Hoy hablamos del Toyota Camry híbrido, un modelo que brilla en prácticamente todos los aspectos. No es casualidad que el Camry haya ganado innumerables premios y distinciones desde que salió a la venta por primera vez en 1982. En la actualidad, se vende en más de 100 países en todo el mundo, con un total de más de 19 millones de unidades hasta la fecha.
Se trata de un modelo apreciado por su diseño, comodidad, seguridad y tecnología. Y ojo, porque las mejoras que llegaron al modelo americano también han llegado a Europa en 2021. El Toyota Camry trata de cubrir las necesidades de los usuarios y empresas que buscan una berlina media en Europa y lo hace con una motorización híbrida como única alternativa.
Presenta una oferta de acabados muy completos que lo convierte en una de las berlinas más equilibradas e interesantes que se pueden adquirir en España. Sin embargo, nunca será un superventas como el RAV4 híbrido. No lo será por su precio, tamaño y, sobre todo, concepto de berlina clásica tradicional, un tipo de carrocería que hoy día no está de moda.
El Camry se conforma con conquistar a unos cientos de clientes que buscan una opción más tradicional sin prescindir de las ventajas de la etiqueta ambiental ECO que lleva de serie. Gracias a ella, su único rival directo es el Ford Mondeo Híbrido, menos potente y más barato, pero menos espacioso. Otras opciones son los Mazda6, Renault Talisman o Škoda Superb.
Diseño exterior
El Toyota Camry se caracteriza por aunar en sus trazos una línea elegante y dinámica como la que podemos encontrar en el Lexus ES. El modelo 2021 cuenta con un nuevo paragolpes delantero, así como remozadas rejillas superior e inferior que agregan más dinamismo, mejor apariencia y una postura más amplia. La parte central se extiende del capó al paragolpes.
Se entrelaza con las esquinas del parachoques para crear un área frontal baja, amplia y audaz. Las barras inferiores de la parrilla se extienden hacia los lados enfatizando la postura amplia y decidida del vehículo. La rejilla inferior está disponible en acabado negro o gris oscuro, mientras que el adorno lateral de la rejilla puede tener un acabado cromado o plateado.
La parrilla está flanqueada por unos faros con tecnología Full LED que presumen de un diseño audaz y nueva iluminación diurna. Tienen ajuste automático de luces largas/cortas. La parte inferior del frontal parece estar aún más esculpida gracias a la forma del splitter integrado en la parte baja del paragolpes. Los faros antiniebla se ubican en el extremo inferior.
Pese al afilado diseño de algunos de los elementos característicos, las líneas del nuevo Camry son realmente fluidas y se desplazan hacia el techo a través de un capó ligeramente abultado, lo que hace que el aire pase por los faros, las aletas y sea dispersado por los aerodinámicos retrovisores, que incorporan intermitentes LED y son eléctricos de serie.
El capó desemboca en una amplia luna que trasmite su curvatura al arqueado techo del vehículo.
Visto de perfil, el Camry transmite el dinámico diseño del frontal hacia la parte trasera a través de un lateral fluido. La superficie de las puertas queda libre de ornamentaciones y las lunas posteriores son tintadas para darle un toque de elegancia al conjunto. Los marcados pasos de rueda esconden unas llantas de 18 pulgadas en este acabado (17” en acabado Advance).
Están calzadas con neumáticos Dunlop SP Sport Maxx 050 en medidas 235/45 R18 94Y que ofrecen buen confort y agarre. En dimensiones, el Toyota Camry alcanza los 4.88 metros de largo, 1.84 metros de ancho y 1.44 metros de alto. La batalla asciende a 2.825 mm y los anchos de vía delantero y trasero miden 1.580 mm y 1.605 mm, respectivamente.
Si echamos una mirada a la zaga observamos que tiene un aspecto claro y nítido, con luces LED que envuelven los paneles traseros generando una elegante línea continua desde cualquier ángulo. El paragolpes se mantiene discreto y en el difusor encontramos una cola de escape que, junto al sutil spoiler del maletero, le da un toque deportivo al conjunto.
Visto desde arriba, el Camry luce una antena de tipo aleta de tiburón, pero no se ofrece un techo solar. Disponemos de un total de seis colores para la carrocería, con tonos clásicos y diversos acabados: sólido, perlado y metalizado. En este caso tenemos un Gris Metalizado. Opcionalmente, en el exterior podemos equipar algunos accesorios de protección.
Diseño interior
El interior del Toyota Camry destaca por habitabilidad para los pasajeros. Hay mucho espacio y podemos apreciar un plus de calidad respecto a modelos más básicos de la gama. Es cierto que se abusa del Piano Black en algunos elementos como la zona del climatizador bizona y que los plásticos abundan, pero también encontramos muchas superficies en material blando.
En términos generales el nivel de calidad es bueno y la sensación de solidez elevada, como suele ocurrir en Toyota. La única pega que podemos sacarle en este sentido es un diseño algo sobrio y un tacto frío de ciertos botones. Adicionalmente encontramos nuevas tapicerías, asientos perforados para mejorar la ventilación de los mismos y nuevas molduras.
Tras el volante de agradable tacto, con levas y ajuste eléctrico, el Camry incorpora un cuadro de instrumentos tradicional para la tendencia del segmento. Al velocímetro y el potenciómetro redondos se une una pantalla central a color de buen tamaño que nos ofrece abundante información. Es sencilla de utilizar y no distrae con ornamentos innecesarios.
Por su parte, el sistema de infoentretenimiento se ve un tanto anticuado en manejabilidad y gráficos frente a la competencia, aunque ha mejorado con el lavado de cara. En conjunto, el sistema multimedia con pantalla de 9 pulgadas presenta un software y una respuesta de pantalla ligeramente más rápidos e incorpora Apple CarPlay y Android Auto.
La consola central alberga en su parte inicial un hueco portaobjetos escondido bajo la carga inalámbrica de smartphone, una solución práctica para guardar aquello que no queremos que se vea. Le siguen la palanca de cambios, algunos botones (freno de mano, modos de conducción, modo EV…), los posavasos y los controles para los asientos calefactados.
Más atrás hay un reposabrazos fijo que alberga una generosa guantera. Los asientos presentan un cómodo diseño y acolchado, con suficiente agarre lateral y ajustes eléctricos. La posición de conducción idónea es sencilla de encontrar, los cinturones pueden regularse en altura y la ergonomía está muy lograda.
En términos de habitabilidad, el Toyota Camry ofrece buen acceso a todas las plazas y en la segunda fila destaca el espacio para las piernas, solo superado por el Superb. La altura es también destacable para que personas altas viajen cómodamente. Despunta menos frente a los rivales en anchura, algo limitada para que tres adultos viajen cómodos mucho tiempo.
Si viajan dos adultos se sentirán como en una berlina de gran lujo tanto por espacio como por la posibilidad de controlar el sistema de sonido o la climatización independiente para esas plazas. Esto es algo poco habitual y hay que sumar la posibilidad de reclinar unos grados el respaldo, las cortinillas integradas en las puertas y la cortinilla posterior con manejo eléctrico.
El tapizado del maletero es sencillo y los ganchos de plástico, restándole algunos puntos.
El maletero cubica un total de 524 litros en el Luxury (524 litros en el resto, que son los que no tienen reglajes en los asientos de las plazas traseras). Podemos ampliar la capacidad abatiendo el respaldo de los asientos traseros. Las formas son regulares y la boca de carga suficientemente amplia, aunque el techo del maletero no está forrado.
Motorización Toyota Camry híbrido
A nivel mecánico, el Toyota Camry está equipado con un sistema híbrido autorrecargable de cuarta generación. Combina un motor de cuatro cilindros y 2.5 litros gasolina Atkinson de 178 CV (131 kW) a 5.700 rpm y 221 Nm entre las 3.600 y las 5.200 rpm; con un motor eléctrico más ligero, compacto y potente con 120 CV (88 kW) y 202 Nm de par.
Este sistema es el mismo que encontramos en los Lexus ES y RAV4 Hybrid (A25A-FXS) y ofrece una eficiencia térmica del 41%. Tiene un sistema de inyección doble (directa e indirecta) y distribución variable de control hidráulico para las válvulas de escape (VVT-i) y electrónico en las de admisión (VVT-iE). La tensión nominal del sistema híbrido es de 245 V.
La potencia total del sistema es de 218 CV (160 kW), lo que le convierte en una de las alternativas más prestacionales y también en una de las más ahorradoras. Sus cifras son suficientes para la gran mayoría de los usuarios, resultando notablemente más ágil que un Mondeo Híbrido e incluso que el Lexus ES, cuyas cifras de rendimiento son peores.
El Toyota Camry declara un 0 a 100 km/h en 8,3 segundos, una recuperación de 80 a 120 km/h en 5,4 segundos y una velocidad punta de 180 km/h. Adicionalmente, ofrece una respuesta inmediata al acelerador y mantiene velocidades de crucero elevadas en autopista sin esfuerzo, incluso yendo cargados. Quizás el único hándicap es el sonido de la mecánica.
Al volante tenemos la impresión de ir en un vehículo rápido, y lo es.
Si bien es cierto que el aislamiento está muy bien trabajado y el sistema híbrido de cuarta generación es más refinado, el sonido del motor es audible en el habitáculo cuando circulamos a alta velocidad y cuando aceleramos con ahínco para adelantar a otros vehículos o subir pendientes pronunciadas. Pese a ello, no resulta molesto y en ciudad va muy suave.
Mención especial merecen los consumos. La marca declara un combinado de 5.5 l/100 km, cifra que no es difícil rondar combinando ciudad, periferia y autopista. En carretera, el consumo durante la prueba se detuvo en 6.0 l/100 km, mientras que en ciudad nos movimos en torno a 4.6 l/100 km. La media tras la semana de pruebas fue de 5.7 litros a los 100 km.
El depósito de combustible tiene una capacidad de 50 litros, por lo que, si practicamos una conducción sosegada, la autonomía es buena. Como buen híbrido que es, una de sus mayores ventajas la aporta el poder beneficiarse del codiciado distintivo medioambiental ECO de la DGT. Respecto al cambio, Toyota mantiene la conocida caja CVT de variador continuo.
La razón es simple: es una transmisión más eficiente en su conjunto, pero al no tener un cambio de marchas fijas, al pisar enérgicamente el acelerador el motor se revoluciona en exceso y resulta un tanto molesto. Detrás del volante encontramos unas levas, pero estas no cumplen en absoluto su función, puesto que no encontramos marchas como tal.
En la consola central disponemos de un modo EV, pero la autonomía apenas supera los dos kilómetros, por lo que su uso es bastante limitado. También podemos encontrar tres modos de conducción a disposición del conductor: Eco, Normal y Sport, aunque las sensaciones no varían mucho en cada uno de ellos sobre la dirección y el acelerador.
Version | Electric Hybrid Luxury - 4 cilindros en línea + eléctrico |
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Cilindrada | 2.487 cm³ |
Potencia | 218 CV (160 kW) |
Par | N.D. |
Peso | 1.670 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.885 / 1.840 / 1.445 mm |
Volumen Maletero | 500 litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 8,3 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 5,4 segundos |
Velocidad máxima | 180 km/h |
Consumo homologado | 5,5 l/100 km en ciclo combinado |
Emisiones CO2 por km | 125 g/km de CO₂ (Euro 6) |
Pegatina de la DGT | Eco |
Precio de partida | 38.970 euros (este motor y acabado sin descuentos ni extras) |
Comportamiento Toyota Camry híbrido
El Toyota Camry es un coche concebido para largos viajes por carretera. Buena prueba de ello son la sensación de solidez que transmite, su aplomo cuando rodamos a velocidad de crucero y su buena insonorización interior, únicamente perturbada por el sonido del motor en aceleraciones intensas y el ruido aerodinámico al elevar la velocidad.
Eso sí, un Mondeo o un Superb quedan mejor aislado. En ciudad tampoco se siente incómodo, pero la visibilidad hacia los tres cuartos traseros es mejorable y sus dimensiones son generosas. Además, el diámetro de giro resulta algo limitado a la hora de maniobrar en espacios estrechos. Declara 11,4 metros entre bordillos y 12,2 metros entre paredes.
En el apartado dinámico, los ingenieros de Toyota han logrado un buen compromiso entre confort y agilidad. Gran parte de la culpa la tiene el conjunto de suspensiones -McPherson delantera y paralelogramo deformable detrás- que, si bien no ofrece tanta comodidad como en algunas berlinas alemanas, filtra bien las irregularidades del asfalto por su tarado blando.
Al aventurarnos por tramos de curvas, el Camry realiza eficazmente los cambios de apoyo, pero es perceptible que su enfoque es el confort en carretera. Varía ágilmente de trayectoria, aunque es una pena que la dirección se sienta tan poco informativa, no contribuyendo a generar una sensación de seguridad al conductor.
Aquellos que vayan a practicar una conducción tranquila y sosegada descubrirán que la dirección de asistencia eléctrica de esta berlina cumple de forma eficaz con su cometido. En términos generales, prácticamente ningún usuario tendrá pegas en este sentido. Además, resulta un vehículo extremadamente sencillo de conducir, con reacciones nobles y seguras.
También me ha parecido cómodo el sistema de frenos, no como ocurre en otros híbridos a causa de la frenada regenerativa. La única pega es el pequeño tirón al detenerse por completo. El tacto del pedal es bastante natural y fácil de dosificar. Monta discos ventilados de 328 milímetros de diámetro delante y discos macizos de 281 milímetros de diámetro detrás.
En materia de asistencias a la conducción y de seguridad, el Toyota Safety Sense es de serie en todos los acabados y cuenta con elementos mejorados. Incluye programador de velocidad activo, lector de señales de tráfico, frenada de emergencia en ciudad con detección de ciclistas y peatones, alerta y freno por invasión del carril contrario, aviso de tráfico cruzado trasero…
Equipamiento y precio
La gama actual del Toyota Camry contempla los acabados Business (empresas), Advance y Luxury. En el acabado de acceso encontramos faros LED, Apple CarPlay y Android Auto, llantas de aleación de 17”, sistema multimedia con pantalla de 7”, ordenador de viaje, espejos térmicos, freno de mano eléctrico, cuatro elevalunas y espejos eléctricos, bluetooth, USB…
El Luxury suma climatizador trizona, control de crucero adaptativo, alerta de cambio de carril, llantas de 18”, sistema multimedia de 9”, SmartBeam, lector de señales, navegador, tapizado en piel, asientos eléctricos y calefactables, volante eléctrico, cargador de móvil sin cables, cámara y sensores de aparcamiento, acceso sin llave y purificador de aire, entre otros.
El precio recomendado del Toyota Camry Electric Hybrid arranca en los 36.000 euros para el acabado Advance y 38.970 euros en el caso del Luxury (sin descuentos ni ayudas). La única opción disponible es la pintura metalizada, además de algunos accesorios. Frente a sus rivales el Camry sale bien parado, aunque la opción más equilibrada es la asociada al nivel Advance.
Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.7
Notable
Si estás pensando en adquirir una berlina de corte tradicional no dejes fuera de tus opciones el Toyota Camry Electric Hybrid. Destaca por su motor híbrido de buenas prestaciones y bajos consumos, con las ventajas de la etiqueta ECO. También es elegante, amplio, cómodo y está bien equipado por un precio bastante razonable para todo lo que nos ofrece.
Lo bueno
- Motor solvente y eficiente. Consumos razonables para las dimensiones y peso del conjunto, con una mecánica más refinada.
- Relación valor-precio, con abundante equipamiento de serie.
- Habitabilidad y espacio de carga.
- Etiqueta ambiental ECO, de la que presumen pocos rivales por este precio.
Lo mejorable
- El sistema de infoentretenimiento se queda algo atrás frente a algunos de sus rivales, al igual que la instrumentación.
- Solo hay una opción mecánica.
- El cambio CVT sigue sin terminar de convencernos por su funcionamiento y por el sonido que provoca en el motor al revolucionarlo.
- Diseño del interior sensiblemente sobrio y tacto frío de algunos botones, con abuso de Piano Black.