Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.8
Notable
Situar al Mercedes-Benz GLB dentro de la gama alemana es sencillo por su denominación. Este modelo de diseño poderoso con voladizos cortos y rasgos de todoterreno busca atraer al público que quiere un SUV, pero con la practicidad de un monovolumen. Ofrece abundante espacio, la posibilidad de incorporar cinco o siete plazas, un generoso maletero y una amplia oferta mecánica que vas de los 136 a los 306 CV de potencia.
El Mercedes-Benz GLB posee los atributos más destacados de la actual generación de automóviles compactos del fabricante alemán, como los motores de cuatro cilindros, los sistemas de asistencia a la conducción, el sistema de infoentretenimiento MBUX y el innovador control de confort ENERGIZING. Además, pese a sus dimensiones, ofrece abundante espacio.
En su día el trabajo de los ingenieros en el diseño del nuevo Clase B fue notable. Se trataba de que no pareciese un monovolumen, con el objetivo de atraer al público familiar que estaba emigrando hacia el segmento SUV compacto. No podemos decir que no lo consiguieran, pero ni siquiera eso ha evitado que haya una especia de variante crossover del modelo.
El GLB no es una versión en formato SUV del Clase B como tal, pero trata de asemejarse a este en atributos. Su finalidad es atraer al público que quiere un SUV sí o sí, jugando con una gran baza respecto al monovolumen de la estrella: la posibilidad de incorporar una tercera fila de asientos, ofreciendo adicionalmente más espacio y soluciones interesantes de modularidad.
Si hablamos de rivales directos para el Mercedes-Benz GLB -con posibilidad de equipar 7 plazas-, hemos de fijarnos en modelos como el Škoda Kodiaq, el Honda CR-V, el Land Rover Discovery Sport, el DFSK 580, el Mitsubishi Outlander, el Volkswagen Tiguan Allspace, el Peugeot 5008 o el Nissan X-Trail. De todos ellos, el Mercedes-Benz es el más caro.
Diseño exterior
El diseño del Mercedes-Benz GLB difiere sensiblemente del mostrado por la marca en el resto de su gama compacta. El GLB apuesta por un diseño más cuadrado de aristas redondeadas, con algunos trazos propios y una mayor personalidad en su conjunto. El exterior se muestra robusto y tecnológico, especialmente gracias al avanzado diseño del frontal.
Éste queda caracterizado por el marcado capó y los faros LED High Performance de serie (MULTIBEAM LED en opción) de diseño propio. Las ópticas delanteras lucen un diseño cuadrado, en lugar de afilado, presumiendo de un inserto cromado y luces de circulación diurna doble, lo que asegura una presencia que fascina y emociona a la vez.
La llamativa calandra diamantada del paquete AMG con la estrella, tras la que se integra el ya conocido AIRPANEL de dos piezas de serie, se presenta con una gruesa lama central en color plata que subraya la presencia firme del vehículo. En el extremo inferior vemos una nueva toma de aire central y dos falsas entradas en los extremos.
No faltan los sensores de aparcamiento delanteros y, en esta unidad, la línea AMG exterior que dota al GLB de unos paragolpes y unas taloneras más prominentes y deportivas que en el acabado Progressive. Si buscas un toque más dinámico, lo cierto es que, pese a tratarse de un crossover familiar, el toque deportivo de este paquete no le sienta nada mal.
En la vista lateral, la mayor distancia entre ejes que el Clase B (+100 mm) y una marcada línea de carácter en los laterales aumentan visualmente su longitud. En total, hablamos de 4.63 metros de largo, 1.83 metros de ancho y 1.66 metros de alto. La batalla mide 2.829 mm, la vía delantera 1.605 mm y la vía trasera 1.606 mm. El coeficiente aerodinámico Cx es de 0,3.
La superficie acristalada es también mayor –lunas traseras tintadas– y los espejos retrovisores plegables eléctricamente de manera opcional integran los intermitentes. En esta unidad los cromados se sustituyen por el negro gracias al Paquete Night, lo que le resta algo de elegancia, pero le da un toque todavía más deportivo al conjunto.
La superficie de las puertas es totalmente limpia de ornamentaciones salvo en su extremo inferior, donde una protección plástica recorre todo el borde de la carrocería. Los pasos de rueda quedan bien marcados y en ellos apreciamos unas llantas de 19 pulgadas que están calzadas con neumáticos Pirelli P Zero en medidas 235/50 R19 99W.
Los marcados hombros, así como las ópticas integradas a media altura de la zaga, de estructura modular y divididas en dos secciones por el portón, acentúan visualmente la anchura del modelo, a la vez que resaltan de forma notoria la personalidad del GLB. Las rectangulares luces traseras también ofrecen tecnología LED en sus funciones.
Sobre el techo encontramos barras longitudinales y un techo panorámico eléctrico practicable opcional.
El toque deportivo final lo ponen los aletines negros en los laterales de la luna posterior, un sutil spoiler sobre la zaga que integra la tercera luz de freno y un paragolpes redondeado en el que la protección plástica que bordea la carrocería toma todo el protagonismo, pues integra un prominente difusor y un embellecedor cromado con dos salidas de escape.
Tampoco faltan en la vista posterior los catadióptricos, la cámara de marcha atrás y los sensores de aparcamiento traseros. Hay disponibles adicionalmente un paquete de aparcamiento con ayuda activa, un paquete de aparcamiento con cámara de 360° y enganche para remolque incluyendo ESP con sistema de estabilización de remolque.
Diseño interior
La auténtica revolución del Mercedes-Benz GLB llega en el interior, donde encontramos una tremenda habitabilidad con hasta 7 asientos y en el que la tecnología se ha apoderado del salpicadero. El habitáculo propone una nueva definición del vanguardismo y la modernidad y una de las claves de la singular arquitectura es la configuración del tablero de instrumentos.
En términos de calidad, ya sabéis que en los últimos años se ha criticado a la firma de la estrella por la ausencia de materiales y acabados premium, pero en esta nueva generación de modelos compactos el conjunto mejora bastante este sentido, con una parte superior totalmente forrada y un tacto de los materiales y los botones muy agradable.
En las partes bajas se mantienen los plásticos rígidos, al tiempo que se abusa del odioso y poco práctico Piano Black, muy sucio y tendente a los arañazos. Por su parte, la iluminación de ambiente cuenta con una gama de 64 tonalidades diferentes, con una acentuación de los aspectos emotivos de la iluminación, creando así un nuevo referente en este segmento.
Son buenos también los ajustes y, sobre todo, la sensación visual de calidad, pudiéndose optar por un total de 13 tapicerías y cuatro opciones de molduras que incrementan el empaque. A pesar de ello, en la consola central y el salpicadero aún quedan algunos elementos que crujen al presionar sin necesidad de ejercer excesiva fuerza sobre ellos.
Otro aspecto que destacar es la gran ergonomía del conjunto. Una vez en el puesto de conducción, situado en una posición relativamente baja, las manos se posan en un volante de tacto y grosor agradable que cuenta con todos los controles necesarios para utilizar ambas pantallas del salpicadero. Puede ser calefactado de manera opcional.
Tras este encontramos la pantalla de la instrumentación y también está disponible un Head Up Display. Todas las pantallas son extremadamente personalizables y están disponibles en dos dimensiones. En este caso vemos el más completo, con dos visualizadores de 10,25 pulgadas y el sistema multimedia MBUX, que abre una nueva era en Mercedes me Connectivity.
Una característica única de este sistema es su capacidad de aprender gracias a la inteligencia artificial, de forma que MBUX puede personalizarse y adaptarse al usuario. Es potente, accesible, conectado y más intuitivo que nunca, gracias esencialmente al uso del brillante sistema de reconocimiento de voz natural que indudablemente es el mejor del mercado.
El sistema está conectado a la nube e incluso reconoce expresiones comunes, lo que lo convierte en un sistema sensacional. Entre las características no faltan una interfaz de diseño sencillo y vistoso, un asistente personal capaz de aprender de nuestros gustos y órdenes o una pantalla táctil capacitiva capaz de permitirnos interactuar con ella como la de un smartphone.
Por otra parte, con la nueva generación del sistema de infoentretenimiento MBUX se inicia también una serie de servicios nuevos y mejorados que van más allá, como la posibilidad opcional de compartir tu coche entre particulares o las funciones de navegación basadas en la comunicación Car-to-X.
Esto hace referencia a la información transmitida de un vehículo a otro sobre circunstancias registradas por los sensores, como una frenada de emergencia o comunicaciones manuales del sistema transmitidas por el conductor como un accidente.
Es importante señalar que el sistema de navegación no tiene por qué pedirse fábrica, sino que puede activarse a posteriori. Además, se ofrece con realidad aumentada y hay 8 perfiles de conducción (configurables desde el smartphone e importables de un vehículo a otro) con 15 posibilidades de configuración dentro de cada uno.
Las salidas de aire redondas y la tira de botones para las funciones de climatización -entre otros- le dan un toque visual muy acertado.
Tampoco faltan la localización del vehículo, la localización de plazas de aparcamiento incluso en la calle y una alerta en caso de que el vehículo haya sido golpeado o remolcado mientras está aparcado. Como veis, un sistema de lo más completo, aunque personalmente tendría un poco de miedo a que mi coche sepa tanto sobre mí y me escuche constantemente.
En términos de habitabilidad y, gracias a la disposición transversal del motor, el GLB ofrece más espacio para las piernas y maletero que un GLC o un Clase B, pero el primero es más ancho y, el segundo, tiene mayor altura para la cabeza. Adicionalmente, ofrece un acceso sencillo a la segunda fila de asientos, con un notable ángulo de apertura de las puertas.
Atrás viajarán muy cómodos dos adultos, pero la plaza central queda restringida a un uso esporádico por las clásicas limitaciones de anchura, espacio para las piernas y mullido a causa del reposabrazos central. Los asientos de la segunda fila se pueden desplazar longitudinalmente 140 mm y tienen unos respaldos con varios ajustes de inclinación.
Por otra parte, en los asientos se incorporan equipos de confort de los segmentos de gama alta: para las plazas delanteras se ofrecen opcionalmente, además de los ajustes eléctricos y la memoria para conductor y acompañante, la calefacción, la climatización, el apoyo lumbar y el paquete de asientos multicontorno con función de masaje.
En el GLB se puede elegir entre dos tipos diferentes de asientos delanteros: los de confort que son de serie, muy cómodos, pero con un agarre limitado, sobre todo en la banqueta; y los asientos deportivos, que no integran los reposacabezas como en los Clase A y CLA, pero ofrecen gran agarre lateral, lo cual me parece más acertado.
Respecto a la tercera fila de asientos, únicamente es recomendable para niños o adultos de baja estatura, más concretamente de menos de 1,70 metros. Es de las más pequeñas del segmento y muy similar a la del BMW Serie 2 Grand Tourer, pero ofrece anclajes ISOFIX para las sillitas de bebés menos voluminosas.
Además, el acceso es estrecho e irregular, así que requiere cierta agilidad. Lo bueno es que los ocupantes de la tercera fila de asientos podrán disfrutar de algunas comodidades como la iluminación, dos posavasos, cargadores USB y huecos portaobjetos. Los asientos son abatibles por separado y quedan enrasados con el piso del habitáculo cuando se pliegan.
En las versiones de 5 plazas, el maletero tiene una capacidad mínima de 570 litros y una máxima de 760 litros si se adelantan los asientos de la segunda fila (1.805 litros con los asientos abatidos -60:40-). En los 7 plazas, las medidas son 500 y 640 litros, respectivamente (1.680 litros con los asientos abatidos), con solo 130 litros cuando van todas desplegadas.
Esta cifra es superior a la que ofrecen el GLC y el Clase B, pero inferior a la de algunos rivales. El borde de carga queda a 730 mm del suelo, el portón puede ser eléctrico y las formas del espacio de carga son regulares, contando con iluminación (algo escasa). El piso tiene un doble fondo para guardar la cortinilla enrollable, pequeñas herramientas y el kit antipinchazos.
Motorización
La gama mecánica del Mercedes-Benz GLB es bastante amplia. Podemos ver cuatro opciones de gasolina y tres versiones diésel, aunque echamos en falta algún PHEV. En gasolina, la oferta parte con el GLB 180 de 136 CV (100 kW), seguido del GLB 200 con 163 CV (120 kW). Ambos están asociados a la caja automática de siete velocidades (7G-DCT) y a la tracción delantera.
En un escalón superior encontramos el GLB 250 con 224 CV (165 kW) que únicamente puede pedirse con el cambio automático de ocho relaciones (8G-DCT) y la tracción total 4MATIC. En la cúspide de la gama queda el poderoso Mercedes-AMG GLB 35 4MATIC con 306 CV (225 kW) de potencia, tracción total y cambio AMG SPEEDSHIFT DCT 8G.
La oferta diésel arranca con el GLB 200 d de 150 CV (110 kW), que está asociado al cambio automático de ocho relaciones (8G-DCT) y puede pedirse con tracción delantera o total 4MATIC. El punto final a la gama de gasóleo lo pone el GLB 220 d con 190 CV (140 kW), disponible con tracción total 4MATIC y cambio automático de ocho relaciones (8G-DCT).
Todas las mecánicas cumplen con la normativa europea Euro 6d TEMP.
Para la prueba he optado por el GLB 200 de 7 plazas, equipado con un bloque de aluminio con dos árboles de levas en la culata, turbo, inyección directa e intercooler que, con 1.333 cm3 y cuatro válvulas, desarrolla una potencia de 163 CV (120 kW) a 5.500 rpm, todo ello asociado a un par máximo de 250 Nm a partir de las 1.620 rpm y hasta las 4.000 vueltas.
Esta mecánica ofrece una mayor potencia (+11%) que la de anterior generación a pesar de su menor desplazamiento, la culata en forma de delta para reducir el tamaño y el peso, la desconexión selectiva de cilindros, la tecnología NANOSLIDE para reducir la fricción, la inyección directa en el centro del cilindro y el filtro de partículas.
El bloque es de origen Renault-Nissan, pudiéndose encontrar bajo el capó de otros vehículos como los Clio, Captur y Mégane, Qashqai, X-Trail o ya en Mercedes en los Clase A, CLA…. En cualquier caso, es debidamente puesto a punto por los ingenieros de Mercedes-Benz y tanto los elementos periféricos como la centralita son del fabricante alemán.
En conjunto se siente bastante ágil y, asociado al suave y rápido cambio automático, la potencia es muy aprovechable, empujando enérgico cuando pisamos a fondo el acelerador. Lo cierto es que no necesitarás más potencia bajo el pie derecho en condiciones normales, aunque en la gama encontramos variantes más prestacionales y deportivas.
La respuesta del acelerador es buena en el modo Comfort y, especialmente, en el modo Sport, percibiéndose un cambio notable entre ambos modos. El modo ECO, por su parte, merma de forma notoria las prestaciones del GLB, lo que lo hace adecuado para moverse en ciudad. Además, cuenta con Start/Stop y un modo Individual personalizable.
Este motor de gasolina resulta más refinado y es más agradable de conducir que las opciones diésel.
Para que os hagáis una idea, con estas cifras de potencia el Mercedes-Benz GLB 200 7G-DCT de 7 plazas es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9.1 segundos, recuperando de 80 a 120 km/h en torno a los 6.9 segundos y alcanzando una velocidad máxima de 207 km/h. En carretera el motor gira a unas 2.000 rpm a 120 km/h en séptima velocidad.
No son unas prestaciones de infarto, pero sí razonables para practicar una conducción normal. Además, los consumos no se disparan en exceso ni son especialmente sensibles a los cambios de ritmo. La marca homologa 7.0 litros en ciclo combinado, pero en una conducción real estaremos en torno a 7.2 litros en carretera y por encima de 8.5 litros en ciudad.
La media tras la semana de pruebas fue de 8.1 l/100 km. El depósito de combustible tiene una capacidad de 52 litros, lo que garantiza una buena autonomía. Cabe mencionar que, durante una conducción normal, el cambio de doble embrague sube de marcha en el entorno de las 2.000 vueltas. No me gusta tanto la palanca, fabricada en un plástico muy poco vistoso.
Por último y, respecto al mencionado cambio automático 7G-DCT, este se muestra tan suave y rápido como es habitual en la marca. Muestra un funcionamiento rápido cuando jugamos con las levas solidarias con el volante y no se presenta extremadamente intrusivo cuando forzamos los cambios, aunque no es un modelo enfocado a una conducción deportiva.
Ficha técnica
Version | GLB 200 - 4 cilindros en línea |
---|---|
Cilindrada | 1.333 cm³ |
Potencia | 163 CV (120 kW) @ 5.500 rpm |
Par | 250 Nm @ 1.620 - 4.000 rpm |
Peso | 1.560 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.634 /1.834 / 1.662 mm |
Volumen Maletero | 500 - 640 (130 - 1.680) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 9,1 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 6,9 segundos |
Velocidad máxima | 207 km/h |
Consumo homologado | 7,0 l/100 km en ciclo combinado |
Emisiones CO2 por km | 160 g/km de CO₂ (Euro 6d) |
Precio de partida | 44.162 euros (este motor sin descuentos ni extras) |
Comportamiento
A nivel dinámico, el Mercedes-Benz GLB es muy similar al GLC, aunque da la impresión de estar un pelín más enfocado al confort de los pasajeros. Esto es especialmente apreciable en el tarado de las suspensiones, a mi juicio demasiado blando incluso en el modo de conducción más deportivo. Por ejemplo, un GLC se muestra más firme, sin ser incómodo.
También se nota en que el GLB comparte plataforma con los Clase A, CLA Coupé y CLA Shooting Brake. De ellos también difiere en comportamiento por su enfoque familiar, resultando menos ágil y directo que éstos. Por el contrario, cabe destacar respecto a estos modelos la visibilidad en todos los ángulos, sobre todo a través de la generosa luna delantera.
A pesar de poder equipar múltiples asistentes a la conducción que nos facilitan la tarea en lugares estrechos, es de agradecer la buena visibilidad para maniobrar, lo que se complementa con unas medidas razonables y un diámetro de giro que se detiene en 11,7 metros entre paredes. Destaca también en la urbe el asistente de frenado activo con funciones ampliadas.
Es importante señalar que dicho asistente es de serie y, en función de la situación, este equipo puede ayudar eficazmente a evitar una colisión por alcance con vehículos precedentes que circulan a menor velocidad o están parados, e incluso con peatones o ciclistas que atraviesan la calzada, o al menos a reducir las consecuencias de un accidente.
En materia de confort, es reseñable su comportamiento suave y exento de vibraciones (especialmente con los motores de gasolina) durante la conducción, con una calidad de rodadura y una insonorización muy buenas. Se ha logrado un gran aislamiento acústico que no te costará apreciar en autopista o al atravesar zonas urbanas con mayor ajetreo.
El tren de rodaje de serie del GLB es bastante bueno, ya que aúna cierta agilidad -sin destacar por ello- con un nivel de confort por encima de la media. En función del modelo y de la configuración básica es posible elegir entre varias opciones, entre ellas un tren de rodaje deportivo de altura rebajada (AMG) y un tren de rodaje con amortiguación adaptativa.
La suspensión delantera es de tipo McPherson y para el eje posterior se apuesta por un multibrazo. Como he comentado, su puesta a punto está enfocada al confort, por lo que, a la hora de aventurarse rápido por tramos de curvas, no tardará en aparecer el carácter subvirador del GLB, con reacciones nobles, pero bruscas por la entrada en acción de las ayudas.
La dirección de asistencia eléctrica guía con precisión las ruedas y goza de suficiente rapidez para que podamos enlazar curvas con cierta agilidad, pero no es ni informativa ni natural y, cuando aumentamos el ritmo, llega un momento en el que no tenemos muy claro lo que ocurre en el eje delantero. En todo caso, siempre encontraremos reacciones seguras.
Está claro que donde más disfrutarás de la dirección es en ciudad y en autopista, donde muestra un mayor peso.
Fuera del asfalto, el Mercedes-Benz GLB no goza de unas capacidades off road despampanantes, ni siquiera en su versión 4×4, pero sí que es capaz de hacer sus pinitos en caminos de baja dificultad o sobre superficies de baja adherencia si lo equipamos con unos neumáticos adecuados. Por ejemplo, puede ser útil para ir a esquiar.
El sistema de tracción integral dispone de tres diagramas característicos para controlar el embrague de discos de la tracción integral en función del modo de conducción seleccionado, reaccionando con flexibilidad a la situación de conducción en cada uno de los modos disponibles. En Eco/Comfort encontramos una distribución de 80:20 entre el eje delantero y el eje trasero.
En el modo Sport, esta relación es de 70:30. En el modo para todoterreno, en cambio, el embrague de discos de la tracción integral asume la función de un bloqueo longitudinal, y la distribución básica de la fuerza es equilibrada, 50:50. El paquete técnico Offroad incluye un programa adicional de conducción que adapta el despliegue de potencia del motor y la regulación del ABS.
Por último, hay que mencionar que el GLB puede equipar opcionalmente los sistemas de asistencia a la conducción más avanzados, que actúan en cooperación con el conductor. Gracias a ello ofrece el nivel más alto de seguridad activa en su segmento, además de algunas funciones reservadas hasta hace relativamente poco a la Clase S.
Al mismo tiempo, utiliza los datos de los mapas de carreteras y de navegación para las funciones de asistencia. De ese modo, el asistente activo de distancia DISTRONIC, puede ayudar al conductor en muchas situaciones y adaptar cómodamente la velocidad del vehículo, por ejemplo, en curvas, cruces o rotondas, en función del trazado de la ruta prevista.
A ello se añaden el asistente activo de parada de emergencia y un asistente activo para cambio de carril de funcionamiento muy intuitivo, aunque bastante intrusivo de serie, pues actúa sobre el ESP -frenando las ruedas- en lugar de sobre la dirección. Al circular por carreteras secundarias muchas veces resulta molesto, porque te asusta.
Equipamiento y precio
El equipamiento de serie para el Mercedes-Benz GLB en España contempla la alerta de cambio de carril involuntario, sensor de lluvia, arranque por botón, selector de modos de conducción, lector de señales de tráfico, faros Full LED, pilotos traseros LEDs, parrilla efecto diamante, llantas de aleación de 18 pulgadas y espejos térmicos.
También de serie son el climatizador de dos zonas, pack iluminación interior, tapizado mixto tela/piel, banqueta posterior abatible en tres partes, portón trasero automático con EASY-PACK, línea Progressive, función de Car Sharing , freno de mano eléctrico, cámara de marcha atrás, ordenador de viaje, encendido automático de luces y cuatro elevalunas eléctricos.
Adicionalmente hay toda una serie de paquetes opcionales y un extenso listado de extras para que cada cliente pueda equipar el crossover compacto a su gusto, pero es importante tener en cuenta que la gran mayoría tienen un precio elevado y pueden incrementar la factura hasta límites insospechados.
Adicionalmente, la firma de la estrella ofrece varias líneas de acabado para el Mercedes-Benz GLB, los denominados Progressive y AMG Line. En España, los precios recomendados para la gama del Mercedes-Benz GLB 2020 sin descuentos ni promociones son los siguientes:
Modelo | Potencia | Precio |
GLB 180 7G-DCT | 136 CV (100 kW) | 40.150 € |
GLB 200 7G-DCT | 163 CV (120 kW) | 43.125 € |
GLB 250 8G-DCT 4MATIC | 224 CV (165 kW) | 55.625 € |
Mercedes-AMG GLB 35 4MATIC | 306 CV (225 kW) | 67.025 € |
GLB 200 d 8G-DCT | 150 CV (110 kW) | 43.450 € |
GLB 200 d 8G-DCT 4MATIC | 150 CV (110 kW) | 45.775 € |
GLB 220 d 8G-DCT 4MATIC | 190 CV (140 kW) | 47.800 € |
- Prestaciones más que suficientes para la mayoría de los usuarios.
- El interior es tecnológico, ergonómico y muy espacioso, salvo en anchura para la segunda fila.
- Fuerte carga tecnológica, especialmente en materia de asistencia a la conducción, con sistemas propios de segmentos más altos como la conducción autónoma.
- Gran confort, aislamiento y calidad de rodadura, por encima de la media.
- La fluidez, la interfaz y el funcionamiento del sistema MBUX es sensacional, al igual que el del sistema de reconocimiento de voz natural, inmejorable.
- Posibilidad de contar con hasta 7 plazas en unas medidas contenidas.
- Precio de partida elevado sin descuentos, con algunos opcionales caros.
- A pesar de la buena sensación visual y al tacto, algunos ajustes y plásticos no son dignos de un modelo premium.
- Abuso del Piano Black y de las pantallas: son sucios, provocan reflejos, son sensibles a los rasguños y parecen atraer al polvo constantemente.
- Las tomas USB son USB-C, lo que obliga a muchos usuarios a tener un adaptador.
- Consumos sensiblemente elevados incluso sin ir cargado.
- Tercera fila de asientos con acceso limitado y poco espacio, solo aptas para niños o adultos de menos de 1,70 metros de altura poco corpulentos.