en los modelos producidos en serie. Por esto, comenzaron usando una simple webcam en el interior del coche, que apuntaba a la cara el conductor y escaneaba puntos importantes como los ojos o la nariz para detectar movimientos y la línea de visión del conductor. El sistema recogía esta información y alineaba los proyectores de los faros del vehículo con la linea de visión del conductor.
Fue un buen comienzo, y se conseguía el propósito, pero de una manera algo lenta, por lo que era necesario que el proceso de recoger los datos de la visión del conductor y en base a eso, colocar el haz de luz fuera más rápido y directo. Para ello, este sistema de seguimiento ocular de Opel, emplea ahora una cámara equipada con sensores infrarrojos periféricos y fotodiodos centrales que permiten escanear los ojos del conductor más de 50 veces por segundo. El procesamiento y transmisión de los datos es mucho más fluido, por lo que los actuadores de los faros reaccionan de manera instantánea para hacer los ajustes tanto verticales como horizontales.
Llegado a este punto, muchos estaréis pensando que hay un problema en este sistema, y es que los ojos del conductor saltan de forma natural e inconsciente de un punto focal a otro, por lo que si los faros siguen todos los movimientos oculares, se moverían de forma errática, pudiendo deslumbrar a otros usuarios de la vía. Para evitar esto, el sistema cuenta con un sofisticado algoritmo de retardo que garantiza un movimiento adecuadamente fluido para el haz de luz.
Incluso si el conductor se distrae momentáneamente y deja de mirar la carretera que tiene por delante, la iluminación se proporciona siempre en el sentido de la marcha. Eso es debido a que la luz de cruce de los faros se programa para asegurar un grado mínimo de iluminación adecuada.